..........Miroslav Kalousek |
Por Xavier Caño Tamayo*
La crisis se agrava ahora porque la banca no presta suficiente dinero, pero los gobiernos les han inyectado e inyectan miles de millones de euros. La Comisión Europea ha acusado a los bancos de prolongar la crisis por no conceder créditos y los ministros de economía de la Unión Europea les han pedido formalmente que presten dinero para reactivar la economía. El ministro de Finanzas de la República Checa (país que preside la Unión hasta julio), Miroslav Kalousek, ha aclarado que “la recapitalización bancaria no ha de servir para cumplir las necesidades de capital, sino para prestar dinero a la economía real”. El dinero que los gobiernos dan a la banca no es para resolver sus problemas de balances sino para reflotar la economía productiva.
En la Unión Europea y en Estados Unidos se conceden menos créditos. Es un hecho. Y también lo es que las empresas y el consumo se resienten.
¿Por qué la banca presta menos? Los banqueros dicen que la producción industrial ha caído, el paro ha subido y el consumo descendido, por lo que es prudente frenar el crédito. ¿Cae la demanda industrial y el consumo, y motiva que no se den créditos, o no conceder créditos provoca la caída de la demanda y del consumo?
La banca presta mucho menos dinero que hace un año. ¿Acaso, como dicen los críticos y heterodoxos, guardan bajo el camuflaje de la prudencia bancaria la liquidez lograda con ayudas gubernamentales para atender los vencimientos futuros de su deuda?
Recordemos el inicio de la crisis en Estados Unidos, cuando la banca concedía préstamos hipotecarios a cualquiera. La prudencia brillaba por su ausencia. Y también ocurría al otro lado del Atlántico, lo que nos permite concluir con el catedrático español de economía Juan Torres que “hubo codicia de los banqueros por colocar todos los créditos posibles”. A quien fuera. La banca estadounidense y la europea construyeron una enorme burbuja financiera que reventó liquidez y solvencia. En España, por ejemplo, en seis años (hasta 2008) el crédito concedido por bancos y cajas de ahorro pasó de 700.000 millones de euros a casi dos billones de euros. Pura prudencia.
Entonces crearon esta burbuja, origen de la crisis, y ahora ahogan la economía. Pero hay que rescatarlos, porque de otro modo, se hunde todo. ¿No?
El Nobel de economía Paul Krugman denuncia que “los planes para rescatar el sistema bancario son ‘socialismo amargo’: los contribuyentes pagan la factura si las cosas salen mal, pero los accionistas y los ejecutivos reciben los beneficios si las cosas salen bien”. Y ha recordado que las ampliaciones de capital se hacen vendiendo acciones a inversores a cambio de participar en la propiedad del banco. ¿Por qué cuando los gobiernos amplían capital de los bancos (que eso son los monumentales rescates financieros) los bancos ‘rescatados’ no ceden la parte de propiedad correspondiente al dinero dado por los gobiernos?
Quizás la respuesta esté en el nunca demostrado mito de que lo financiero público es deficiente y malo. Lo que no deja de sonar a chiste, habida cuenta de que el actual desastre económico lo han causado unos pocos miles de incompetentes (cuando no algo peor) altos ejecutivos y directivos bancarios y financieros de Estados Unidos y la Unión Europea. ¿Son mejores los gerentes privados que se las han logrado perder más de un billón de euros en pocos años?, se pregunta Paul Krugman.
En la agudización de la crisis y fijándonos en la sequía de créditos, “los bancos han dejado de desempeñar su función propia: en lugar de dar combustible a la economía, prácticamente roban el carburante que queda en la misma”, ha denunciado Juan Torres. Y ha remachado que “mientras no se tomen medidas para poner fin a la causa de los males es imposible evitar que la economía se despeñe estrepitosamente”.
¿Qué medidas? Que los gobiernos no se limiten a dar más y más dinero a los bancos. Tal vez debieran, siquiera temporalmente, hacerse ellos con los resortes financieros y ponerlos al servicio de empresas y consumidores. Directamente. Porque, con lo que conocemos ahora de banca, banqueros y sus responsabilidades a ambos lados del Atlántico, parece suicida encargar a los pirómanos que apaguen el incendio.
* Periodista y escritor, Centro de Colaboraciones Solidarias
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