Camisea: un “acuerdo” vergonzoso para el país
Por: Humberto Campodónico
El principal problema suscitado con la renegociación del Contrato del Lote 88 en enero del 2006 es que buena parte de las reservas probadas de gas que debían abastecer al mercado interno se destinaron a la exportación. Por tanto, lo que procedía era volver a renegociar ese contrato para restablecer su forma primigenia.
El principal problema suscitado con la renegociación del Contrato del Lote 88 en enero del 2006 es que buena parte de las reservas probadas de gas que debían abastecer al mercado interno se destinaron a la exportación. Por tanto, lo que procedía era volver a renegociar ese contrato para restablecer su forma primigenia.
Entonces, ¿es que con los anuncios del ministro Sánchez se ha vuelto al contrato primigenio? NO. Lo que se ha “logrado” es un acuerdo para que, durante 5 años, del 2010 al 2015, no se exporte gas a México del Lote 88. Pero no ha habido renegociación alguna de un contrato que el propio gobierno considera ilegal. O sea que, después del 2015, esas reservas podrían ser exportadas. Esta es una versión recalentada del viejo truco: el que venga detrás, que arree.
Afirma la Nota de Prensa del MEM que “se ha logrado que 150 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) adicionales del Lote 88 se destinen al mercado interno”. Esto no es un “logro” sino mendigar nuestro propio gas, que fue descubierto por Shell y que revirtió gratis al gobierno.
En realidad, el gobierno ha aceptado la propuesta que le hicieron el consorcio Camisea y Repsol (ver nota adjunta), que algo tenían que ceder frente a la enorme presión social generada por la escandalosa e ilegal renegociación del 2006. Además, esta cantidad –que en un plazo de 20 años equivale a un (1) bcp, o un TCF, en inglés– es absolutamente insuficiente para los requerimientos del mercado interno, ya que solo es para algunas industrias y centrales eléctricas, pero, por ejemplo, no considera el gasoducto surandino.
Afirma también la Nota que se ha logrado incorporar 155 mmpcd del Lote 57, de Repsol, para que abastezcan el mercado interno a partir del 2012. Pero la cuestión es que ese gas no va a tener el precio bajo del Lote 88. Como dijo el ministro Sánchez ayer: “en el Perú los precios del gas son libres y el único gas que tiene precios fijados por el gobierno es el gas del Lote 88”.
Aquí se presenta otro enorme problema: ¿por qué ese gas del Lote 57, que equivale a 1.13 bpc en 20 años, no se destinó a la exportación para, así, poder liberar una cantidad equivalente del Lote 88 para el mercado interno? Eso se podría haber hecho, ya, de manera inmediata y de allí se podría abastecer la insatisfecha demanda interna, por ejemplo, del gasoducto surandino, que no va a tener gas hasta el 2012.
La explicación es que Repsol quiere obtener el precio que ahora se paga en el mercado interno peruano, que es 5 a 6 veces mayor que el de exportación. Incluso quiere obtener un precio mayor porque ese gas se subastaría a los postores, lo que elevaría su precio. Por tanto, el gasoducto surandino va a tener que comprar el gas caro del Lote 57, mientras que nuestro gas barato se exporta a México. ¿Puede aceptarse este olímpico desprecio para con los pobres del sur andino?
Para terminar, solo dos cosas, porque el espacio nos gana. Uno, las inversiones que hoy se anuncian como un “logro” ya estaban comprendidas dentro de los planes de inversión de los consorcios. Segundo, que no se han cambiado los bajísimos precios de exportación ni el ínfimo % de regalías. Y lo más importante, se sigue “negociando” con los mismos que movieron todos sus hilos para cambiar las leyes y renegociar los contratos porque “se necesitan dos para bailar tango”. Uno de los bailarines está acusado. ¿Y el otro? Muy, pero muy bien, gracias.
Todos los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com
Afirma la Nota de Prensa del MEM que “se ha logrado que 150 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) adicionales del Lote 88 se destinen al mercado interno”. Esto no es un “logro” sino mendigar nuestro propio gas, que fue descubierto por Shell y que revirtió gratis al gobierno.
En realidad, el gobierno ha aceptado la propuesta que le hicieron el consorcio Camisea y Repsol (ver nota adjunta), que algo tenían que ceder frente a la enorme presión social generada por la escandalosa e ilegal renegociación del 2006. Además, esta cantidad –que en un plazo de 20 años equivale a un (1) bcp, o un TCF, en inglés– es absolutamente insuficiente para los requerimientos del mercado interno, ya que solo es para algunas industrias y centrales eléctricas, pero, por ejemplo, no considera el gasoducto surandino.
Afirma también la Nota que se ha logrado incorporar 155 mmpcd del Lote 57, de Repsol, para que abastezcan el mercado interno a partir del 2012. Pero la cuestión es que ese gas no va a tener el precio bajo del Lote 88. Como dijo el ministro Sánchez ayer: “en el Perú los precios del gas son libres y el único gas que tiene precios fijados por el gobierno es el gas del Lote 88”.
Aquí se presenta otro enorme problema: ¿por qué ese gas del Lote 57, que equivale a 1.13 bpc en 20 años, no se destinó a la exportación para, así, poder liberar una cantidad equivalente del Lote 88 para el mercado interno? Eso se podría haber hecho, ya, de manera inmediata y de allí se podría abastecer la insatisfecha demanda interna, por ejemplo, del gasoducto surandino, que no va a tener gas hasta el 2012.
La explicación es que Repsol quiere obtener el precio que ahora se paga en el mercado interno peruano, que es 5 a 6 veces mayor que el de exportación. Incluso quiere obtener un precio mayor porque ese gas se subastaría a los postores, lo que elevaría su precio. Por tanto, el gasoducto surandino va a tener que comprar el gas caro del Lote 57, mientras que nuestro gas barato se exporta a México. ¿Puede aceptarse este olímpico desprecio para con los pobres del sur andino?
Para terminar, solo dos cosas, porque el espacio nos gana. Uno, las inversiones que hoy se anuncian como un “logro” ya estaban comprendidas dentro de los planes de inversión de los consorcios. Segundo, que no se han cambiado los bajísimos precios de exportación ni el ínfimo % de regalías. Y lo más importante, se sigue “negociando” con los mismos que movieron todos sus hilos para cambiar las leyes y renegociar los contratos porque “se necesitan dos para bailar tango”. Uno de los bailarines está acusado. ¿Y el otro? Muy, pero muy bien, gracias.
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