Por Victor Mejía Franco (*)
En declaraciones aparecidas en un diario local (24 Enero 07), bajo el título “Luz Verde a Construcción de Planta de Licuefacción”, “Camisea espera apoyo del BID”, sumilla “Presidente García y representantes de Perú LNG dicen que se trata del proyecto más importante del país”. Lamentablemente no aclaran si el proyecto es importante para el Perú, ó es para Chile. Porque los 1,500 millones de dólares que ese consorcio transnacional dice que invertirá en Pampa Melchorita (¿tan pronto aprobó su estudio de impacto ambiental?), están destinados a la exportación del gas de Camisea II a Chile, a menos que todavía “no sepan” a quién lo venderán.
Para ello necesitan que el BID les preste dinero para sacar el gas desde Camisea II y llevarlo hasta la planta de licuefacción, que dicen entrará en servicio en el año 2010. Ellos estiman que el proyecto exportador (¿saqueador?) total es de $ 3,800 millones de dólares. Por supuesto, el Presidente García está haciendo denodados esfuerzos para que el BID preste el dinero necesario y el aludido consorcio pueda cuanto antes llevarse todo lo que pueda, a cambio de la diminuta suma de 200 millones de dólares al año por concepto de regalías, canon e impuestos.
No sería nada raro que el Perú salga de fiador del préstamo ante el BID, para beneficiar ante todo los intereses de Chile, ya que de los del Perú nadie habla, quizá sigan arrinconados hasta el año de la pera. En efecto, dice García hipócritamente que entonces el Perú podrá ingresar a la industria petroquímica. ¿Cuándo?, ¿Con el gas que los chilenos se lleven? Porque si está hablando del gas que quede, lo primero que habría que hacer es un plan integral de desarrollo energético e industrial a base de gas para todo el Sur del Perú, con la obligatoria participación de las Regiones y de los Colegios Profesionales, y sólo después de haber planificado tal desarrollo, se sabría si queda gas disponible para exportar, asegurando previamente reservas estratégicas para los próximos años. Y si finalmente sobrara gas, su exportación no debería hacerse sin valor agregado como se está proponiendo ahora.
Lo más insensato de esta operación, es que al venderle a Chile gas natural barato en condición de materia prima, estaremos impulsando su desarrollo mientras postergamos el nuestro. Lo más serio es que le estaríamos regalando nuestra mejor carta para negociar la solución de los problemas que se vienen suscitando como resultado del expansionismo chileno. Ejemplos, que Chile cumpla con el Tratado de 1929 con relación a Arica y que asimismo reconozca y devuelva los 37,000 km2 de mar territorial que está ocupando contra la razón y la lógica. Y, otros temas que deben quedar bien esclarecidos antes que sigamos entregándole nuestro mercado a cambio de nada.
Ahora mismo se encuentra en conversaciones la pretensión chilena de conseguir gas y agua de Bolivia a cambio de una salida al mar. La propuesta chilena es ofrecerle a Bolivia un corredor en Arica, en abierto desafío al cumplimiento del Tratado de 1929 y burlando los derechos marítimos del Perú en las aguas fronterizas. Conseguiría además enemistar permanentemente a Bolivia con el Perú en razón de los innumerables conflictos que surgirían al poner en práctica el referido corredor fronterizo con mengua de la soberanía del Perú. Entregarle nuestro gas a Chile sería muy grave por sus implicancias geopolíticas y estratégicas y una fuente inagotable de perjuicios de toda índole para nuestro país, una verdadera traición.
Pero sin duda alguna, “Camisea” representa un gran proyecto “energético” para Chile, a la par que una vergüenza para el Perú.
Lima, Enero 2007
(*) Ingeniero mecánico