El presidente no quiere hablar
por Herbert Mujica Rojas
Suena a disparate o criollada de buena factura que el presidente Alan García no hable en el mitin que su partido celebra, casi siempre, en recuerdo del natalicio de su fundador Haya de la Torre. A nadie es desconocida la incontinencia verbal del jefe de Estado y prueba de ello son sus apariciones públicas, dos o tres veces diarias durante los últimos meses. Que representa a la nación, dicen. ¿Y? ¿No habló Belaunde, cuantas veces le vino en gana, mientras ocupaba Palacio, a sus huestes? Ni qué decir de Toledo que, en medio de sus señaladas limitaciones, se dio maña para crear frases de antología. El pretexto se cae por débil, irrespetuoso de las masas apristas que desearían conocer algunas razones sólo posibles en la palabra del señor García. Pero, ello no ocurrirá porque la auto-mordaza se ha impuesto.