Los apus de las comunidades del Pastaza y Corrientes de Fediquep y Feconaco pidieron suspender el diálogo hasta que el Gobierno tenga respuestas claras antes sus demandas. Así, la última etapa de diálogo que se venía desarrollando en la ciudad de Iquitos ha quedado suspendido hasta el 23 de julio, participaban de la reunión representante de la Dirección General de Asuntos Ambientales y Energéticos (DGAAE), Perupetro, el Ministerio de Cultura, la Presidencia del Consejo de Ministros, e instituciones como Defensoría del Pueblo, OEFA y MINAM. Los pueblos indígenas señalan que en la respuesta del Estado a sus propuestas no existen compromisos concretos.

25 apus que representan a diversas comunidades de las zonas de influencia del Lote 192 han suspendido la última etapa de diálogo alrededor de este lote petrolero, el punto de quiebre es el Fondo Social que exigen las federaciones indígenas, fondo fideicomiso que debe contemplar el nuevo contrato de concesión. “El Estado nunca dio seguridad respecto al cumplimiento efectivo de esta exigencia, la cual es una de las fundamentales del proceso. Hay poca disponibilidad de los funcionarios públicos, el Estado pretende repetir la misma historia de contaminación, llevamos 45 años de explotación y contaminación”, señala el presidente de FECONACO, Carlos Sandi.

apus lote 192

 

Por su parte Aurelio Chino, presidente de FEDIQUEP señaló que de estos acuerdos depende el destino de las comunidades indígenas. “El Estado dice que no hay dinero para nuestro fondo, dónde está el dinero  sí desde los años 70 hay explotación. Es más fácil hacer normas para destruirnos pero cuando hay que hacer normas para construir ahí sí dicen que es más difícil".

Cómo va el proceso

La consulta se encuentra en la fase de diálogo, la penúltima de siete etapas, donde se están debatiendo las propuestas de los pueblos indígenas acerca de las condiciones de la continuidad de la explotación del Lote 192 por 30 años más.  El 4 de agosto será la apertura de sobres, es decir, ese día se abrirán las propuestas técnicas presentadas por los postores: las empresas  Pluspetrol, Pacific  Rubiales y Perenco. Dos días después,  el 6 de agosto, se anunciara el ganador de la licitación.

El viernes pasado el Estado dio a conocer  sus respuestas a las propuestas de los pueblos indígenas. Sobre los principales puntos, aquello en donde las comunidades y federaciones buscan asegurar su derecho al territorio, salud, desarrollo y beneficios, no existen puntos de  convergencia en la respuesta del Estado.

Asimismo,  El Estado  parece confundir estas nuevas propuestas que intentan poner condiciones a la explotación petrolera en los siguientes 30 años,  con   el cumplimiento de  los acuerdos del acta del 10 de marzo, que busca solucionar los problemas ocasionados por 45 años de actividad petrolera.   

Cabe señalar que estas propuestas se encuentran  en el Acta de Evaluación Interna y han sido formuladas por las comunidades de las cuencas de los ríos Corrientes y Pastaza en el proceso de consulta previa.

Las comunidades nativas manifestaron su profunda preocupación  por los impactos que  supondrá explotar 138 millones de barriles de petróleo, con desechos  de más de 6000 millones de barriles de agua de producción que se reinyectarán en la tierra, dadas los impactos negativos de la reinyección en curso el Lote 192 reportados por Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). Asimismo, mostraron su preocupación sobre las garantías que se dispondrán en el contrato para que los impactos negativos sean, en lo posible evitados o  por  lo menos minimizados y remediados adecuadamente.

Atención  a la salud y beneficios para las comunidades

Las  comunidades y federaciones exigen monitoreo a la salud de la población durante los próximos 30 años de actividad petrolera, mediante estudios  toxicológicos y epidemiológicos que les informe periódicamente la situación de la salud en las comunidades, y se generen atenciones a partir de estos resultado.  Perupetro sostiene que en el marco del Acta del 10 de marzo sería suficiente realizar un estudio epidemiológico y toxicológico.

En estos más de 40 años de explotación petroleras se declararon cuatro emergencias ambientales, y diversos informes estatales realizados por Osinergmin, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) o la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) que alertaban  de la presencia de metales pesados como el bario o el plomo, y de hidrocarburos totales de petróleo en altas concentraciones.

Los pueblos indígenas están proponiendo beneficios directos de la producción petrolera,  a través del establecimiento de un fideicomiso que les permita financiar proyectos de desarrollo sociales, ambientales  y económicos, así como la necesidad de una comisión técnica de gestión para garantizar el uso adecuado de esos recursos. Sobre este punto no ha habido respuesta.   

Otro tema importante es  la creación de espacios tripartitos (Estado-Empresa-Comunidades y Federaciones) para el establecimiento  de  la compensación por servidumbres y una adecuada valorización, teniendo en cuenta criterios ambientales, sociales, culturales y económicos. Perupetro ha sostenido al respecto que ya existe  una ley que establece negociación directa entre operador y propietario; sin embargo, lo que se suele dar frecuentemente es la imposición de una parte sobre la otra, dada las asimetrías de poder existentes. Es por esta razón que se justifica espacios como los propuestos.

Asimismo,  considerando que dentro del lote existen ocho comunidades nativas, se está proponiendo que se establezcan zonas indispensables para la supervivencia económica y cultural de esas comunidades como por ejemplo,  cochas, zonas de caza, lugares sagrados, etc.

Remediación  y controles a la contaminación ambiental

Existe incertidumbre sobre cuándo  y cómo se realizará la remediación ambiental, ya que la empresa Pluspetrol se negó a levantar las observaciones del OEFA sobre el Plan de Abandono, donde se le exigía incorporar 92 sitios contaminados y otros identificados por el OEFA,   Ante  ello los pueblos indígenas están planteando que el Estado  incremente en 200 millones el fondo de remediación  creado para  remediar lugares no considerados por la Pluspetrol.  Sobre esto, Perupetro  no responde con precisión.

Las comunidades señalaron que aceptan  la licitación, pues sus opciones son limitadas y saben que es muy difícil oponerse a  una operación que abastece  una parte importante del consumo nacional de combustible. Pero también, son conscientes de los altos costos que significan la explotación petrolera  para sus comunidades, y las próximas generaciones, teniendo en cuenta además que con los denominados paquetazos ambientales aprobados por el Ejecutivo se ha debilitado la fiscalización ambiental; por ejemplo, el OEFA  tiene limitada su potestad sancionadora durante tres años, así como se han reducido las exigencias para la aprobación de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA).

Una de las propuestas planteadas es  la de nuevos  instrumentos de gestión ambiental.  Se les ha dicho que los pozos que seguirán explotándose deben regirse por las obligaciones establecidas en  el Programa de Adecuación y Manejo Ambiental-PAMA y el Plan Ambiental Complementario-PAC, instrumentos que utilizan estándares ambientales muy bajos, como el permitir que en los lugares remediados del lote exista 30 veces más contaminación que en cualquier otro lugar remediado.

Los pueblos indígenas saben que la elaboración de un nuevo estudio ambiental demora, por ello están planteando   la creación de una comisión técnica que se responsabilice de estos nuevos instrumentos en un plazo razonable y que ello no suponga paralizar la producción. Plantean asimismo mejorar la participación de los pueblos indígenas en el proceso de elaboración y evaluación de los estudios ambientales y garantizar un programa de monitoreo ambiental independiente cuyas actividades sean financiadas por un fondo fideicomiso.  Dado que el ducto que transporta el petróleo ha sufrido roturas por su antigüedad y deterioro, lo que ha ocasionado contaminación en reiteradas oportunidades, se está proponiendo que Perupetro promueva el cambio de éste en condiciones óptimas y con la participación de las comunidades afectadas.

Primera consulta en el Lote 192,  tras  más  de 40 años de explotación

La consulta previa en el lote 192  no es un proceso más: es la misma prueba de hacia dónde va la consulta en el país. En este lote se disponen las reglas del juego que el Estado está dispuesto aceptar con los pueblos indígenas; además es emblemático, porque fue el primer  lote donde el Ejecutivo anunció que celebraría la consulta previa en agosto de 2012, por ser un caso complejo con pasivos ambientales que afectan a las comunidades indígenas  de las cuencas Pastaza, Tigre, Corrientes y Marañón desde hace más de cuarenta años, y porque de este lote se extrae el 11,7% del crudo nacional.  

“Los planteamientos formulados  son completamente razonables y  buscan asegurar una convivencia en mejores términos entre empresa y comunidades. Asimismo, busca que el Estado se constituya en garante de derechos, llenando el vacío que dejó por años y que ha dado pie a que la calidad de vida de estos pueblos  se vea disminuida”, sostiene Ana Leyva, de CooperAcción.

En este caso las comunidades han conseguido que se consulte el contrato de licencia de exploración y explotación petrolera que regirá las actividades del nuevo operador y no sólo el Decreto Supremo que lo aprueba, que es lo establecido  en la normativa y lo que se ha consultado en otros lotes. Por tanto, en este caso se consultarán las condiciones sobre las que se explotará el Lote 192 por 30 años más.

El proceso ha sufrido idas y venidas: más de tres años de diálogo, cuatro emergencias ambientales, una emergencia sanitaria y dos comisiones multisectoriales así como momentos de escalamiento del conflicto por la lentitud para atender los graves problemas ambientales y de salud generados tras más de 40 años de explotación.

“En términos del proceso de consulta, y licitación para un nuevo titular del lote, lo mínimo que el Estado debe ofrecer son acuerdos de modificación del contrato y cambios en la normatividad sectorial. Las reglas no pueden seguir siendo las mismas, 30 años más de convivencia indígena con la explotación petrolera merece algo más”, declara Miguel Lévano, de Oxfam.