¿Penas resocializan o desocializan?

por Guillermo Olivera Díaz

Salud de Fujimori “seriamente comprometida”, según su médico de cabecera.

El doctor Carlos Luis Gil Mauricio, doctorante en Barcelona en materia penal, ha escrito enjundiosamente sobre el Trabajo Penitenciario Resocializador.

Me atrevo a preguntarle: ¿Resocializan o desocializan las penas y su cualquier modo de ejecución? ¿Serán las cárceles clínicas de conducta para ser mejores, estando quizá entre peores? ¿Para aprender a vivir en libertad es que hay que privar de libertad?.

El Artículo II del Título Preliminar del Código de Ejecución Penal (o Penitenciario), aprobado por Decreto Legislativo N° 654 del 2-8-1991 ilusiona cuando prescribe que la “ejecución penal tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad”. Las tres mágicas R. Este desiderátum lo sigue ciegamente  la Constitución Política de 1993.

En nuestro concepto las penas no resocializan sino desocializan. Quien entra en la cárcel, por lo que fuese, no sale mejor. Ni la DIROES, donde mora Fujimori y hacía ilícitamente campaña electoral por su hija Keiko, reincorpora al penado a la sociedad. Lo sigue albergando tortuoso y tremebundo, tal como era ejerciendo el poder presidencial al alimón con Vladimiro Montesinos, el otro nefasto.

Tampoco las universidades son capaces de enderezar al ser humano torcido, pues no son clínicas de conducta. El individuo sigue en esencia como en las cavernas: egoísta, corrupto y cínico, codicioso, lujurioso y hasta coprolálico. Los políticos de toda laya lo saben en demasía, cuando propician terrorismo financiero o vender regalado el gas de Camisea para medrar. ¿Cierto Toledo y PPK?

Contra lo que cree sesgadamente también el actual Director del Instituto Nacional Penitenciario peruano, Luis Pérez Guadalupe,  humanizar las cárceles  sería bastante cometido. Comencemos por mejorar la alimentación: Una naranja y  una manzana más en la ración cuotidiana. Menos biblia y mucho menos Ciprianis. Todo recluso nos lo agradecerá, pues su alma reside en la aletargada tripa, sin contar aún que una vez excarcelado encuentra la misma sociedad corrupta que lo criminalizó.

Pido al connacional Gil Mauricio que responda a mis interrogantes y al Presidente del Perú, Ollanta Humala que pare mientes en los que deben resocializar o rehabilitar a los presuntos resocializadores que muchos frisan en apenas 20 años. Su selección de él depende, a través de su circunspecto Ministro de Justicia y el orondo hablantín jefe del INPE.

Último minuto: El médico de cabecera del sentenciado Alberto Fujimori y congresista de Fuerza 2011, Alejandro Aguinaga, señaló ayer tarde que la salud del ex presidente está “seriamente comprometida”, me informó César Nakazaki. Ergo, dichos de parte, o sea, parcializados en favor del cliente. ¡Sin el poder se agrava; con él se tiraniza!.

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