Turquía expulsa a embajador de Israel
Sube la tensión en el Oriente Medio
Las relaciones diplomáticas y políticas entre Israel y Turquía fueron siempre buenas. Turquía era uno de los contados países islámicos que mantenía relaciones diplomáticas con Israel y, además, tenía convenios de cooperación científica y militar. Compartían su condición de países aliados de Occidente; Turquía, en particular, es país miembro de la OTAN.
Reventazón diplomática
Desde que en mayo de 2010 se produjeron las muertes de turcos en el incidente de la Flotilla de la Libertad, Turquía ha exigido que Israel pida disculpas, a lo que la respuesta de los israelíes ha sido que no tienen que pedir disculpas ni por la actuación de su armada fuera de sus aguas jurisdiccionales ni por las muertes de ciudadanos turcos. Turquía ha expulsado al embajador de Israel y bajado el nivel de las embajadas al de segundo secretario. El detonante inmediato ha sido que Turquía se enteró de manera extraoficial pero segura —noticia publicada por un diario de los EE. UU.— del contenido favorable a Israel del informe de las Naciones Unidas sobre el mencionado incidente en que militares israelíes mataron a nueve ciudadanos turcos que viajaban en la Flotilla de la Libertad que llevaba ayuda (alimentos, ropa y medicinas) a Gaza.
Además de su reacción diplomática, los turcos van a acudir a la Corte Internacional de Justicia para buscar que se castigue la acción de piratería israelí, por haber actuado contra los turcos en aguas internacionales y por negarse a pagar indemnizaciones por los daños y muertes.
Causas
Las relaciones entre Israel y Turquía ya estaban mal desde antes de los asesinatos de la Flotilla de La Libertad. Cuando entre fines de diciembre de 2008 y mediados de enero de 2009 Israel desató contra la franja de Gaza la desproporcionada operación “Plomo fundido” como respuesta a los ataques con cohetes que contra Israel lanzaban los judíos nativos (“palestinos”), Israel desairó completamente los esfuerzos de la diplomacia turca para contener los bombardeos.
Como si eso no fuese suficiente —y partiendo del hecho real de que los judíos nativos independentistas contrabandeaban alimentos y armas a través de túneles—, Israel intensificó un bloqueo total por mar y tierra contra la franja de Gaza, para lo cual siempre contó con la colaboración del presidente egipcio Hosni Mubarak, presunto criptojudío.
Como una forma de socorrer a los habitantes de la Franja de Gaza, en Turquía se organizó una flotilla de La Libertad para llevar alimentos y medicinas a los sitiados. El gobierno turco tomó las precauciones para asegurarse de que las naves llevaran solamente ayuda humanitaria y no armas, y así permitió que zarparan hacia Palestina. Pese a esto, pudo más la soberbia de los israelíes, que en vez de pedir (desde antes) que una fuerza de las Naciones Unidas controlara el tránsito de las naves a las costas de Gaza, procedieron a interceptar las naves de la flotilla sin que estas hubiesen entrado a aguas jurisdiccionales de Israel.
Consecuencias
Turquía no solamente ha expulsado al embajador de Israel, suspendido toda cooperación militar con Israel y bajado el nivel de las embajadas, sino que ha anunciado que su armada protegerá el libre tránsito de embarcaciones en el mar Mediterráneo, para hacer respetar la libertad de navegación en aguas internacionales. Además, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan ha anunciado que personalmente visitará la Franja de Gaza, en el entendido de que Gaza no es territorio del estado de Israel y que, por tanto, no tiene jurisdicción ni derecho de prohibir visitas a esa zona.
Si cumple su palabra, el primer ministro turco llegará por mar y, por supuesto, sin pedir autorización a Israel ni a nadie. ¿Israel intentará interceptar a los barcos de la armada turca?, ¿exigirá que Recep Tayyip Erdogan pida permiso para entrar a Gaza?
Turquía protagonista islámico
Tras la guerra árabe-israelí de 1973 (Guerra del Yom Kippur), los países árabes paulatinamente han entrado en una etapa de repliegue y de subordinación a Occidente. Las derrotas militares sufridas ante Israel, respaldado por los EE. UU., han terminado de convencer a los gobernantes de esos países que más tranquilos viven como sirvientes o amigos de Occidente que resistiendo sus avances.
Hay que aclarar que no todos los países islámicos son árabes: tenemos, por ejemplo, Turquía, Irán, Azerbaiyán, Indonesia, Pakistán, etc., que son musulmanes pero no árabes. Mientras casi todos los países árabes (excepción hecha de Siria) son lacayos de los EE. UU. e Israel, entre los países islámicos no árabes la situación es diferente: Turquía es un estado aliado de Occidente, no sirviente; Irán no es amigo de los EE. UU., Pakistán está prácticamente enfrentado a los EE. UU., etc.
Así las cosas, ningún país árabe desea defender a los judíos nativos de Palestina, a cuya independencia se opone Israel; además, no tienen ni la fuerza militar ni la voluntad política de enfrentarse a Israel, más bien colaboran con Israel. Entonces podemos entender que la existencia y continuidad de Hezboláh, única entidad que ha derrotado a Israel en el campo de batalla, se explica por el apoyo que recibe de Irán que, como Turquía, es país islámico no árabe.
¿Hasta las últimas consecuencias?
La declaración turca de que va a enviar su armada al Mar Mediterráneo ya se había preanunciado meses atrás, y dada la seriedad del asunto, es posible que sí se lleguen a ver barcos turcos en el Mediterráneo. Esto debe valorarse políticamente, más que militarmente.
Una fuerza naval turca va amparada en el derecho internacional, en la medida en que no viole las aguas territoriales de otro país. Si hubiese un enfrentamiento armado, la aviación israelí podría hundir los barcos turcos, que estando lejos de sus bases no tendrían apoyo aéreo. Sin embargo, esto no significa que necesariamente los israelíes tengan el deseo de destruir la flota turca.
El motivo es político. En el Oriente Medio los EE. UU. y Europa han invertido demasiado tiempo, capital político y recursos materiales fomentado las insurrecciones mercenarias que han producido cambios de gobierno favorables a Occidente y a Israel, esfuerzo que no puede desperdiciarse por la acción precipitada del país que es el principal beneficiario de la implantación de gobiernos marioneta árabes. Los medios de comunicación internacionales, incluyendo la red internacional qatarí Al-Yazira, han trabajado arduamente para adormecer a la población de los países árabes y hacerles aceptar como algo bueno las insurrecciones digitadas por Occidente.
Un ataque a las naves turcas haría despertar a las masas árabes, que ahora sí reprocharían la complicidad de sus gobiernos con Israel y se producirían verdaderas insurrecciones populares, no manipuladas, que derribarían todos los gobiernos árabes títeres que trabajan para los EE. UU. e Israel. Cambiaría todo el panorama. Y los países guía con ganancia política serían los no árabes Turquía e Irán.