Perú: los perdedores no descansan
Por Gustavo Espinoza M. (*)
Algunos creían que la derecha había sido derrotada y que no tendría capacidad para reponerse en el corto plazo. Otros pensaban que recurriría a acciones extremas para hacer sentir su incomodidad ante la elección del Presidente Humala. Ambas apreciaciones resultaron equívocas. Ni está derrotada, ni recurrirá a acciones extremas en el corto plazo. Está vivita y coleando. Y buscará crear condiciones para retomar la ofensiva, desestabilizar el país, aislar y desprestigiar al gobierno que se inicia y abrir paso a un nuevo derrotero que le permita recuperar posiciones. Los perdedores, no descansan. Por ahora, ha optado por un prudente repliegue en materia de política pública. Ello implica esconder sus intenciones, camuflarlas cautelosamente para que no alarmen a nadie ni despierten sospecha. Saben que aún no les ha llegado el momento de actuar, y que les será mejor minar el suelo, para hacerlo explotar después.
Como una manera de unir a sus efectivos en un solo propósito, los perdedores ha iniciado una campaña abierta y agresiva contra la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, quien los venciera en octubre pasado e instaurara a partir del 1 de enero de este año una administración más bien progresista en la capital; y ha desatado una tormenta apocalíptica en torno a la entrevista de Alexis Humala —dirigente del Partido Nacionalista— con el canciller ruso ocurrida recientemente. Veamos punto a punto ambos temas.
¿Qué le enrostran a la titular del municipio limeño? Ineficiencia. Dicen que no es capaz de hacer cosas. Y que se pierde en conflictos menores, en lugar de resolver problemas. Claro que “los problemas” a los que aluden son aquellos que la señora Villarán heredó, y que Luis Castañeda Lossio —la carta de ellos en materia edil— no pudo resolver pese a que tuvo casi diez años el gobierno de Lima. La violencia, el caos vehicular, la falta de abastecimiento, la crisis de los mercados, la tugurización de las viviendas, no son asuntos que salieron a la palestra en los últimos meses. Son retos que tienen barba, y que fueron agravándose sistemáticamente en los últimos años precisamente por la inopia de las autoridades a cargo de la gestión municipal.
El alcalde Castañeda —recordemos— se dedico a “hacer obras” de carácter ornamental —como el jardín de las aguas— pero no emprendió ninguna tarea social orientada a aliviar la situación de pobreza y desamparo de los vecinos de Lima. Por eso hoy se reconoce entre dientes que en nuestra ciudad hay casi un millón de pobres extremos, tres cuartas partes de los cuales viven en condiciones de franca mendicidad. 800 mil mendigo ¿es poco? Debiera señalarse, en honor a la verdad, que ninguna administración edil de Lima estaría en capacidad de resolver ninguno de los problemas planteados, en seis meses de gestión. Pero además, ninguna, tampoco podría hacerlo sin el respaldo y la ayuda sostenida del gobierno central.
En este caso la gestión de Susana Villarán no solamente que no ha contado con el apoyo de las autoridades nacionales, sino que ha sufrido el sistemático sabotaje de estas y la campaña corrosiva y disolvente de la gran prensa al servicio de la derecha más reaccionaria. El propio Presidente de la República se ha puesto a la cabeza de esta acción demoledora que “los medios” han alentado a su gusto, y la ha acosado sistemáticamente como lo prueban dos ejemplos muy claros: la llamada “inauguración” del Tren Eléctrico, servicio que será formalmente lanzado el 11 de julio pero que no comenzará a operar sino en septiembre, cuando gobierne el país el Presidente Humala; y la colocación de lo que el ingenio popular ha dado en llamar “el Cristo del gordo vago”, parodia ridícula del célebre Cristo del Corcovado en la bahía de Río de Janeiro, instalado sin la opinión del municipio de Lima para alentar las posiciones más oscurantistas de un segmento de la sociedad peruana.
El “Viva Cristo Rey”, lanzado desde el pie de esta estatua por el Presidente García hace algunos días, ha sido recordado como el antecedente del grito de los clérigos franquistas al calor de la insurgencia Franco contra la República Española en 1936. Por si fuera poco —y como en los años de las Brujas de Salem— el cesante Jefe del Estado ha calificado de “anticristos” a los que objetaron su “obra” por una u otra razón.
Por lo demás, a la ceremonia formal, y a la lectura de densos párrafos bíblicos —“El Sermón de la Montaña”— se ha sumado un mensaje de corte mesiánico que busca dividir a los peruanos entre “creyentes” y “ateos”, atribuyendo esta condición, ciertamente, a la devota alcaldesa de Lima, reconocida por sus antiguos vínculos eclesiales. Ni al Presidente García ni a la jerarquía eclesiástica de hoy, le preocupa mentir, en una circunstancia en la que lo que pretende es quebrar la adhesión capitalina a una autoridad que recién empieza, sembrando al mismo tiempo odiosidades de orden religioso y confesional.
El otro asunto tiene que ver con la ira de ciertos medios, desatada a raíz de la entrevista de Alexis Humala con el canciller ruso Serguei Lavrov ocurrida recientemente y en la que participara también Alexander Medvedev, hombre fuerte de la poderosa empresa Gazprom. En torno al tema se ha hecho una tempestad en un vaso de agua.
Gazprom no es una empresa privada, sino un consorcio controlado por el Estado, que cuenta con 415 mil puestos de trabajo y cuyas ventas se elevan por encima de los 31 mil millones de dólares. Su valor en el mercado, supera los 270 mil millones de dólares. Tiene bajo su gestión el 15% de la producción mundial de gas, y mantiene relaciones operativas con diversas empresas estatales de América Latina, como Petrobras, Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Argentina, y la empresa estatal venezolana. Y Alexis Humala no es un desconocido para las autoridades de Moscú. Estudió allí varios años y mantiene por cierto, vínculos altos con funcionarios del Estado Ruso que seguramente están interesados en conocer por vía directa la coyuntura política del Perú y la potencial receptividad que podría encontrar una propuesta comercial gasífera en nuestro país.
Es posible, en ese marco, que Alexis Humala no haya solicitado por cuenta propia ese encuentro, sino que él se haya producido por interés mutuo o incluso por voluntad de los dueños de casa. Después de todo, Hugo Loharte —acompañante de Alexis en la cita— fue durante varios años “Agregado científico” de la embajada peruana en Moscú. Es de suponer que tuviera también altos vínculos en la administración rusa de hoy ¿Y eso, es malo per sé? ¿O es que creen los que hicieron los negociados con voraces consorcios como Discovery Petróleum, que todos los tratos con empresas extranjeras son símbolo y expresión de corrupción? Sólo así se explicaría que ahora especulen —como lo hacen— con los temas más diversos, desde la afinidad familiar entre Alexis y Ollanta Humala, la representatividad del primero para “negociar” gas peruano o pesca, los “convenios” que estarían en marcha, las “comisiones” que se podrían derivar de esa tratativa; hasta quién pagó los gastos del pasaje a la supuesta “delegación peruana” y cual fue “la representación del menor de los Humala en este asunto.
Pergeñar hipótesis, y de esas hipótesis extraer conclusiones, ha sido el oficio al que se han dedicado en estos días los “medios” en el Perú. Así, ya lo hallaron culpable, lo juzgaron y lo condenaron a prisión por diversos delitos: “falsedad genérica”, “usurpación de autoridad”, “uso indebido de recursos del Estado” y otros. Ahora ¿quién podrá defenderlo? No es, por cierto, el Canciller peruano el que debe responder por estos temas que seguramente le lucen escritos en sanscrito. Es mejor que se escuche la versión de los participantes en el encuentro “denunciado” —que no se hizo en la suite de un hotel— y que se sepa, además, la versión de la “parte rusa” en la materia ya que, al margen de concepciones ideológicas -a las que abiertamente ha renunciado- tiene intereses nacionales. Todo el resto, es cháchara aviesa orientada a sorprender a tontos y confundir incautos.
Felizmente que Alexis no habló del otorgamiento de becas de estudio para jóvenes peruanos en Rusia, porque si eso hubiese ocurrido, la Valenzuela o Rafael Rey habrían asegurado que a los becados les harían trasplante de médula para convertirlos en “rojos”, aunque Medvedev y los suyos no lo sean. ¡Algo les habrá quedado!
Los derrotados, al unísono con los medios, enrostran a Alexis Humala haber conversado sobre temas que podrían haber sido abordados por cualquier peruano en cualquier confín de la tierra: gas, pesca, comercio exterior, relaciones entre pares. Si Keiko hubiese sido electa presidenta y Kenyi hubiera visitado Japón, los mismos medios hablarían hasta por los codos de las “promesas de ayuda” del gobierno nipón a nuestra economía ¿no es así?
Que la derecha está a la ofensiva, es algo que nadie duda. Lo importante, será que el movimiento popular —a pie firme— le responda. No es haciendo concesiones a la reacción como se afirma un proceso. Es haciéndole frente a los retos del enemigo y diciendo la verdad al pueblo, como debe actuar un gobierno que busque salidas racionales a la crisis de hoy. Los perdedores, no tienen remedio.
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe