“Quizá Nicolás Lynch no sabía que eran del Movadef”
Por Rocío Ferrel
A propósito del escándalo del MOVADEF en la embajada peruana en Argentina, que terminó con la salidade Lynch, una vez más se pone en evidencia la clase de mafia oenegera que construye famas a personajes que de otra manera serían oscuros, tanto por su falta de talento como de moral.
Abordado por la prensa sobre el escándalo, García Sayán minimizó el hecho. “No tenía idea de que el embajador Lynch los había recibido. De pronto el embajador no estaba plenamente informado de quiénes eran las personas y qué buscaban. Eso ocurre muchas veces, a veces te encuentran y se toman una foto contigo y no tienes cómo saber quién es”, dijo.
Habría que preguntarnos si lo dicho por García Sayán es sólo parte de su falta de inteligencia o si se trata de un mayor deterioro mental o moral. Pero se advierte con claridad que manda la costumbre de estos personajes: protegerse unos a otros incluso de forma carente de vergüenza, mientras buscar acusar a los demás. Un claro caso de tejedor de telarañas: para atrapar a mosquitos y deja pasar a los osos.
Es recordada la denuncia televisiva que acusa a García Sayán de alquilar su casa a su ONG por US$25 mil mensuales, amparado en la protección que brinda la APCI, llena de amigos de estas ONG, que decide no ocuparse de la utilización de los fondos que el Perú recibe en nombre de la lucha por los derechos humanos, la educación o contra la pobreza y la corrupción. Nunca se escuchó la respuesta de García Sayán.
García Sayán escaló cargos no por mérito, inteligencia y preparación, sino por ser parte de la argolla de oenegés que reciben dinero del exterior para ser mercenarios de la palabra, defendiendo casos como los de violación de DD. HH. que mandan oscuras fuerzas extranjeras, y desechando casos tan o más graves.
Está claro que sin dinero no hubiesen defendido a nadie, y sin argolla serían desconocidos que no pasarían de ser abogadillos de segunda. Basta ver que García Sayán ni siquiera sabe escribir (ver ejemplos: “Medio Oriente” y Concordancia sujeto-verbo)
La práctica de los oenegeros es hablar y hablar (pagados), ocupar posiciones en la prensa, y desde allí servir a sus intereses y alabarse, citarse y entrevistarse unos a otros, para hacer creer a la ciudadanía que existen sólo esas voces, como si fuesen dueños de lo que hay que decir y de la verdad, marginando la palabra de otros profesionales que sí son inteligentes, competentes y valiosos.
Así, este sujeto oscuro fue ministro de Justicia y ahora es titular de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), lo cual es preocupante para los peruanos, tratándose de una institución internacional que es una instancia final para la administración de justicia cuando los litigantes no la encuentran en nuestro país.
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