Alan garcia un peruano al servicio de chile

En lo que lleva de gobierno, el presidente Alan García ha demostrado que su propósito principal es servir a los intereses de Chile. Como esta frase puede parecer una opinión, enumeramos algunos puntos importantes:

1) Siendo todavía presidente electo, ofreció vender gas peruano a Chile si había suficientes reservas: “Al ser consultado sobre la posibilidad de establecer un anillo energético en la región que asegure el suministro de gas, García aseguró que él no tiene ‘ningún problema en que del Perú llegue gas a Chile, sin embargo Perú no tiene tanto gas’” (edición internet del diario chileno El Mercurio del 22 de junio de 2006). Por supuesto que a Alan García no le importa reservar el gas para las venideras generaciones de peruanos; lo que él quiere es disponer de nuestro gas para otorgarlo como ofrenda a Chile, país de sus amores y de sus patrones. Tampoco tiene el gas para Alan García el carácter de recurso estratégico; simplemente lo ve como algo que puede desechar, como hizo durante su primer gobierno con los aviones Mirage, cuya ausencia provocó nuestra derrota militar en la guerra con Ecuador de 1995, en la cual Chile, como país delincuente que es, vendió armas al Ecuador, pese a ser país “garante” (más que su condición de garante primó en Chile el deseo de ver asesinados o invalidados al mayor número de soldados peruanos).

2) Alan García defiende a capa y espada a Lan Chile, pese a que los chilenos expulsaron y quebraron a la aerolínea peruana Aerocontinente y que la mencionada empresa chilena probadamente ha realizado espionaje en el Perú, cuando el 22 de mayo de 2005 se sorprendió en Chiclayo a gente de Lan Chile tomando fotografías de la base aérea de Chiclayo. En cualquier parte del mundo eso es motivo suficiente no sólo para expulsar a la compañía de aviación sino para confiscarle sus aviones. Esa acción patriótica la tomaría un presidente digno y no corrupto, pero ¿qué podemos esperar de un sirviente de Chile? 

3) Con el fin de consolidar el dominio económico de Chile en el Perú, una de las primeras medidas que tomó Alan García fue firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con el país del sur, que da todas las ventajas posibles a Chile, país delincuente. Sabiendo que un TLC debe pasar por el Congreso porque tiene implicancias en nuestra legislación (por ejemplo, que dejen de aplicarse algunas leyes peruanas, que los tribunales de justicia peruanos no tengan plena jurisdicción sobre empresarios chilenos, etc., etc.), los amos chilenos ordenaron a su sirviente que el TLC se llamara “Acuerdo de Complementación Económica” (ACE) y así este tratado pudo entrar por la puerta falsa (evitando el escrutinio del Congreso). Una de las cosas que este TLC de nombre cambiado permitiría a los chilenos es, por ejemplo, presentarse a licitaciones públicas peruanas en las que barrerán a sus competidores peruanos (esto sin contar con la ayudadita que den los sirvientes apristas desde los diversos ministerios). De nada sirvieron las voces de protesta de muchos ciudadanos, pronunciamientos y comunicados que señalaban las inconveniencias que trae ese tratado para el Perú; nada que ver: como un caballo que impertérrito galopa raudamente con los tapaojos o anteojeras que le evitan distracción, el sirviente de Chile siguió adelante con el proyecto y pronto tendremos malas sorpresas cuando veamos entre nosotros más y más empresas procedentes de Chile, país enemigo que robó Arica y Tarapacá.
 
4) Así como quien hace pacto con el diablo pone su alma y cuerpo al servicio del maligno infernal, Alan García hace algo parecido pero, como siempre, sin arriesgar el pellejo, sin arriesgar lo personalmente suyo; en realidad se comporta como el oficiante de ritos satánicos que ofrenda al demonio el corazón y la vida de las víctimas sacrificadas. Así, no sólo sirve a Chile en el aspecto material, como hemos señalado brevemente; también ataca a la conciencia nacional y al sentimiento histórico nacionalista (o sea, lo material y lo ideológico, el cuerpo y el alma). De esta manera, gente que es educada sin sentido de identidad nacional ni sentimiento patriótico será indiferente ante los avances chilenos en el Perú, o incluso verá con buenos ojos la presencia del enemigo chileno en el Perú. En Por nuestro Perú hemos demostrado que Alan García fomenta la difusión de libros de Historia del Perú que disimulan los asesinatos y terrorismo que cometieron los chilenos durante la Guerra del Pacífico (ver nuestros artículos ¡Lavado cerebral a escolares promovido por Ministerio de Educación! e ¡Infamia contra escolares al descubierto! ) Y para coronar su indignidad, propia de un mayordomo desaforado o con las facultades mentales alteradas, ofendió al Perú permitiendo que un puñado de marinos peruanos prochilenos y sirvientizados por el enemigo pusieran el 13 de abril de 2007 en la Escuela Naval de la Marina de Guerra del Perú la efigie en bronce de Arturo Prat, el chileno hampón basura que falleció ignominiosamente en su intento de matar al almirante Miguel Grau.
 
Nunca acabaríamos de enumerar las acciones de un personaje que dedica su vida al servicio y bienestar de nuestro enemigo. Muy recientemente, esta semana, luego de entrevistarse en Tarija (Bolivia) con su patrona, la presidenta Bachelet, dijo lo siguiente, en versión de RPP: “El jefe de Estado manifestó que es absolutamente claro que el Perú necesita asociarse con Chile por su cercanía, su gran desarrollo, recursos y experiencias que podemos aprovechar.” Según él, el Perú “necesita asociarse” con Chile, país enemigo y delincuente. ¡Es posible que él necesite esa asociación, no los peruanos! ¿No tenemos empresarios, ministros y técnicos que pueden conducir el rumbo económico y comercial del Perú sin necesidad de juntarnos con los ladrones chilenos dando la imagen de cholitos ignorantes que necesitamos de la guía, ímpetu y ejemplo del patrón experimentado? ¡Para sirvientes apocados basta con él!
 
Ya sabemos, conozcamos a los traidores a la patria por el lenguaje que emplean; ellos no hablan de un desarrollo autónomo y que nos permita decidir con quién trabajamos y con quién no; los traidores a la patria, sirvientes de Chile, hablan de “complementación”, de “intercambio comercial” o de “globalización” como argumentos para promover el dominio económico de Chile sobre el Perú. Los peruanos dignos rechazamos eso, sostenemos que nuestro país tiene recursos naturales y humanos suficientes para un desarrollo independiente y pacífico, manteniendo lejos a los chilenos que hasta ahora nos siguen robando territorio y compran muchas armas destinadas a asesinar a los peruanos.