Los chips de celulares ingresan fácilmente a penales |
Por Alfredo Palacios Dongo
El pasado 17 de enero, el presidente del Poder Judicial, Enrique Mendoza, denunció que desde diciembre pasado viene recibiendo hasta cinco llamadas telefónicas amenazantes y extorsivas desde un teléfono público del penal de Lurigancho. Al respecto, en julio pasado el Jefe del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), José Pérez Guadalupe, manifestó que coordinó con la empresa Telefónica la colocación de más cabinas telefónicas en los penales, pero para evitar extorsiones o amenazas, se escucharía previamente una grabación de advertencia que ésta se realiza desde un penal, para el que la reciba opte por atenderla o no. Por supuesto que en el caso del presidente del Poder Judicial esta grabación nunca funcionó.
Sin embargo, la mayoría de extorsiones y amenazas desde los penales se realizan a través de celulares por la facilidad de adquirir chips en el mercado suplantando identidades porque las empresas operadoras no verifican correctamente los datos de los compradores a pesar que el DS 024-2010 las obliga, y por su reducido tamaño y forma es muy fácil introducir éstos chips en los penales. Solo entre agosto 2011 y julio 2012 hubo 1,076 requisas en los 68 penales del país —369 en penales de Lima—, decomisándose 4,000 celulares, 1,000 baterías, 900 chips, 2,200 cargadores y 260 equipos de manos libres.
El 22 de mayo 2012 se promulgó la ley 29867 que incorpora nuevos artículos al Código Penal incrementando penas por el ingreso a los penales, o tenencia en ellos, de celulares, chips, o componentes; sin embargo, éstos siguen incrementándose junto con las extorsiones y amenazas. Según la Policía Nacional el 2012 se registraron, solo en la región La Libertad, 500 denuncias por llamadas para extorsionar, el 70% desde el penal El Milagro de Trujillo, que alberga más del doble de presos (2,650) de su máxima capacidad (1,150).
Bajo este panorama, la seguridad ciudadana es prioridad nacional por lo que es urgente desbaratar estas mafias de extorsionadores y secuestradores que de modo absurdo e indignante operan desde los penales. Uno de los elementos claves y más efectivos es el uso de bloqueadores de señales, omnidireccionales, para neutralizar las comunicaciones de todo el penal hasta 200 metros a la redonda, o unidireccionales, para hacerlo en una zona específica como un pabellón de alta peligrosidad.
Lamentablemente estos equipos brillan por su ausencia en nuestros centros penitenciarios, según el Jefe del INPE, por su elevado costo y falta de recursos, pero a pesar de ello existe actualmente un presunto negociado tras una donación de bloqueadores para el penal El Milagro de Trujillo.
Expreso, Lima 16-02-2012
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