Vida de ancianos en peligro por uso indiscriminado de tónicos cerebrales

Puede ocasionar accidentes como caídas por somnolencia, hasta derrames cerebrales.

Consumo debe ser bajo supervisión médica

El consumo de tónicos cerebrales y suplementos vitamínicos sin prescripción ni supervisión médica pueden poner en peligro la vida de los adultos mayores debido a que podría ocasionarles un derrame cerebral a consecuencia del incremento de la presión arterial o caídas y otros accidentes por la somnolencia que generan, advirtió el especialista de la Farmacia Institucional de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), Aldo Álvarez Risco.

 

“Los tónicos cerebrales, revitalizadores y multivitamínicos que se acostumbra promocionar para el consumo de adultos mayores básicamente contienen vitaminas. Sin embargo, también pueden tener otro tipo de sustancias que pueden perjudicar su salud, como la Ciproheptadina, que puede causar somnolencia y el ginseng, que podría ocasionar un aumento de la presión arterial”, explicó.

Debido a la somnolencia los ancianos pueden ver afectada su coordinación y capacidad motora y de reacción, por lo que pueden sufrir caídas o accidentes en el hogar y en la vía pública. “Por el deterioro de su organismo la mayoría de ancianos se fracturan sus huesos cuando sufren una caída y no se recuperan fácilmente”, resaltó.

Sobre los productos que contienen ginseng -los cuales son muy promocionados como un elemento energizante y revitalizador- dijo que pueden generar un aumento de la presión arterial, siendo muy perjudicial en quienes padecen hipertensión si no es controlada a tiempo, ya que ocasionaría un derrame cerebral y rotura de arterias.

Por ello, Álvarez aconsejó a la población no dejarse llevar por la publicidad de estos productos, a los que se les atribuye supuestas bondades y beneficios como la mejora de la capacidad para el aprendizaje y desarrollo de actividades físicas.

Recomendaciones

El especialista de la Digemid recomendó que en lugar de consumir estos productos sin control médico, procurar llevar una dieta equilibrada “con bajo consumo de grasas y harinas, un mayor consumo de frutas y verduras, además de desterrar los hábitos nocivos, como el consumo de alcohol y cigarrillos, con lo que mejorarán su estado de ánimo, salud y calidad de vida”.

Álvarez resaltó que no basta el uso de medicamentos para controlar las enfermedades, pues se necesita también un adecuado balance nutricional. Por ello, consideró importante que si se piensa que existe una deficiencia vitaminas en un adulto mayor, realizar una consulta al médico para que, luego de la evaluación del paciente, pueda recetarle alguna vitamina en caso lo considere necesario.

Peligrosa automedicación

Los ancianos tienden a tomar más medicamentos por cuenta propia que el común de las personas adultas para aliviar las molestias ocasionadas por el desgaste físico y psicológico propias de su edad, advirtió la Digemid, tras informar que esta peligrosa práctica puede ocasionar vértigos, mareos, intoxicaciones, alergias, confusión mental, rigidez en el rostro y articulaciones o temblores del cuerpo y hasta daño renal.

También puede provocar interacciones con otros medicamentos para la atención de enfermedades crónicas como presión arterial alta (hipertensión), diabetes, colesterol alto, osteoporosis, entre otras, cuyos beneficios terapéuticos pueden verse afectados.

Son los que más se equivocan

Ya sea por desinformación, similitud de envases, recepción inadecuada de indicaciones o por problemas de atención, memoria y otros generados por su edad, los adultos mayores son las personas que más se equivocan al usar los medicamentos recetados, lo que puede generarles intoxicaciones, agudización y complicación de sus males y otros efectos no deseados e incluso podría conducirlos a la muerte, advirtió Álvarez Risco.

Recomendó que los ancianos reciban ayuda de otras personas o se tenga un cuidado especial para la adecuada ingesta de sus medicamentos, como los nombres, horarios y dosis por escrito, con letra grande y legible, para evitar confusiones y olvidos, revisar periódicamente las prescripciones realizadas estableciendo una fecha límite, usar calendarios de medicación o asociar su toma con una tarea rutinaria como antes o después de los alimentos o de recibir a los nietos o alguna otra responsabilidad o actividad cotidiana y, en lo posible, solicitar al médico que la administración se haga por vía oral.

Finalmente, invocó a los cuidadores de personas adultas mayores a no propiciar la automedicación, adquirir sus medicamentos en farmacias y boticas registradas, que cuenten con químico farmacéutico regente, verificar que su fecha de vencimiento se encuentre vigente y trasladar a sus familiares de edad avanzada a los centros de salud si presentan alguna molestia o dolencia nueva.