Turbas atacan incluso a los bomberos
Conmoción causa en el mundo la violencia y caos en aumento en diversas ciudades y poblados afectados por el terremoto, incluso hasta en la capital chilena, Santiago.
Las turbas arremeten contra supermercados, comercios y hasta atacan a los bomberos, quienes advirtieron que hoy no saldrán si al menos no les asignan 10 policías o militares a cada unidad para realizar sus tareas.
A la televisión la gente declara que tiene hambre y sed para justificar los saqueos, no obstante se pudo apreciar gente saqueando licores y artefactos eléctricos, incluso estructuras de las tiendas.
En zonas como Concepción, la gente en barrios pobres y de estratos más pudientes organizó fogatas, barreras y grupos vecinales de defensa contra los asaltantes, que pululan armados de cuchillo y hasta de armas de fuego.
Por lo menos hay un muerto como consecuencia de la acción de las fuerzas del orden, además de más de 160 detenidos.
En casi todos los aspectos de la catástrofe: previsión, atención, información y control, se vio que el gobierno chileno presenta deficiencias a todo nivel, lo cual trajo abajo las pretensiones de Michelle Bachelet de querer mostrar al mundo un país organizado: no se diferencia de cualquier país de tercer mundo donde suceden desgracias.
Pese al toque de queda, que ahora se extenderá desde las ocho de la noche hasta el mediodía, el control policial se ve rebasado por las turbas, que ahora al saqueo suman las acciones incendiarias, como ocurrió con un supermercado, que fue quemado después de ser saqueado.
La violencia en Chile se produjo tan sólo un día después de producido el terremoto. En Haití para que la población recurra a la delincuencia tuvieron que pasar dos semanas. En el Perú, cuando se dio el fuerte sismo de 2007 en el sur del país algunos saqueos se produjeron una semana después de producirse el movimiento telúrico, pero sin tener la magnitud que se observa en Chile.