Por un modelo alternativo al liberalismo
Jorge Manco Zaconetti*
Por tercera vez el líder boliviano Evo Morales ha sido elegido como presidente de la hermana república del altiplano por una abrumadora mayoría, extraoficialmente con más del 60 por ciento de votos, lo que le permitiría controlar a través de su movimiento político el MAS (Movimiento de Afirmación Socialista) la mayoría parlamentaria en las dos cámaras del congreso boliviano, profundizando el proceso de transformación social desde un punto de vista nacional, popular y socialista, alternativo a las políticas liberales impuestas a nuestros países.
Un proceso iniciado desde fines del 2005 que se constituye en un camino a seguir en cuanto a la recuperación de la soberanía del estado sobre el uso y destino de sus principales riquezas como son los hidrocarburos, con una gran dosis de pragmatismo económico y una política de subsidios para “el buen vivir del boliviano de a pie”. Los mismos que son financiados por los mayores ingresos fiscales obtenidos por la exportación de gas hacia el Brasil y Argentina y una mayor participación estatal en la riqueza a partir de la llamada “nacionalización de los hidrocarburos”
Es más, mientras la mayoría de países de América Latina experimentan un retroceso en el crecimiento económico en el 2014, impactados por las menores tasas de crecimiento de la economía china, la recesión europea, y la débil recuperación de la economía norteamericana, Bolivia estaría encabezando la lista con un crecimiento superior al 5 por ciento para el 2014, y mantener dicho liderazgo en el próximo año.
Es decir, mientras la mayor parte de los países de la región retroceden en sus tasas de crecimiento económico medido por las variaciones del PIB como el Perú que cerrará el año con una tasa inferior al 3.5 por ciento, y su crecimiento dependería de la realización de los grandes proyectos mineros (Las Bambas, Toromocho, Constancia etc.)
Si bien el PIB global boliviano es de casi 30 mil millones de dólares mientras el del Perú es de 206.5 mil millones, es decir más seis veces con una población de 31 millones de habitantes mientras la boliviana no supera los 11 millones, los indicadores macroeconómicos tales como la tasa de crecimiento del PIB, la participación de la Balanza de Cuenta Corriente, que estima la balanza comercial, la balanza de servicios y los pagos por transferencia por los factores (renta del capital), el ahorro interno como porcentaje del PIB resultan favorables al país altiplánico.
A pesar de las cuestionadas nacionalizaciones de las empresas transnacionales ubicadas en los sectores estratégicos, como los hidrocarburos, electricidad, telecomunicaciones, que fueron satanizadas por la gran prensa internacional, el comportamiento de la economía boliviana resulta interesante, demostrando una mayor solidez ante un desplome de la economía mundial.
Así, entre el 2004 al 2013 según las estimaciones del Banco Mundial y FMI el crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) promedio anual ha sido de 4.9 por ciento, mientras los del Perú ha sido del 6.6 por ciento, Chile de 4.7 por ciento y Colombia de 4.8 por ciento.
Si bien el promedio de la variación de los precios de bienes y servicios estimados por el índice de precios (IPC) para medir la inflación promedio en el período 2004 al 2013 ha sido de 6.2 por ciento en Bolivia, en el Perú 2.9 por ciento y Chile de 3.4 por ciento, es evidente que una inflación del 6.2 por ciento es absolutamente manejable a pesar de los importantes subsidios que se otorgan a la población boliviana.
Sin embargo, la fortaleza de la economía boliviana frente a la peruana y chilena, al margen de su tamaño, es la participación del saldo de la balanza en cuenta corriente positiva en relación al valor de la producción (PIB). Así, para el período considerado el saldo en cuenta corriente en Bolivia es del 6.2 por ciento. Ello significa que la balanza comercial, la balanza de servicios y sobre todos los pagos de factores han capitalizado, y han favorecido a Bolivia, es decir, ha entrado a dicho país más capital en relación al que ha migrado.
Por el contrario para el Perú en el período considerado 2004-2013 el saldo de la balanza en cuenta corriente ha sido negativo en -1.1 por ciento, a pesar de la bonanza comercial en razón del boom de los precios de los minerales. Sin embargo cuando se suma la balanza de servicios y en especial los pagos por factores, es evidente que más capital migra como pago de factores al capital (remesa de utilidades) que el entra que al país en relación al valor de la producción (PIB).
En el período considerado de bonanza por los altos precios de los minerales e hidrocarburos, mientras Bolivia se capitaliza el Perú se descapitaliza en razón que el estado no controla ni tiene una mayor participación en la renta petrolera y minera, como sí lo tiene el estado boliviano.
Ello se expresa con mayor claridad en la participación del ahorro interno en Bolivia y Perú como participación del valor de la producción de bienes y servicios anual (PIB). Mientras en Bolivia el ahorro del estado, empresas y en menor medida de las familias, es en promedio del 24.5 por ciento del PIB con sus políticas “estatistas y populistas”, en el Perú esa tasa es de 22 por ciento del PIB, lo cual se infiere que en el período en referencia 2004/2013, Bolivia se ha capitalizado con un mayor ahorro interno en relación al Perú que ha aplicado “disciplinadamente” las desprestigiadas políticas del llamado Consenso de Washington”
Si bien se ha satanizado el “modelo populista a la boliviana” en relación a las supuestas bondades del modelo liberal del Perú hoy en franco retroceso y crisis, el grado de apertura de la economía del país altiplánico es superior a la peruana. Sirva para ello, el indicador “apertura comercial”, es decir la suma de las exportaciones e importaciones como porcentaje del PIB.
Si bien el rubro principal de exportación está constituido por las exportaciones de gas natural hacia el Brasil y Argentina, también el país altiplánico exporta minerales y soya, e importa maquinaria, insumos y bienes. En tal medida, el grado de apertura de Bolivia a pesar de su carácter mediterráneo, es superior al alcanzado por el Perú. Su grado de apertura es del 66 por ciento en relación a su PIB y en el caso peruano a pesar de los múltiples tratados de libre comercio firmados es del 48 por ciento del PIB.
Por último la solidez de sus cuentas fiscales queda refrendada por la participación de las reservas brutas como porcentaje del PBI. Mientras en Bolivia es del 48.4 por ciento del PBI en nuestro país es 31.2 por ciento, todo ello a pesar del discurso antiimperialista y anticapitalista de Evo Morales.
EPÍLOGO
Los indicadores económicos y sociales de Bolivia, uno de los países económicamente más atrasados ocupando el puesto número 108º de los 187 países a nivel mundial, están resumidos en el cuadro en referencia, y se reconoce que en los dos períodos de gobierno de Evo Morales se ha verificado una significativa reducción de la pobreza, donde al 2013 el 17 por ciento de su población estaría considerada como pobre al tener ingresos diarios menores a los US$ 2.50, en esta disminución de la pobreza los ingresos provenientes de la explotación de los hidrocarburos han financiados los subsidios y los diversos programas sociales.
El carismático Evo Morales elegido mediante elecciones democráticas en tres períodos consecutivos será el gobernante de mayor duración de la historia boliviana, uno de los países más inestables del mundo donde en promedio de los más de 180 gobernantes la duración promedio ha sido de un año.
Será evidente que al margen de criterios racistas, ideológicos y políticos, después del mariscal Santa Cruz, de los gobiernos del MNR de Paz Estenssoro, de la dictadura de Banzer será el gobernante que tendrá más años en la responsabilidad de dirigir los destinos del país altiplánico, profundizando las reformas económicas y sociales que demanda su país.
Desde nuestro punto de vista Bolivia está señalando el camino a seguir en relación a la recuperación de la soberanía de la Nación sobre los recursos naturales mineros e hidrocarburíferos en contra de los intereses transnacionales y de los grupos de poder nativos. En segundo lugar, una sustantiva mejora de los ingresos fiscales supone y exige elevar la participación del estado en la explotación de los recursos naturales (mineros, pesqueros, e hidrocarburíferos). En tercer lugar, la necesidad de la unidad más amplia de los sectores populares, nacionalistas, socialistas, apristas, demócratas para transformar el Perú “sin calco ni copia”
(13 Octubre del 2014)
*Investigador UNMSM)