Nora Olivé

Una reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) abre la puerta a que las casi 400.000 trabajadoras del hogar registradas en España tengan por fin acceso al paro.

 

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El fallo determina que "la normativa española que excluye de las prestaciones por desempleo a los empleados de hogar, que son casi exclusivamente mujeres, es contraria al Derecho de la Unión".

Con esta resolución, la Justicia europea pone el foco en la falta de protección que conlleva el sistema especial de Seguridad Social para los trabajadores domésticos, en el que están dadas de alta en España casi 400.000 personas, el 95 por ciento mujeres.

La sentencia parte de la denuncia de una de estas empleadas, que decidió llevar el sistema español ante la Justicia por la situación de precariedad y el desamparo a los que ella y muchas otras se enfrentaban.

LA VALENTÍA DE UNA DENUNCIA

La lucha de CJ, tal como se denomina a la trabajadora denunciante en la sentencia del TJUE, comenzó en noviembre de 2019, cuando solicitó a la Seguridad Social española poder cotizar por la contingencia de desempleo, con el consentimiento escrito de su jefa.

El ente denegó esta petición al considerar que la posibilidad estaba "expresamente excluida" en la ley, a lo que CJ respondió recurriendo ante un juzgado de la región española de Galicia.

La realidad denunciada por esta trabajadora, que afecta a todo su colectivo, es que los empleados de hogar están protegidos contra una situación de incapacidad temporal siempre que esta no se prolongue.

Si perdura, según argumentó CJ, las trabajadoras terminan por perder su empleo ya sea por acuerdo mutuo o desistimiento del empleador, quedando desprotegidas contra el desempleo a diferencia de los que trabajan por cuenta ajena.

En declaraciones transmitidas por su defensa al digital ElDiario, la empleada explicó que fue "un proceso duro" que empezó al verse "desamparada frente a una enfermedad".

"Enfermé y me di cuenta que estaba totalmente desamparada, sin ninguna garantía y ningún derecho, con la incertidumbre de qué pasaría en el futuro", dijo CJ, que tomó la decisión de acudir a los tribunales "con la esperanza de que algo cambie".

ESPAÑA DISCRIMINA AL COLECTIVO

Su situación, y la de otras miles en España, podría cambiar, en efecto, como consecuencia del fallo del TJUE, que incide en la discriminación que supone que la mayoría de las afectadas por esta ley sean mujeres.

"La normativa nacional perjudicaría especialmente a las trabajadoras y entrañaría por tanto una discriminación indirecta por razón de sexo contraria a la Directiva", asegura el alto tribunal.

Según la Justicia europea, el colectivo de trabajadoras del hogar excluido del paro "no se distingue de manera pertinente de otros colectivos de trabajadores que no lo están", que también desarrollan su labor en el domicilio de otras personas.

Además, el Tribunal de Justicia observa que la inclusión en el sistema especial para empleados de hogar da derecho a todas las prestaciones de la Seguridad Social española menos las de desempleo, algo que constituye una "falta de coherencia".

Por último, el TJUE apunta que la exclusión de estas empleadas del paro les imposibilita acceder a otras prestaciones, lo que entraña una mayor "desprotección social".

ESPERANZA PARA MILES DE EMPLEADAS

La noticia de la sentencia, que se hizo eco en los principales medios del país, fue recibida como un enorme éxito por el colectivo al que afecta.

"Este es un momento histórico en la lucha reivindicativa de nosotras las Empleadas de Hogar y Cuidados", declaró en un artículo de opinión publicado en ElDiario la presidenta de Servicio Doméstico Activo (SEDOAC), Carolina Elías.

Elías cree que con este fallo "se le han agotado las excusas" al Estado español, que ya no puede seguir negando al servicio doméstico "el derecho al paro del que sí gozan el resto de sectores laborales".

Son muchos años de lucha por parte de las asociaciones que engloban a este colectivo en España, que por fin podrían obtener resultados gracias al empeño de una trabajadora que alzó la voz desde un rincón de España.

 

Con información de Sputnik