Dr. Hugo Salinas
Con el tipo de elecciones que tenemos, tanto para la presidencia de la República como para los congresistas, ¿existe realmente independencia de poderes? ¿Puede existir una independencia entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo con el tipo de elecciones que existe actualmente? La respuesta que nos brinda la realidad de todos los días, es un NO retundo.
En este artículo no tomo en consideración al “poder judicial” porque, simplemente, sus autoridades máximas no son elegidos ni por el pueblo ni por sus pares.
Ellos son nominados a dedo por el Poder Ejecutivo. Es decir, no contamos con un Poder Judicial. Tanto es así que, existiendo pruebas evidentes de corrupción en las más altas esferas de los dos poderes mencionados, ninguno ha sido realmente inquietado por el “poder judicial”. Son las organizaciones internacionales que presionan a los “poderes del Estado” para que cumplan con sus obligaciones.
Y si hablamos del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, lo cierto es que, es el Presidente de la República quien tiene bajo su mando al “poder legislativo”. ¿Y en base a qué aseveramos tal cosa si tanto el presidente de la República como los legisladores son elegidos por el pueblo? Porque la matriz del vicio se encuentra en la forma de elegir tanto al Presidente de la República como a nuestros congresistas.
Sucede que, por completa ignorancia de la naturaleza diferente de estos dos poderes, o por simple conveniencia, se ha tomado por costumbre, escrita en las normas del Jurado Nacional de Elecciones, establecer que tanto el Presidente de la República como los congresistas sean propuestos a elección por los partidos políticos.
El Presidente de la República tiene objetivos políticos a cumplir y, por consiguiente, es normal que sean los partidos políticos quienes propongan candidatos a la presidencia de la república. Y sea el pueblo quien decida. Pero, los congresistas no tienen por finalidad la política sino la legislación. Su mismo nombre lo indica: Poder Legislativo. Es un cuerpo técnico y no político. Y, por lo tanto, no deben ser propuestos a elección por los partidos políticos.
Entonces, cometemos grave error al permitir que sean los partidos políticos que propongan y manejen ambos poderes. Porque, a raíz de esta mala práctica, vemos corrientemente que los legisladores siempre están al servicio de los partidos políticos. O más exactamente, el “poder legislativo” está al servicio del Presidente de la República.
Una evidencia más de la existencia de un solo poder: Las bancadas de legisladores se ordenan ellos mismos no en función de legislar sino en función de sus partidos políticos. En estas condiciones, ¿cómo podemos hablar de independencia de poderes del Estado? En realidad, existe un solo poder, el del Ejecutivo.
Si estimamos que debe existir independencia entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, debemos romper el cordón umbilical entre estos “dos poderes”. Y la mejor forma de hacerlo es reflexionando sobre la naturaleza del Poder Legislativo y sus verdaderas bases de donde deberían salir elegidos los congresistas.
El cuerpo legislativo es técnico. Y técnico en legislar. Por lo tanto, los legisladores deben ser propuestos a elección por las organizaciones e instituciones que tienen que ver con la normatividad del Estado. Y son estas organizaciones e instituciones quienes deberían elegir a los congresistas.
La elección del Presidente de la República y la de los congresistas puede ser simultánea pero, en ningún caso con el mismo tipo de elección. Al Presidente de la República lo elige el pueblo y a los miembros del Poder Legislativo, sus pares; las organizaciones e instituciones que tienen que ver con la normatividad del Estado.
Pero para personas como yo, que no creemos más en la Democracia Representativa y Participativa, fuente del vicio y de la corrupción, que creemos en una Democracia Directa tanto en el voto como en el juzgamiento y la acusación, no hay lugar para congresistas; es decir, para los “representantes del pueblo”.
Ya no existe ningún argumento válido para justificar la existencia de “representantes”; más aún cuando los modernos medios de comunicación facilitan las decisiones de los pueblos en forma directa.
Ferreñafe, el pueblos de las dos Fe, 5 de junio del 2013
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