Uno manda y el resto obedece: El Congreso y el viaje a Ica

Por Juan Sheput

No le encuentro sentido al desplazamiento de los 130 congresistas a la ciudad de Ica, con objeto de realizar un pleno, una reunión en dicha localidad. El criterio de descentralización no se fundamenta en el desplazamiento de autoridades para actividades episódicas. Esa acción es simplemente demagogia pues a partir de un acto que tiene poco de razón, no se logrará ningún cambio sustancial en la relación pueblo - Congreso y no tendrá ningún efecto positivo en términos prácticos.

 

Lo que si habrá es un incremento de las expectativas, las cuáles por la fuerza de la realidad terminarán exasperando a los probladores, desilusionándolos, pues notarán, al cabo de un tiempo que nada ha cambiado, que hablar "con el pleno del Congreso" no condujo a nada y que, finalmente, todo sigue igual, tan igual como cuando Alan García traficaba con las esperanzas de los ciudadanos.

El tema del costo, cerca de 300,000 soles , se relativiza con el daño que autoinfligirá el Congreso. Lo más seguro es que al cabo de un tiempo los habitantes de Ica le devuelvan la visita a los congresistas, llegando con pancartas, arengas y reclamos de abandono. Al no existir, por la falta de institucionalidad, una relación Ejecutivo - Congreso, el viaje no podrá consagrarse en medidas del gobierno en favor del pueblo iqueño. Puede haber buenas intenciones, que no dudo las tenga el señor Abugattás o Yehude Simon, pero se equivocan de plano si creen que de esta manera van a lograr una mayor identificación con los problemas de la población. Los ciudadanos más bien pueden entrar en una explosión de indignación y de desconfianza en las instituciones si notan que sus reclamos no son atendidos.

Me pregunto ¿Cómo hará el señor Abugattás para visitar a las otras 24 regiones en los once meses que le quedan en la mesa directiva? ¿a cuál región dará prioridad? ¿a la más pobre? ¿a la más emergente? ¿a la que arroja mayor índice delincuencial? ¿a la que sufre de mayor deterioro ambiental?

Si es así el Congreso podría desplazarse a Inambari, es decir Madre de Dios y Puno, para que escuche a los reclamos de los pobladores por la amenaza de la represa impulsada por la prepotencia de Brasil y la consecuencia sumisa del Perú. Si la lógica consiste en desplzarse al lugar donde hay problemas pues allí tienen uno, con gran reclamo ciudadano.

No entiendo a los congresistas. Nunca pensé que un Congreso era un lugar donde uno manda y el resto obedece. Lamentable.