Benedicto XVI confía las familias al Niño Jesús de Praga
En su viaje a la República Checa, el Papa Benedicto XVI confió todas las familias al Niño Jesús de Praga, en su visita a la iglesia de Santa María de la Victoria, que alberga la célebre estatua del "Niño Jesús de Praga", una estatuilla de cera, probablemente con alma de madera, procedente de un convento del sur de España y regalada a los Carmelitas por la princesa Polyxena de Lobowickz en 1628.
El culto al Niño Jesús se difundió en la época del barroco y se ligó en principio a las visiones de Santa Teresa de Jesús, la gran reformadora del Carmelo.
A su llegada al templo, abarrotado de familias con niños, Benedicto XVI fue acogido por el rector. Después de adorar al Santísimo expuesto en la capilla del Niño Jesús, impuso una corona de oro a la estatua, tras de lo cual se dirigió al altar mayor para saludar a los presentes.
"La imagen del Niño Jesús nos hace pensar en el misterio de la Encarnación, en Dios Omnipotente que se hizo hombre y vivió durante treinta años en la humilde familia de Nazaret. Pensamos en todas las familias del mundo e invoquemos del Niño Jesús el don de la unidad y la concordia para todas ellas. Pensemos sobre todo en las más jóvenes, que tienen que hacer tantos esfuerzos para dar a sus hijos seguridad y un porvenir digno. Recemos por las familias en dificultad, probadas por la enfermedad y el dolor, por las que están en crisis, separadas o laceradas por la discordia y la infidelidad. Todas las confiamos al Santo Niño de Praga, sabiendo lo importante que es su estabilidad y su concordia para el progreso de la sociedad y el futuro de la humanidad", manifestó el romano pontífice.
"En el Santo Niño de Praga —prosiguió— contemplamos la belleza de la infancia y la predilección que Jesucristo demostró siempre por los más pequeños. (...) ¡Cuántos niños, en cambio, no son amados, ni acogidos, ni respetados! ¡Cuántos son víctimas de la violencia y de la explotación por parte de personas sin escrúpulos! Ojala estos menores tengan el respeto y la atención que se les debe: los niños son el futuro de la humanidad".
El Papa concluyó dando las gracias a todos los niños que habían ido a saludarlo y les pidió que rezasen por sus padres, maestros, amigos y también por él.
A su llegada al templo, abarrotado de familias con niños, Benedicto XVI fue acogido por el rector. Después de adorar al Santísimo expuesto en la capilla del Niño Jesús, impuso una corona de oro a la estatua, tras de lo cual se dirigió al altar mayor para saludar a los presentes.
"La imagen del Niño Jesús nos hace pensar en el misterio de la Encarnación, en Dios Omnipotente que se hizo hombre y vivió durante treinta años en la humilde familia de Nazaret. Pensamos en todas las familias del mundo e invoquemos del Niño Jesús el don de la unidad y la concordia para todas ellas. Pensemos sobre todo en las más jóvenes, que tienen que hacer tantos esfuerzos para dar a sus hijos seguridad y un porvenir digno. Recemos por las familias en dificultad, probadas por la enfermedad y el dolor, por las que están en crisis, separadas o laceradas por la discordia y la infidelidad. Todas las confiamos al Santo Niño de Praga, sabiendo lo importante que es su estabilidad y su concordia para el progreso de la sociedad y el futuro de la humanidad", manifestó el romano pontífice.
"En el Santo Niño de Praga —prosiguió— contemplamos la belleza de la infancia y la predilección que Jesucristo demostró siempre por los más pequeños. (...) ¡Cuántos niños, en cambio, no son amados, ni acogidos, ni respetados! ¡Cuántos son víctimas de la violencia y de la explotación por parte de personas sin escrúpulos! Ojala estos menores tengan el respeto y la atención que se les debe: los niños son el futuro de la humanidad".
El Papa concluyó dando las gracias a todos los niños que habían ido a saludarlo y les pidió que rezasen por sus padres, maestros, amigos y también por él.