Rusia se muestra en contra de la presión económica sobre Teherán por parte de Washington.
Si las sanciones financieras que los EE. UU. introdujeron unilateralmente contra Irán afectan a las estructuras comerciales rusas, esto podrá empeorar las relaciones entre Moscú y Washington.
De este modo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia ha comentado el nuevo paquete de sanciones contra Irán económicas contra los sectores energético, petroquímico y financiero de la República Islámica que entró en vigor el pasado 10 de agosto.
“Washington debe darse cuenta de que nuestras relaciones bilaterales se verán afectadas gravemente si las restricciones estadounidenses afectan a los operadores comerciales rusos que colaboran con sus socios en la República Islámica de Irán en conformidad estricta con los requisitos de nuestra legislación y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”, sostiene el documento publicado este 13 de agosto en la página web del Ministerio.
El comunicado acentúa que Rusia "cumple al pie de la letra" con todas las restricciones sobre cooperación con Irán que habían sido impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, subraya que Moscú no admite la legitimidad de las numerosas sanciones que Washington introduce unilateralmente contra Teherán "bajo el pretexto" de estar preocupado con el programa nuclear iraní. El texto insiste en que las medidas impuestas por la Casa Blanca "contradicen gravemente" al derecho internacional.
"Consideramos que los intentos de divulgación extraterritorial de la legislación estadounidense interna a todo el mundo son inaceptables e inadmisibles. Rechazamos los métodos de chantaje explícito al que recurre EE.UU. respecto a las empresas y los bancos de otros países", recalca el comunicado.
Según los diplomáticos rusos, el único resultado del creciente aumento de presión sobre Teherán y de los ultimátums continuos es socavar el proceso de negociaciones pacíficas sobre el programa nuclear iraní. Las sanciones unilaterales dañan la unanimidad del sexteto de mediadores internacionales que se dedican a contribuir a resolver el problema, insiste Moscú.
El nuevo paquete de sanciones impuestas por EE. UU. prohíbe a personas y empresas cooperar con las autoridades iraníes en el campo de la minería de uranio, hacer negocios con casi todo el sector petrolero y energético, y se extiende a las compañías de navegación y seguros. El documento también penaliza la adquisición de productos petroquímicos, y a aquellos que presten asistencia a Irán en la compra de equipos de radio, televisión y de seguimiento.