Por Gustavo Espinoza M. (*)
Finalmente la victoria acompañó a los sectores democráticos y a las fuerzas progresistas que cerraron filas el domingo 17 de marzo en torno al Municipio Provincial de Lima y ratificaron —con el 52% de los votos— a la alcaldesa Susana Villarán.
Los ganadores fueron muchos, pero, en primer lugar, los ciudadanos de la capital que enfrentaron resueltamente la ofensiva de los “revocadores”. Bien podría decirse sin equívoco, que este fue un triunfo de la decencia sobre la corrupción; de la sensatez sobre el aventurerismo; y de la verdad sobre la mentira.
No obstante, quienes optaron por el “Si” a la hora de las decisiones, no pueden considerarse vencidos. No solamente porque su opinión expresó el punto de vista de una considerable franja ciudadana; sino también porque ellos fueron víctimas en algunos casos de la manipulación perversa de la “prensa grande”, y del engaño alentado por intereses mezquinos; a más de los prejuicios y del odio irracional alimentado por una campaña profundamente ruin.
Los verdaderos derrotados aparecen más bien ante los ojos de todos, y resultan plenamente identificados. Constituyeron, desde un inicio, un tinglado descalificado de franco tiradores y delincuentes encaramados en Partidos Políticos y medios de comunicación que alentaron una ofensiva política a la sombra de poderosos intereses empeñados en recuperar cuotas de Poder.
Si miramos con elemental detenimiento el escenario, podremos recordar que en los comicios ediles del 2010 y en los nacionales del año siguiente, el pueblo optó por un nuevo camino, distinto a los “ajustes” neoliberales impuestos al país por la Mafia fujimorista y seguidos con singular obsecuencia sobre todo por el segundo gobierno de Alan García.
Independientemente de que la opción ciudadana haya, o no, dado los frutos deseados subsiste como voluntad creciente en la ciudadanía el concepto que los “políticos tradicionales” poco o nada pueden ofrecer al país. Y eso, se ha ratificado en la consulta del pasado domingo.
Alan García, la imagen más destacada del corrupto tinglado aprista, y su carnal Mauricio; Luis Castañeda, el exalcalde de Lima mantenido artificialmente como “figura” por los grandes medios; el congresista José Luna; y los “periodistas” Aldo Mariátegui, Cayetana Aljovín y Cecilia Valenzuela; fueron en definitiva los que —secundando a Marco Tulio Gutiérrez— estuvieron a la cabeza de un proceso que naufragó en toda la línea.
Aunque ahora traten de “tomar distancia” de la derrota, todos saben que pusieron el mayor empeño y cuantiosos recursos para arrancar al electorado una decisión que no se concretó. Los derrotados, fueron ellos. Y también lo fueron -en toda la línea- los diarios “El Comercio” -que sorpresivamente el día anterior cambió su postura y editorializó por el “No” al conocer los últimos sondeos de opinión-, “Expreso”, “Perú 21”, “Correo” y “La Razón” —es decir, casi toda la prensa—, que buscaron obsesivamente engañar a la ciudadanía con una sucia descarga de intrigas y de mentiras. Lamentablemente también perdió César Hildebrandt quien —no obstante asegurar que votaría por el NO— mantuvo una errática y negativa campaña contra la alcaldesa.
Aunque los fujimoristas dieron formalmente “libertad” a los suyos para actuar “según su conciencia”, no hubo uno que sustentara el NO en tanto que sí varios que hicieron abierta campaña por el SI. Y la actitud de los parlamentarios de ese segmento en la sede del Congreso de la República el viernes 15 los pintó de cuerpo entero: estaban en guerra contra la Villarán. Keiko calló porque ella lo que le interesa es el indulto al Jefe de la Banda y Kenyi fue silenciado por una denuncia en torno a vínculos con el narcotráfico a través de una empresa ligada a su entorno.
Hay que reconocer, sin embargo, que la consulta ciudadana reciente genera dos peligros que deben ser abordados con responsabilidad.
El primero, tiene que ver el respaldo del PPC a la alcaldesa metropolitana.
Es verdad que el apoyo de esa organización ha sido muy importante para la victoria del “NO”. Pero el acontecimiento ha sido de tal magnitud que ninguno de los actores que participaron en su concreción podría ser subestimado. La ausencia de cualquiera de ellos -tanto del PPC como de la Izquierda socialista, con todos sus segmentos profesionales, sindicales o sociales- habría sido un decisivo factor de derrota para la burgomaestre capitalina. La victoria no fue un éxito particular de nadie. Fue una concreción derivada de la Unidad que perfiló la campaña del NO
Objetivamente nadie podría adjudicarse por sí solo el honor de esta victoria, que pertenece a todos los que, desde una u otra trinchera, colaboraron activamente para vencer. Organizaciones vecinales, comités de madres, entidades de cultura, sindicatos, vasos de leche y núcleos poblaciones de muy variado signo, actores, cantantes, músicos y personalidades de diverso oficio, aportaron como granitos de arena a la inmensa playa que generó la victoria del domingo 17. Pero los grandes medios de comunicación —enemigos de Susana Villarán— pretenderán hacer creer a todos que aquí lo decisivo fue el rol del PPC y el papel de Lourdes Flores.
Y lo harán por dos razones: para fortalecer a un Partido derechista claramente alineado con la política fondomonetarista tradicional y por levantar a una personalidad que les podrá ser electoralmente útil en el futuro más o menos inmediato.
El PPC, sobrestimando su rol buscará asegurar una suerte de “viraje a la derecha” en la gestión edil de Lima cual si fuera una nueva versión de la “hoja de ruta” que en su momento ofertara Ollanta Humala a los peruanos entre abril y mayo del 2011.
Y el otro tema tiene que ver con la presunta revocatoria de los concejales de Fuerza Social y sus partidos aliados, alcanzada precariamente por la votación del “SI”.
Podría ocurrir, en efecto, que se confirmara el retiro de Eduardo Zegarra; Marisa Glave, Perfecto Ramírez, Maira Rojas y otros que jugaron un papel significativo en la política municipal hasta hoy. Independientemente que sus reemplazantes sean de la misma, o similar, orientación política; su retiro de la administración municipal sería un triunfo de la reacción.
La “revocatoria” injusta de estos concejales bien podría ser la consecuencia de una maniobra subalterna de sectores más bien anticomunistas que, conscientes de la necesidad de rechazar la revocatoria de la Villarán, asumieron más bien la idea que ella estaba rodeada de “izquierdistas” “caviares” o simplemente “comunistas” a los que era preciso cambiar. Por eso los tacharon. Fue lo que se ha dado en llamar “El voto PPK”, que tomó fuerza en algunos remanentes del primitivismo político.
Quienes así actuaron —una porción muy pequeña de electores— marcaron con el •”SI” todo el lado izquierdo de la boleta electoral —del 2 al 20— pensando que de ese modo “eliminarían” a los “aliados de izquierda” de la alcaldesa. Se equivocaron por cierto porque de serlo, los concejales de Fuerza Social “revocados”, serán reemplazados por otros de la misma vertiente política, y no otros, de modo que no se modificará la correlación de fuerzas en el municipio capitalino.
Es claro que pocas veces como ahora ha estado más evidente la disputa por el Poder en el futuro inmediato. La ultra derecha y la Mafia buscaron una victoria edil que les permita consolidar un frente con miras a los comicios regionales y municipales del 2014, y luego amagar el escenario vinculado al cambio de gobierno en el 2016. Si bien fracasaron en dicho propósito, no habrán de arredrarse en la intención, que pasa ciertamente por dividir y enfrentar entre si a las fuerzas y sectores que los derrotaron en esta circunstancia.
Es importante tomar conciencia de todo esto para enfrentar con responsabilidad el complejo periodo que se avecina. (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe