El Salario del Miedo
Por Cesar Levano
El anuncio de que Ollanta Humala fijará el 28 de Julio el salario mínimo en 750 soles estremece a la derecha. Para ellos, tal salario da miedo.
La verdad es que el salario mínimo vital es un instrumento de justicia social y también de ampliación del mercado.
Hace algunos años, un periodista inglés me contó que en su país los grandes empresarios y la gran prensa pusieron el grito en el cielo porque los laboristas habían implantado el salario mínimo. Esto significa, dijeron, la ruina de la industria y la quiebra de la pequeña y mediana empresa. Al final, el nuevo nivel salarial fortaleció a las empresas de todo tamaño.
La explicación está en que con el ingreso adicional los trabajadores pueden hacer más compras en el mercado. Es evidente que el modesto aumento del salario mínimo mensual (de 600 a 750 nuevos soles) no da para adquirir acciones en la Bolsa de Valores o comprar bienes suntuarios. Servirá para aumentar la demanda de productos que la pequeña y la mediana empresa ofrecen. El pan, por ejemplo, las prendas de vestir, el calzado, los pequeños muebles.
También la gran empresa percibirá su parte. Dionisio Romero debe de haber ordenado ya cálculos sobre cuántos kilos más de pescado, cuántas botellas más de aceite, serán solicitados por los bolsillos proletarios.
Ocurre con el aumento previsto lo que ocurrió con la jornada de ocho horas. Los diarios de Lima vaticinaron que con esa medida la economía nacional se vendría abajo. Nada de eso ocurrió. Al contrario, la conquista de la jornada entonó el ánimo, y las fuerzas, del sector laboral.
La organización Internacional del Trabajo dio a conocer el 21 de marzo de este año un nuevo informe de su Departamento de Investigación. El documento señala que es posible lograr mayor crecimiento con más equidad si se aplica una combinación correcta de medidas políticas, con lo cual disipa la opinión de que el costo de la justicia social acarrea menor desempeño económico.
Justo en este punto, el texto pone como ejemplo el caso de Brasil. Bajo el epígrafe de “Brasil: una estrategia innovadora basada en los ingresos”, el estudio indica que los elementos clave del éxito de Brasil durante la crisis, como la creación de condiciones favorables para las inversiones empresariales, aumentos del salario mínimo cuidadosamente planificados y el apoyo a la seguridad social, fueron producto del diálogo social.
Agrega el texto que dichas medidas no sólo permitieron una reducción considerable de la pobreza, sino que también estimularon las fuentes nacionales de crecimiento económico. “Se superaron así las expectativas de algunos analistas”.
El informe subraya: Brasil es uno de los pocos países en el mundo donde disminuyó la incidencia del empleo informal”.
¡Vamos, tacaños: aumenten el salario mínimo!