Varones se vuelven ludópatas en la adolescencia

Minsa recomienda a padres prestar atención al tiempo libre y dinero que manejan sus hijos.

Llegaron las vacaciones escolares y con ellas una gran cantidad de adolescentes buscará llenar su tiempo libre. Algunos serán matriculados en academias deportivas, de idiomas o artísticas, pero otro grupo estará en cabinas de Internet, inmersos en juegos en línea o gastando sus propinas en máquinas tragamonedas para niños y otros en juegos electrónicos que incentivan a la apuesta.

 

Al respecto la Dra. Gloria Grados Ramírez, jefa del Departamento de Adicciones del Hospital Víctor Larco Herrera, refiere que el exceso de tiempo libre sin orientación, sumado al uso de las propinas para los juegos, puede generar que los menores de edad se inclinen por la adicción al juego o ludopatía. “Es importante que los padres de familia tengan una relación horizontal con sus hijos, que conversen con ellos y les den calidad de tiempo”, indica.

Si bien no existen estadísticas sobre casos de ludopatía, la especialista señala que en los hospitales psiquiátricos, la demanda es cada vez mayor. Por ejemplo, en el Larco Herrera, el médico tratante de las adicciones atiende a 12 pacientes, de los cuales 1 o 2 presentan patología al juego. Aunque la cifra parezca pequeña, hay que resaltar las condiciones en las que llegan los ludópatas al tratamiento, pues la mayoría presenta entre 10 a 15 años con esta adicción, e incluso están involucrados en problemas legales y judiciales. Además, muchos consumen alcohol, marihuana, cocaína, tabaco, entre otras sustancias nocivas.

El inicio

La ludopatía es más común en hombres. Ellos suelen iniciarse en este trastorno en la adolescencia, pues es una etapa de vulnerabilidad y reciben la presión del grupo. En cambio, las mujeres lo hacen entre 40 a 50 años de edad, cuando son profesionales e invierten su tiempo libre en ir a los casinos y salas de juego. La Dra. Grados explica las fases por las que atraviesa un ludópata:

Primero, ingresan a la fase de ganancias, que es, por ejemplo, cuando reciben un premio importante. Esto los engancha al juego. Posteriormente, se inicia la fase de pérdidas progresivas, donde las personas estructuran su vida en torno al juego. Asumen riesgos considerables, como pedir dinero prestado o hasta perder su propio empleo. La tercera fase es la desesperación. En esta etapa juegan frenéticamente, apuestan grandes cantidades de dinero y comenten actos que lindan con la ilegalidad, como firmar cheques falsos, estafas y muchas veces se involucran con prestamistas ilegales.

La ludopatía no es una cosa de juego. Por eso, es importante que los padres de familia sepan reconocer cuándo sus hijos juegan por pasatiempo y cuándo están arriesgando su dinero.

La especialista aconseja prestar atención a la conducta de los adolescentes. Si presenta ansiedad, pierde interés en las cosas que le gustan, o se encuentran irritables, entonces deben preguntarse qué le está pasando a su hijo. Asimismo, aconseja tener una familia fortalecedora, basada en la comunicación y en el afecto. Finalmente, es importante conocer las amistades del menor, pues la presión del grupo suele ser un factor por el cual ingresan a los juegos de azar.