Javier González Sánchez *
La isla de El Hierro, en España, ha desarrollado un sistema de energías renovables que puede permitirle ser autosuficiente en poco más de un lustro. El presidente de Cabildo Insular, Alpido Armas, afirma que este proyecto es solo el principio de un plan de renovación basado en la ecología. El objetivo es que todos los vehículos de la isla sean eléctricos para 2020.
Hace dos décadas que la localidad canaria comenzó a utilizar energías renovables. La central hidroeléctrica, inaugurada en junio de 2014, se ha convertido en el factor clave para la realización del proyecto. Pablo Linde describe el plan de El Hierro en su artículo Estos lugares son un ejemplo para el planeta, donde la ciudad aparece como el principal promotor de políticas verdes de nuestro país.
La isla tiene unas peculiaridades, tanto en clima como en el ecosistema, que la convierten en el lugar perfecto para realizar esta idea. El sistema mezcla energía eólica e hidráulica. El punto fuerte de su funcionamiento es que ambas energías se complementan. Los cinco aerogeneradores construidos y la central hidroeléctrica trabajan en conexión continua.
Para que el proyecto fuera viable en otros lugares debería adaptarse a las características de cada entorno. A pesar de ello, expertos como Cristina Monge, directora de la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), afirman que este uso de las energías renovables puede copiarse en otros países.
“Decenas de representantes de administraciones de todo el mundo vienen a aprender de nosotros. Tenemos entrevistas con gobiernos del Caribe, África, China, Estados Unidos…” afirma Alpido Armas.
Organizaciones que luchan a favor del medioambiente, como Greenpeace, han mostrado su apoyo a esta iniciativa. “Esto de El Hierro es exportable. Puede y debe serlo” asegura Rodrigo Irurzun, responsable de Energía de Ecologistas en Acción. Sin embargo no todos los expertos están de acuerdo en que sea posible trasladar la idea a otros lugares. Manuel Lozano Leyva, catedrático de física atómica y nuclear, asegura que este tipo de abastecimiento energético requiere unas circunstancias singulares que solo pueden conseguir las pequeñas ciudades con pocos habitantes.
Otros modelos similares han surgido por todo el mundo pero siempre en pequeñas localidades como en Wildpoldsried, Alemania, un pueblo de tan solo 2600 habitantes que funciona gracias a paneles solares. La isla de Samso, entre Dinamarca y Suecia ha logrado ser autosuficiente a través de la electricidad eólica. Todos estos lugares se han convertido en modelos de desarrollo sostenible pero el problema radica en exportar este modo de abastecer una ciudad de grandes proporciones.
*Periodista
Centro de Colaboraciones Solidarias