Unos 200 mil podrían ser los muertos a causa del terremoto que azotó Haití esta semana, según informaron las autoridades de ese país, que ahora padece el caos, la escasez de alimentos, agua y atención médica.
Ante la carencia de un sistema de emergencia, el gobierno haitiano entregó a Estados Unidos el control de su primer aeropuerto, que sufrió la caída de su torre de control, pues se requiere ordenar los vuelos de ayuda provenientes de todo el mundo, que debe ser distribuida a los damnificados. Para el control del tráfico del aeropuerto, EE. UU. se apoya en un portaaviones nuclear.
Puerto Príncipe y muchos puntos del país lucen el mismo espectáculo: cadáveres sin enterrar amontonados o a un lado de pistas y caminos, escombros y carestía, lo cual se agrava con la temperatura tropical.
Pese a haberse realizado entierros en fosas comunes, donde se colocó a unos 40 mil fallecidos, todavía asoman los cuerpos inertes de las víctimas emitiendo fuertes olores fétidos y amenazando con desatar epidemias. Se espera que aparezcan más cuerpos conforme avance la remoción de escombros.
A este cuadro se suma la delincuencia, otro de los flagelos de este país. Se reportó que pandillas atacaron a los sobrevivientes para arrebatarles lo poco que les queda, aprovechando que se encuentran viviendo en las calles, apenas cubiertos con toldos hechos de sábanas y otras piezas que pudieron rescatar.
En diversos puntos se produjeron saqueos y luchas por obtener algo de la ayuda alimentaria internacional, pues los damnificados se encuentran en el tercer día de carestía de alimentos.
El reparto de socorro se ve dificultado por la limitación del aeropuerto de Haití y por el mal estado de las vías tras el terremoto. Muchos aviones se vieron obligados a aterrizar en Santo Domingo para de allí partir por tierra a entregar la ayuda.
En este panorama, la mayor parte de extranjeros busca sus embajadas para salir de Haití. Parte de ellos recurre a los aviones que llegaron con ayuda humanitaria.
La seguridad se encuentra a cargo de las Naciones Unidas, institución que perdió al menos 36 de sus 9 mil miembros en el derrumbe de sede central a causa del terremoto. Sus dos máximos funcionarios no han sido hallados.
El gobierno haitiano se encuentra totalmente débil: el sismo destruyó el palacio presidencial, no hay comunicaciones ni energía eléctrica.