por Herbert Mujica Rojas
El 26 se cumplieron 8 años del adiós terrenal del patriota Carlos Repetto Grand. Había dedicado sus esfuerzos activos y laborales en Petroperú, al impulso de La Pampilla, estuvo en Talara, Iquitos, Pucallpa, Piura, Los Organos, Arequipa, Cusco, Puno y múltiples otros sitios y conjugado su tesón y entusiasmo a la producción hidrocarburífera con la defensa de los trabajadores de la empresa en cargo de representante que ocupó elegido hasta en cuatro oportunidades.
No sólo caminó el ingeniero Repetto por las avenidas institucionales, también incursionó en el periodismo y fueron no pocas las notas que publicó en distintos diarios, concedió entrevistas y tras su retiro de Petroperú, hizo lo propio a través de la Asociación de Cesantes y Jubilados de esa firma y que ocupó hasta el día de su muerte el 26-6-2005.
La parábola vital de don Carlos tiene un significado especial: nació un 26 de junio y falleció al cumplir los 70 años ese mismo día. La noche -o más propiamente dicha- la madrugada del infausto suceso recibí una llamada de su celular, asunto que no era raro: así era Repetto, avisaba cuando tenía ideas y eso ocurría con mucha frecuencia. Pero no era su voz serena sino la de su hijo Ricardo que me comunicaba en nombre de la familia, su deceso.
Cuando lo despedimos ante su féretro hablaron personas muy cercanas a él, entre ellos su consejero legal y abogado, Jesús Dongo Avalo, y por los amigos de los últimos años una persona que entonces había recibido apoyo, respaldo y fraternidad de parte de don Carlos: Ollanta Humala Tasso. Desde el micrófono anuncié su presencia y sus palabras fueron sentidas y coloquiales para con el dilecto amigo caído.
Si el gobierno Humala lleva a cabo o impulsa o pone la piedra fundamental de lo que habrá de ser una central petroquímica, entonces, no debiera extrañar que la propuesta de nombrar a esa empresa pionera con el nombre de Carlos Repetto Grand, sea un justo reconocimiento al hombre, al ingeniero, al patriota.
Un grupo de personas cuyo mejor honor fue gozar de la amistad de Carlos Repetto Grand, nos hemos propuesto reproducir su extensa obra periodística y técnica y ponerla en forma de libros para las generaciones jóvenes de la Patria. Partimos de cero absoluto y con carencias hasta las más elementales y aceptamos todos los donativos y entusiásticos respaldos, en efectivo o en sonrisas solidarias.
Para la señora Teresa Castro de Repetto, Carlos, hijo mayor, Ricardo y Juanita, mi saludo renovado de una amistad forjada en el yunque imborrable de mil y un jornadas y en un cariño cuyo fuego, lejos de aminorar con los años y la ausencia de Carlos, me junta a ellos con argamasa sólida de evolutiva y firme hermandad.
Los jóvenes tienen derecho a conocer y saber que no todos los hombres públicos son migajas morales y monigotes deleznables. Hubo alguien, como Repetto, cuyas denodados motivaciones se dirigieron a la creación de la industria petroquímica, a la Refinería del Sur que aún aguarda un gobierno integérrimo capaz de comprender la importancia geopolítica de ésta y que no dudó, hasta el último momento, de pelear por el Perú.
En un país en que se da nombre de calles, avenidas y plazas en "honor" a supuestos héroes o ilustres, conviene muy mucho poner de relieve las calidades cívicas, petroquímicas de que fue portador en vida el ingeniero refinero Carlos Repetto Grand.
¡Honor a su memoria!
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