Moscú cree que Washington se quita la responsabilidad por la escalada del conflicto culpando a otros.
El 'lobby' militar-industrial estadounidense en el Congreso prohibió al Pentágono cerrar contratos militares con Rusia.
La Cancillería rusa ha considerado como un acto de venganza contra Moscú por su posición con respecto a Siria la enmienda aprobada por la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense que prohíbe la colaboración con la agencia exportadora de armas rusa Rosoboronexport.
Según el portavoz de la diplomacia rusa, Alexander Lukashévich, la "aspiración de vengarse de Rusia” por su posición en el Consejo de Seguridad de la ONU y por su postura a favor de una solución pacífica del conflicto interno sirio "es un intento de quitarse de encima la responsabilidad por la escalada del conflicto, culpando a otros, y en general es un intento de 'agarrar el bastón' de las sanciones en todos los casos, lo que por supuesto causa rechazo”, dijo.
Asimismo, el diplomático ruso recordó que la decisión ha sido aprobada por abrumadora mayoría de votos, justo pocas horas después de que Rusia y China vetaran el proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que hubiera dado el visto bueno a una intervención militar de la OTAN en Siria.
Como en otras ocasiones, la explicación dada fue la denominada información de la inteligencia estadounidense. Esta informó la semana pasada de que Rusia vende a Siria e Irán tecnologías para la creación de misiles balísticos, un perfecto pretexto para una intervención militar.
Aparte de las evidentes presiones políticas, la restrictiva medida estadounidense está llamada a minar futuros contratos del Pentágono de compraventa de helicópteros rusos Mi-17 para las Fuerzas Armadas afganas.
Según el vicedirector del Centro Analítico ruso de Estrategias y Tecnologías, Konstantin Makiyenko, los informes de los servicios secretos estadounidenses “están ligados directamente con la lucha del 'lobby' industrial y regional contra el contrato de compraventa de helicópteros rusos Mi-17”.
Dicho contrato fue suscrito por Rosoboronexport y el Departamento de Defensa estadounidense en 2011 y estipula el suministro de 21 helicópteros militares de transporte rusos Mi-17V5 a las fuerzas militares de Afganistán, con opción de su exportación sucesiva a este país.
Mientras duren las discusiones en torno a supuestos suministros de tecnologías militares a Siria e Irán, Rusia afronta en la Corte de Arbitraje Internacional de Ginebra una demanda judicial de Irán que exige 4.000 millones de dólares de compensación por el incumplimiento del contrato de venta de sistemas antiáereos S-300. Dicho contrato fue cancelado por Rusia en 2010 a raíz de la respectiva resolución de la ONU que prohíbe la venta de semejantes armas a Irán.
Russia Today en Español, 20-07-2012