La estrategia del Gobierno continúa siendo incapaz de frenar el avance de narcoterroristas y delincuentes. Esta vez fueron destruidos tres helicópteros de las empresas que operan en la planta de Camisea, en el distrito de Echarate, Cusco.
El motivo de la incursión sería la negativa de las empresas a pagar los cupos, según el diario La República. Se trata de una antigua forma de extorsión que tiene antecedentes en nuestro país desde la época en que el criminal chileno Patricio Lynch cobraba dinero bajo amenaza de incendiar o dinamitar la propiedad privada de peruanos indefensos, durante la guerra de rapiña iniciada por Chile contra el Perú.
Se atribuye el atentado al jefe terrorista Martín Quispe Palomino, “camarada Gabriel”, quien habría amenazado a las empresas que prestan servicios a los operadores del gas de Camisea.
Los helicópteros se encontraban en tierra, en el aeródromo de Kiteni, en el distrito cusqueño de Echarate, donde los subversivos rompieron el cerco metálico.
Dos de las aeronaves atacadas son de la compañía Servicios Aéreos de Los Andes y una de Helisur, a las cuales colocaron cargas explosivas. Además, destruyeron las máquinas que trasladaban al personal de supervisión Transportadora de Gas del Perú (TgP).
La planta de Kiteni fue objeto de otra incursión en abril, cuando secuestraron a 32 trabajadores ante la falta de un buen servicio de inteligencia del ministerio del Interior. En junio arremetieron contra Kepashiato. Pese a ello no existe una debida protección para estas instalaciones.
Las aeronaves afectadas son un Bell 212, de matrícula OB-1845, y un Mi-17 de matrícula OB-1586, ambas de propiedad de Servicios Aéreos de Los Andes. El tercer aparato es un Eurocopter AS350 B3, de matrícula OB-1949P, de Helisur según La República.