El terrorista que degolló hoy a un sacerdote en Francia, estaba bajo “estricta” vigilancia por sus actividades proterroristas islámicas y hasta le habían colocado un brazalete electrónico, lo cual revela lo mal que está trabajando la inteligencia policial francesa.
El sujeto, Adel Kermiche, de 19 años, tuvo un intento de integrarse a la banda terrorista Estado Islámico, para lo cual viajó al exterior, pero fue detenido.
El Daily Star informa que Kermiche vivía a 200 metros de la iglesia Saint-Etienne-de-Rouvray, Seine-Maritime, localidad ubicada cerca de Rouen, donde perpetró el degollamiento del sacerdote Jacques Hamal, de 86 años.
El terrorista tendría un hermano que aparentemente viajó a Siria.
Testigos narraron que los dos terroristas que tomaron rehenes gritaron “Alá es grande” y filmaron el asesinato del sacerdote.
Si esto sucede con los sospechosos con estricta vigilancia, ¿qué se puede esperar de los que no están vigilados?