Para conservar la vista, nada mejor que tres minutos al día mirando un halo de luz roja. Eso revela un nuevo estudio científico publicado por investigadores británicos.
Al igual que lavarse los dientes, mirar durante tres minutos el halo de luz roja que emana una lámpara podría convertirse en el próximo ritual nocturno. Según el equipo de investigación dirigido por el neurocientífico Glen Jeffery, profesor del Instituto de Oftalmología del University College de Londres, quien lleve a cabo esta rutina todos los días durante tres minutos, tal vez logre frenar la pérdida de visión provocada por el envejecimiento. Los resultados de la investigación, que ya ha pasado la revisión por pares, fueron publicados el 29 de junio de 2020 en la revista especializada The Journals of Gerontology.
Experimento con humanos durante dos semanas
En el estudio participaron 24 personas con edades comprendidas entre los 28 y los 72 años, ninguna de ellas tenía patologías oculares. Al principio, los investigadores observaron la sensibilidad de los fotorreceptores de la retina. Hay dos tipos de células fotosensibles: conos, responsables de la percepción del color, y bastones, que se ocupan de la visión periférica y en la oscuridad.
Para medir el rendimiento de las células-bastón, se administró a los participantes un medicamento para dilatar sus pupilas, con el fin de observar cómo reaccionaban en la oscuridad ante débiles señales lumínicas. Para comprobar el funcionamiento de las células-cono, los participantes debieron reconocer letras de colores presentadas ante ellos con muy bajo contraste y progresivamente difuminadas. Después, los científicos entregaron a cada una de estas personas una pequeña lámpara de bolsillo LED, con la tarea de mirar todos los días durante las siguientes dos semanas, a lo largo de tres minutos al día, el halo de luz roja profunda. Una vez pasado ese tiempo, se repitieron las pruebas de fotosensibilidad de las células-cono y bastón.
Útil para personas a partir de los 40 años
El experimento puso de manifiesto que solo las personas de más de 40 años se beneficiaron del tratamiento con luz roja. El rendimiento de sus células-cono mejoró en más de un quinto. En los participantes más jóvenes no se observó ningún cambio. La mejoría más notable se produjo en el reconocimiento del color azul, es decir, el abanico cromático en el que típicamente la visión pierde fuerza. También mejoró significativamente el rendimiento de las células-cono.
La fabricación de las lámparas tampoco es muy costosa, los investigadores calcularon el equivalente a 13 euros por pieza. Precisamente por ese motivo, es necesario advertir en este punto que la retina es un órgano altamente sensible. La luz LED y, especialmente, la luz láser pueden dañarlo de forma permanente. Además, hay que tener en cuenta que el estudio publicado es el resultado de una investigación básica y todavía no se sabe si un tratamiento con luz roja puede producir daño a largo plazo, por lo que, por favor, no improvisen sus propias lámparas caseras de luz roja.
Comprobado también en animales
Cuando nos vamos haciendo mayores, especialmente a partir de los 40, "la sensibilidad de la retina y la percepción de los colores se debilitan gradualmente", dice el científico Jeffery. Esto ocurre, sobre todo, porque las mitocondrias de las células pierden capacidad de funcionamiento. Las mitocondrias están consideradas como las centrales eléctricas de las células, ya que abastecen de energía en forma de adenosín trifosfato (ATP, por sus siglas en inglés). Si las mitocondrias pierden eficacia, las células no pueden cumplir su función adecuadamente.
Las células fotorreceptoras de la retina tienen una muy alta concentración de mitocondrias. Al mismo tiempo, son células que tienen una necesidad muy alta de energía. Por ese motivo, el proceso de envejecimiento se refleja en nuestra vista antes que en otros órganos. La producción de ATP disminuye a lo largo de la vida en un 70 por ciento, con lo que el funcionamiento de los fotorreceptores es progresivamente peor.
Los científicos ya han comprobado en estudios anteriores que la función de los fotorreceptores mejora drásticamente en abejorros, moscas de la fruta y ratones con el tratamiento de luz roja con longitudes de onda entre 650 y 1.000 nanómetros. Jeffery compara la terapia lumínica con la recarga de una batería: "Es posible mejorar de manera significativa la vista de personas mayores con tratamientos de luz apropiados para recargar el sistema energético de las células de la retina", asegura el científico.
DW, 02.07.202