Perú. En julio, el mes de la patria
Por Gustavo Espinoza M. (*)
El presidente García busca esconder el fracaso del neoliberalismo tras una lluvia de palabras y de cifras tomadas al desgaire. Pareciera estar convencido de las bondades de su gestión gubernativa a partir de indicadores que nos hablan de niveles de inflación, crecimiento económico, reducción de los índices de la pobreza y otros; y no repara que esas cifras no alimentan a la gente; ni que el malestar ciudadano, se diluye con discursos de plazuela.
Mucha fanfarria tras el carnaval de “inauguraciones” pomposas de hospitales vacíos, escuelas que un funcionan, vehículos que no encienden y trenes que no marchan; desatado por un gobierno con concluye con sólo el 30% de aceptación ciudadana y con un categórico y concluyente 70% de repudio.
Si las cifras esgrimidas por el Jefe del Estado fueran ciertas, cómo explicar entonces el rechazo masivo de la población a este personaje, cómo admitir su derrota ostentosa en los últimos comicios y que dejaron para su Partido una herencia inadmisible: 4 puestos en un Parlamento integrado por 130 ciudadanos depositarios de la voluntad popular. Cómo entender el hecho que García se ha convertido en una suerte de Rey Midas al revés, que no convierte en oro todo lo que toca, sino que destruye lo que toca.
García apela hoy a una demagogia desenfrenada en la que entremezcla mensajes del más variado signo, desde un chabacano desafío a la memoria, hasta una mística religiosa, simplemente ridícula. Inaugura obras que sólo estarán concluidas en los próximos meses, y que se avanzaron hasta hoy multiplicando los presupuestos originalmente estimados para ellas —como es el caso del Tren Eléctrico—; o miente con descaro proclamando por sí y ante sí que el Perú es un territorio “libre de analfabetismo”, cuando sabe que sólo lo será luego de dos años de esforzada gestión de Gana Perú, cuando así lo proclame la UNESCO.
Recurre por cierto, a los sentimientos más primitivos de la gente, como cuando inaugura con boato una imagen de Cristo que coloca en las cercanías del litoral capitalino. Hay que recordar, en torno al tema que si el APRA —su Partido— alcanzó un alto nivel de popularidad en los primeros años del siglo XX, fue precisamente porque su fundador —Víctor Raúl Haya de la Torre— salió a la calle peleando contra un gobierno que pretendió vanamente consagrar el Perú a la imagen del Corazón de Jesús, alentado por la jerarquía religiosa de la época. Ocurrió eso en mayo de 1923, cuando los jóvenes salieron del Parque Universitario para marchar por las calles de la ciudad enfrentado una dura represión policial que dejó como estela simbólica la muerte de un estudiante y un obrero, sellando —como se dijo entonces— macabramente la unidad obrero estudiantil con un rastro de sangre.
El APRA tuvo, a lo largo del tiempo, una vocación laica -y no confesional- a la que ha renunciado ahora García por conveniencias coyunturales y de orden personal. Está aterrado porque tiene cuentas que rendir ante la justicia, y quiere dejar una impronta que no le corresponde, haciéndose pasar -cual Tartufo de Moliere- por un piadoso personaje de la picaresca criolla. Pareciera estar en la búsqueda de la redención de sus pecados
Lo real es que, gracias al neo liberalismo, impuesto en el país por Alberto Fujimori y aplicado con obsecuente servilismo por las administraciones posteriores y en particular por la de García; hay un segmento relativamente pequeño de la población que vive en la opulencia, pero hay otro, mucho más grande —y que compromete a más del 75% de la población peruana— que vive simplemente peor que antes. Sólo eso explica el que el 65% de los encuestados el último fin de semana demanden cambios urgentes en el plano de la política económica. Y es que saben que es allí donde radica el Talón de Aquiles del “modelo” que nos fuera impuesto a inicio de la década de los 90 del siglo pasado por decisión del Fondo Monetario Internacional, el BID y otros organismos financieros internacionales.
Nadie niega que un segmento de la sociedad, vive hoy en un claro clima de bienestar. Acumuló fortuna a la sombra del Poder Político o Económico. Se enriqueció como costra parasitaria al servicio del Imperio. O alcanzó fortuna a partir de la especulación financiera o mediante procedimientos dolosos, que brillaron en los años del fujimorato, pero que se extendieron —e incluso profundizaron en algunos aspectos— en nuestro tiempo precisamente bajo la administración de García.
Por eso acierta la Comisión de Transferencia Gubernamental designada por Gana Perú cuando lanza una advertencia referida a la desaceleración de la economía, artificialmente manipulada por la actual administración como una manera de crearle problemas al gobierno que se inicia. Y es que, en efecto, el llamado “enfriamiento económico” que hoy se registra es consecuencia directa de las medidas adoptadas por el gobierno actual en los últimos meses y podría conducir a un claro clima de recesión que afecte a la mayoría de los peruanos.
Si a esto se suman contrataciones irregulares que, por encima de 450 mil personas elevaron las planillas presupuestarias significativamente, tendremos mejor perfilado un escenario que se traducirá en dificultades mayores para el próximo gobierno. “Bombas de tiempo” le llaman a estos mecanismos que habrán de explotar en los próximos meses, pero que fueron urdidos hoy, en la sombra, y sin ninguna vergüenza.
En el área de salud asoma más gráficamente la tragedia nacional. Somos el país con un mayor índice de aceleración de tuberculosis en América del sur y bordeamos los 50 mil casos anuales en la materia. Gracias a la política oficial hoy se sabe que en el Trapecio Andino hay casi un 60% de población infantil desnutrida
No obstante estas maniobras, el país marcha confiado a una transición que despierta expectativas. Por eso el 70% de los peruanos se muestra optimista con relación al nuevo gobierno y un categórico 66% está persuadido que hará los cambios necesarios para rectificar el rumbo nacional.
Recogiendo este reto, Ollanta Humala aludiendo a la derecha que tuvo en sus manos los resortes del poder durante muchos años y que hoy aún aspira a perpetuar el neo liberalismo, dijo: “ellos están defendiendo un viejo esquema, aferrándose a un modelo económico que en veinticinco años no ha sido capaz de resolver los desafíos que nos impone el desarrollo nacional y los problemas que genera la pobreza. Están empeñados en replicar el siglo XX en el siglo XXI mediante un modelo económico del pasado y una visión colonial del Perú”.
Bien puede asegurarse que hoy llegó a su clímax la campaña de la reacción por el penoso incidente protagonizado por Alexis Humala, convertido en una insulsa tempestad por cierta prensa que calló siempre ante la estruendosa corrupción del pasado. También la ofensiva contra la alcaldesa de Lima jaqueada por segmentos oscurantistas de la sociedad que buscan explotar los prejuicios más primitivos de las gentes, azuzando odiosidades de sexo y de género que carecen totalmente de sustento.
El viaje de Ollanta Humala a Venezuela y la calurosa bienvenida que le prodigó su pueblo, su entrevista —emotiva y cálida— con el Presidente de ese país, el Comandante Hugo Chávez; el reciente anuncio de una visita a México y Cuba y la presencia de casi todos mandatarios de los países de América Latina y otros continentes en la asunción de mando del nuevo régimen peruano, así como el hecho que se haya previsto la reunión de UNASUR en nuestra capital para esa circunstancia, confirma claramente la expectativa general que se ha despertado en diversos confines del planeta, y que no se será defraudada.
Entretanto, quienes creían no conocer las entrañas de la Mafia podrán advertir ahora que Keiko Fujimori, que prometió solemnemente en su campaña no indultar a su padre —el reo en cárcel más caro de América Latina— demanda hoy la ejecución de esa medida “por razones humanitarias”. Hasta eso pretenden conseguir los derrotados
En julio, el mes de la patria, se afirma la voluntad del pueblo (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.com