Las Malvinas: Dos lecturas

Primera lectura: Acaba de cumplirse el pasado 2 de abril 30 años de la guerra de las Islas Malvinas que enfrentó a la Argentina del gobierno militar y al Reino Unido de Gran Bretaña en 1982.  Hoy la soberanía del archipiélago sigue siendo objeto de una indoblegable posición argentina de reclamo permanente frente a una recia actitud británica de dominio territorial como en los tiempos de la era victoriana. Las reglas han cambiado y la característica que marcó al sistema internacional desde mediados del siglo XX ha sido el proceso de descolonización que rechaza el mantenimiento de posesiones territoriales amparadas en el poder político o militar ultramarino, una situación realmente incompatible con las normas de la convivencia internacional contemporánea y que constituye una violación del gran legado westfaliano del principio de soberanía territorial que históricamente le corresponde a Buenos Aires. Hasta aquí una lectura conocida que incluso el Perú la ha venido sustentando con su reiterado apoyo a la causa de Argentina sobre las islas cuyo problema debe ser abordado de la única manera posible en estos tiempos: la negociación y el entendimiento. Punto aparte.

Una segunda lectura se aprecia de la siguiente manera: 1.o Chile necesita de aliados estratégicos en el cono sur --en el contexto político y exógeno por supuesto al jurisdiccional-contencioso que libra con Perú en la Corte Internacional de Justicia--, cada día que pasa pierde más a Bolivia que ya está casi convencida que en realidad Santiago nunca le ofreció nada: Charaña siempre fue un cuentazo y la agenda de los 13 puntos no ha materializado nada conforme sus intereses, por eso lo va a demandar en La Haya; 2.o Por lo anterior, Chile ha dado un necesario giro en su conocida actitud proanglosajona; en efecto, en oportunidad del reciente viaje de la Presidenta Cristina Fernández a Chile, el derechista Sebastián Piñera ha expresado el apoyo de La Moneda a la causa platense en el asunto de las Malvinas, algo verdaderamente atípico si tenemos en cuenta que fue precisamente Chile el que brindó apoyo a Londres en dicha guerra; 3.o Argentina persuadida audazmente por Chile que, le expresa su apoyo en el asunto de las Malvinas, presiona a Lima para que ésta siga la línea de su acto declarativo en el contexto de Unasur en el sentido de solidarizarse con la causa argentina de la recuperación de las Malvinas y para ello el Perú --que seguramente no quería que nada perturbe su próxima asunción de la presidencia pro témpore de Unasur--,  cancela la autorización congresal para que ingrese en aguas del Perú la fragata inglesa Montrose; 4.o Inglaterra y el Perú ven debilitadas sus relaciones diplomáticas por la inexplicable actitud de Lima.

Conclusión: Chile que teje escenarios posteriores al fallo de La Haya, ha logrado que el Perú y el Reino Unido queden escindidos. Hemos perdido a Londres no solamente importante por su nivel de inversiones en nuestro país --eso ya es impactante--, sino además y lo que es más preocupante, por el rol clave que juega en el Consejo de Seguridad donde las decisiones son adoptadas por unanimidad entre los cinco miembros permanentes. Esto quiere decir que ante un eventual fallo de la Corte a favor del Perú y también ante una eventual actitud de rebeldía de Chile de acatar su cumplimiento --Santiago haría cualquier cosa por el mantenimiento del actual statu quo y el alambrado unilateral en la frontera sur materializaría ese propósito--, poco lograría nuestro país exigiendo al Consejo que autorice el acto coactivo internacional por dicho incumplimiento pues la acción del Consejo solamente es viable si acaso se adopta una medida aprobada unánimemente por todos sus miembros. Basta, entonces, que en una hipótesis de incumplimiento del fallo de la Corte, Inglaterra se oponga a una respuesta coactiva contra Chile --la alianza histórica entre ambos nos lleva a esta conclusión racional--, para que nada se pueda hacer. Esa es la realidad que no han querido leer.

*Internacionalista. Decano de la Facultad de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Tecnológica del Perú.

 

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