Tenemos un nuevo enemigo. El enemigo está en el Sur; es el Islam. Eran palabras de un flamante ministro de defensa de la OTAN. Una declaración directa, contundente, inequívoca, acorde con la retórica del comandante en jefe de la Alianza Atlántica en el Viejo Continente, quien no dudaba en identificar el integrismo islámico, la inmigración procedente del Norte de África y el terrorismo como factores de inestabilidad en el Mediterráneo.
Despertar del oso ruso
Adrián Mac Liman*