Presupuesto militar de los EE. UU. en la década 2001-2010
Un millón de millones de dólares
En octubre de 2011, con los auspicios del Henry L. Stimson Center (Centro Henry L. Stimson), se publicó un informe1 de Russell Rumbaugh sobre el monto de dinero gastado por los EE. UU. en adquisición de armamento y equipo militar en el decenio del año 2001 al año 2010.
F-22
Las cifras que da se enmarcan a partir de $62 600 000 000,00 (sesenta y dos mil seiscientos millones de dólares) en el año fiscal 2001 hasta los $135 800 000 000,00 (ciento treinta y cinco mil ochocientos millones de dólares) del año fiscal 2010. Compárese esto con el pequeño gasto de países de América Latina, que se considera muy grande si pasa de mil millones de dólares al año (¡62 veces menos que el gasto estadounidense de 2001!).
Es necesario señalar que el estudio del señor Russell Rumbaugh se centra en el presupuesto de adquisiciones (procurement budget en inglés), no comprende el presupuesto total que incluye los gastos corrientes (salarios, alimentación, costos de transporte, combustibles, costos de mantenimiento de barcos, portaaviones, aviones, arrendamiento de bases militares, etc., etc.). El total de gastos por concepto de adquisiciones en la década post 8 de setiembre de 2001 alcanza el billón2 de dólares ($1 000 000 000 000), es decir, un millón de millones de dólares. ¡Un promedio de 100 mil millones de dólares por año!
Esto ha servido para que la fuerza armada estadounidense adquiera equipo de última generación (especialmente la fuerza aérea y la marina) y adquiera, repare o repotencie toda clase de equipo militar (comunicaciones, tanques, vehículos de transporte, aviones, etc.).
Por qué tanto dinero
En semanas de cada año previas a la aprobación del presupuesto general, los diarios y revistas de los EE. UU. publican noticias según las cuales China y Rusia están desarrollando nuevos tipos de aviones o cohetes, etc. En este ambiente, más las “oportunas” declaraciones de algunos generales o almirantes, los presupuestos para el gasto militar van siempre hacia arriba.
Claro que no todo sale como los militares o el complejo militar industrial desean, y se dan situaciones como esta:
Según informa la revista Air Force, el jefe del Comando Conjunto de la Fuerza Aérea, Norton Schwartz, “ha expresado reiterada y categóricamente que la Fuerza Aérea no gastará los escasos dólares destinados a aviones de caza en comprar nuevas versiones de aviones más antiguos, esto es, en comprar F-15 y F-16 recién construidos. En vez de eso, la Fuerza Aérea preferirá prolongar la vida útil de su equipo actualmente en servicio y esperar que salgan naves de nueva tecnología, antes que comprar aviones con 40 años de servicio a los que solo quedan 10 años de vigencia”.
Esta posición de no invertir los “escasos dólares” (¡!) en aviones que ya consideran obsoletos es un ejemplo de que esos jefes militares aceptan solamente lo mejor. En el caso de la fuerza aérea, no desean llenarse de aviones F-15 y F-16; quieren los F-22 y F-35 de quinta generación, aunque por su muy elevado costo no se puedan adquirir en grandes números (cada F-22 cuesta 150 millones de dólares, de modo que solo diez de ellos significan 1500 millones de dólares).
Otro punto importante que explica la forma de gastar es que los EE. UU. en realidad tienen un presupuesto que no es —como en cualquier otro país— de defensa sino de hegemonía. Gastan así pese a que ningún país quiere o puede invadir a los EE. UU. y ninguno puede atacarlo con armas nucleares sin sufrir las consecuencias. Por algo los EE. UU. gastan al año varias veces más que Europa, Rusia y China juntos. Según la concepción de dominación y hegemonía de los EE. UU., su línea de defensa no es la de sus propias líneas de frontera sino la que rodea a los países a los que considera adversarios o a los que quiera destruir.
Esta visión del mundo explica por qué los EE. UU. tienen bases militares en todo el mundo, en territorio de países aliados o de países títeres, y múltiples alianzas militares. Desde la caída del bloque comunista en 1990, los EE. UU. se han dedicado a rodear con bases militares el territorio de la Federación Rusa y, más recientemente, el de la República Popular China (que ahora es para los EE. UU. un blanco más importante que la Federación Rusa).
Lamentablemente para los ciudadanos estadounidenses, este delirio de dominación mundial cuesta muchísimo dinero y está agravando la crisis económica de los EE. UU. Los medios de comunicación (prensa escrita, radio y televisión) se encargan de presentar el exagerado gasto militar como algo necesario, moderado e indispensable para la supervivencia de los EE. UU. Estos medios de comunicación comparten la opinión del complejo militar industrial y de los militares de que si la hegemonía y superioridad militar de los EE. UU. disminuye siquiera un poquito, el país enfrenta su destrucción. Con estos argumentos alarmistas mantienen en silencio a la población para que sin protestar siga viendo cómo sus impuestos sirven para esos fines de dominación mundial.
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1 What We Bought: Defense Procurement from FY01 to FY10 (en español 'Lo que compramos: Adquisiciones de Defensa del año fiscal 2001 al año fiscal 2010').
2 En informaciones y libros procedentes de los EE. UU., dan el nombre de billion (‘billón’) a mil millones (1 000 000 000); y el de trillion (‘trillón’), al millón de millones (1 000 000 000 000), que en Francia, otros países europeos y América Latina se denomina billón.