luis miguel castilla 7Raúl Wiener

En este debate ridículo sobre que todo el que mencione el hipotético aumento del salario mínimo en relación a la agenda del gobierno, está contra la primera dama y su ministro de economía, y debe corregirse o caer por malagradecido como ha ocurrido en estos días con sendos premieres, con el aval del presidente Humala, se ha llegado al punto en que podría parecer que en este tema se estaría jugando la mayor herejía que se puede hacer contra los principios del régimen iniciado el 2011.


 
Ya ni siquiera se habla de la siempre socorrida Hoja de Ruta en la que la segunda medida de los programas sociales que eran el centro de toda la propuesta, consistía en una elevación inmediata del salario mínimo a 750 soles (se tardó nueve meses) y el aumento progresivo de acuerdo a la evolución de la productividad y del costo de la canasta de consumo.  Ahora Humala declara que es “irresponsable” volver sobre eso. Y todo porque Nadine habló del asunto sin entenderlo y luego lo mandó a los economistas, y Castilla se ha puesto erre con erre a resistir que se abra cualquiera discusión al respecto, que es lo que aplauden en la CONFIEP.
 
El del mechoncito ha reducido ciertamente el problema a que si el piso salarial se eleva, muchas empresas se irán a la informalidad. Lo que visto bien equivale a una crítica a su propia gestión que no habría podido generar otra razón para formalizarse que la de un salario base 40 veces inferior a su propio ingreso como ministro. Pero uno puede pensar que en el fondo el jefe de la banda del MEF, comparte con otros neoliberales el concepto de que el mínimo es una interferencia en el mercado y que mejor fuera que las patronales negocien lo que se paga de acuerdo a la demanda de empleo existente.
 
Mientras sean muchos más los que necesitan trabajar, más abajo se podrá contratar nuevos trabajadores o cambiar los que se tienen por otros más baratos. Es decir cero regulaciones, y el salario mínimo ciertamente es un regulador de la economía. Humala entendía antes de ser presidente que este era un punto fundamental de justicia social y de dinamización del mercado. Por eso es de los puntos de la Gran Transformación que siguió con vida en la Hoja de Ruta y los primeros meses del gobierno. Pero ahora él mismo se califica de haber tenido ideas “irresponsables”, seguramente como se lamentará no haber tenido antes de asesor a Castilla en vez de a Félix Jiménez.
 
O será que todo esto es una farsa envuelta de ortodoxia económica. Y más allá de la teoría económica lo que se está jugando en realidad es quién manda aquí. Miren no más la secuencia: habla Castilla, reafirma Nadine, cae Villanueva, Cornejo se dispara, Ollanta manda callar, Nadine grita yeah, Cornejo se rectifica, Castilla decide ya no hablar.  Hasta la próxima vez.
 
03.02.14
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