Primera infancia, primeras interrogantes
por Desco
En las últimas semanas el Gobierno ha puesto de manifiesto las principales líneas de trabajo para su gestión, entre ellas, destaca el discurso sobre la inclusión. En ese sentido, tanto el objetivo de reducir la desnutrición crónica y mortalidad infantil como la oferta del Programa Cuna Más, son iniciativas por la inclusión que tienen la particularidad de estar orientadas a la primera infancia. En artículos anteriores hemos destacado la enorme importancia de ejecutar intervenciones en esta población, sobre la cual ya existen acciones en los niveles regionales y locales. En ese contexto, cabe preguntarse cómo se complementarán estas distintas intervenciones desde el Estado central y desde los otros niveles de gobierno.
Entre las iniciativas en marcha destaca el Programa Nacional WawaWasi (PNWW) El PNWW viene ofreciendo un servicio importante para el cuidado de los niños en las edades más críticas para desarrollar su potencial cognoscitivo. Hasta el momento ha sido importante, además de por sus logros en atención directa, para concientizar a las familias rurales, sobre la importancia del cuidado en la población infantil. Este cuidado se traduce en una adecuada alimentación, lo que constituye la base para incorporar el aprendizaje.
Parece claro que la intención del gobierno es concentrar la atención a la población infantil, bajo el esquema del Programa Cuna Más, sobre el cual no se conocen detalles hasta la fecha. Volviendo a la interrogante inicial pero de forma más específica nos preguntamos cómo se inserta el PNWW en este nuevo esquema. Recordemos que el PNWW quedó a la expectativa de ser transferido a los gobiernos provinciales, con lo cual se agrega un elemento adicional a tener en cuenta para la gestión de las iniciativas a favor de la infancia; en concreto, estas son interrogantes que deben ser discutidas para el inicio del emergente Programa Cuna Más.
Tanto el PNWW como Cuna Más, son intervenciones que deben complementarse para una intervención sostenible y tener réditos e impactos reales en la población viviendo en áreas rurales. En dichas zonas existen intervenciones promovidas desde la cooperación internacional, principalmente, que buscan una intervención más profunda en el bienestar de la población infantil, como en el caso del Programa Sierra Centro. Experiencias como la de desco en las zonas rurales aportan conocimientos en términos de presupuestos, estrategias, sostenibilidad, para trabajos en la primera infancia.
Otro de los procesos en marcha tiene que ver con la Estrategia Nacional CRECER, de la cual no se ha dicho nada en el Mensaje de 28 de julio ni en los anuncios del Premier ante el pleno del Congreso. CRECER es una estrategia que busca articular las diferentes intervenciones de los sectores hacia la lucha contra la pobreza y la desnutrición. Esta idea también ha sido promovida por los gobiernos regionales y la sociedad civil como en el caso del Consejo Regional de Seguridad Alimentaria, en Huancavelica (CRSAN) y CRECER WARI, en Ayacucho; a los que se agregan programas específicos como PICED y PROSAN, con trabajos en el campo productivo y promoción de la salud, en Junín. Tanto CRSAN y CRECER WARI permitieron ofrecer a la Estrategia Nacional, una «pista de aterrizaje» en el nivel regional. Esta articulación entre lo nacional y regional ha propiciado encuentros, talleres y foros para una gestión integral con miras a lograr la disminución de la desnutrición crónica. Aún se desconoce cómo se retomarán los mecanismos de coordinación entre los niveles de gobierno.
El riesgo es que intervenciones iniciadas queden sin continuidad tanto a nivel nacional como regional. Si bien la demora en las definiciones que se requieren de los funcionarios es válida por tratarse de gestiones nuevas que recién conocen el «aparato del Estado», no son justificaciones cuando se trata de atender a una población como la infantil, que no vota, no tributa pero sí es impactada por los aciertos y errores del Estado.