por Guillermo Olivera Díaz; Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
El día de hoy, cerca de las 8 am, un asistente de producción de Radio Programas del Perú (RPP), se identificó como Raúl Gastulo, llamó a mi teléfono fijo 346-1803, preguntó por mi nombre completo y solicitó una entrevista acerca de mi denuncia penal presentada ante el Congreso de la República contra 6 magistrados del Tribunal Constitucional. Hablamos largo, unos 3 ó 4 minutos, sobre su actual jefe, incluso.
Quería una entrevista grabada, esa fue su propuesta, de esas que pueden archivarse en el canasto, o ser editadas, cambiándoles su sentido. Mi rechazo fue inmediato, le contesté que aceptaba la entrevista sólo en vivo, si es que quieren, le subrayé, o de lo contrario nada. Tengo varios callos en este tipo malévolo de trasiegos radiales. Se despidió un poco descuajeringado, sin quedar en nada, respecto del motivo de su llamada.
Consultó me imagino con su jefe, Abelardo Domínguez, a quien conozco, porque me ha invitado muchas veces a entrevistas en vivo, y a los pocos minutos me llamó de nuevo. Aceptaban que fuera en vivo el día de mañana, en el espacio llamado Ampliación de Noticias. Pero, pero, pero, que deseaba conversar conmigo previamente, en persona, pues quería que le entregue documentos que tengo del caso y que le brinde ciertas explicaciones o pormenores para su conocimiento. Acordamos la cita para las 2 de la tarde en mi oficina de San Borja, cuya dirección exacta le brindé, sin que se haya presentado hasta este momento, 6.20 pm, ni siquiera me ha llamado a disculparse. ¡Me dejó sentado, casi tirando cintura!
Por lo tanto, la entrevista en vivo no se producirá, ya que la frustrada cita sanborjina parece que fue una condición suspensiva, para fines que pueden ser otros.
En tal virtud, exijo a RPP, que aclare públicamente este tosco impase, lindante con el abuso, por creerse poderosos al ser dueños de una radio. Además, ronda en mi cabeza la idea de que esas dos llamadas, cuyos rastros de origen, entrada y salida registra MOVISTAR, pueden haber sido una impostura, de alguien que más bien buscaba atentar contra mi vida o mi integridad corporal, pues antes de ellas entró otra a mi celular 999-666646, sin que persona alguna haya dicho algo: ¡se quedó mudó, y le corté inmediatamente!
No estará demás prevenir a los ilusos o intonsos que las entrevistas grabadas tienen un mal destino, pueden parar en manos de la parte contraria, tal como podría haber sucedido en este caso, o en el canasto. Aunque lo peor puede resultar en una celada contra el posible entrevistado, ¡a nombre de RPP!, por lo cual es necesario que esta emisora aclare si fueron ellos los que llamaron, si lo hizo Raúl Gastulo y si lo comisionó Abelardo Domínguez u otro mandamás.
¡Las 2 llamadas tempranas y reales, pero riesgosas y extrañas en su forma y contenido, constan en el registro de mi teléfono 346-1803! ¿Para qué pretendían una entrevista grabada de un asunto de tanta trascendencia para el país, al estar en juego entre US$1,000 a US$4,500 millones de dólares en materia de bonos de la reforma agraria, que el Estado tendría que pagar si el TC prevarica y falla contra el Perú?
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