caballolocox20Por Herbert Mujica Rojas

Si hay algo de que puede holgarse, desde su juventud llegada de Chiclayo a la Lima de entonces, Miguel Rosas (el furibundo de la foto), es que carece de cualquier independencia, es nada más y nada menos que un alanista, por convicción y temperamento. Habla con su mentor, coordina con aquél hasta el suspiro o la interjección más insignificante. Mucho antes de que existieran los drones (a control remoto), don Miguel ya ostentaba esa discutible capacidad de marioneta.

El ataque escandaloso de que fue víctima en reunión en hotel capitalino, el parlamentario Sergio Tejada (a quien no conozco), por la jauría alanista muestra de a qué niveles de cloaca pretenden llegar los adláteres contumaces del ex presidente, el mismo que hoy "censura" a Humala en el tema Venezuela y porque su simpatía hacia las fuerzas reaccionarias y momias del Orinoco, es inocultable.
 
No ha mucho que García Pérez estuvo en Colombia pronunciando loas a la Alianza del Pacífico, acuerdo que, entre otras cosas, consagra libertad irrestricta para la aeronavegación y para favorecer a Lan Chile. ¡Por sus obras, les conocereis!
 
El denigrante espectáculo mostró qué puede esperar la ciudadanía al compás del progreso de las revelaciones que la llamada Megacomisión hará con respecto a la participación de Alan García Pérez. Sólo los narcoindultos le tienen a mal traer y con migrañas recurrentes al obeso ex jefe de Estado. Por tanto, a falta de ideas, buenos son los perros que ladran por encargo. Nadie debe presumir que estas comisiones se hacen por buena fe o de manera gratuita. El alanismo rinde culto a "cómo es la mía".
 
En 1931 y durante la campaña que enfrentó como principales candidatos a Luis Miguel Sánchez Cerro de la Unión Revolucionaria y Víctor Raúl Haya de la Torre, del flamante Partido Aprista Peruano, los calles fueron escenario de no pocas balaceras y trompeaduras. Me contó Nicanor Mujica que a veces se arribaba a discusiones ardorosas en las plazas y era entonces que la juventud ilustrada, ideologizada de los apristas, vencía a los urristas que pronto se enrolaban caudalosamente en el aprismo. Haya había profetizado: "quien pierda la elección va contra la pared". Y así fue como se produjo 1932, el año de la barbarie.
 
Pero la jauría alanista que pocas horas atrás armó un escándalo contra Sergio Tejada, ¿esgrimió ideas o planteamientos de peso? ¿o tan solo exhibió la nauseabunda consigna para denigrar al adversario político? La consigna fue demostrar que Tejada era un irresponsable o un supuesto mal padre. ¿Invalidaría aquello el trabajo incurrido bajo su dirección en el Congreso? Sospecho que la respuesta es inequívoca: ¡de ninguna manera!
 
El dron humano que es Rosas no actuó sólo ni con autonomía, capacidad de la que está castrado desde adolescente cuando renunció a seguir ideas y adhirió al alanismo depredador y del cual ha sido gonfalonero eximio y premiado. Las órdenes fueron precisas y la prensa no olvidó honrar sus compromisos con quien fuera titular del gobierno anterior. ¿Tiene alguna duda?
 
De ahora en adelante, Perú está noticiado, jaurías alanistas recurrirán a todo tipo de maniobras y envolturas con el avieso fin de enlodar honras ajenas y bajo la premisa que hay que "defender" al gran destructor de la política y, especialmente, de su partido, García Pérez.
 
He escrito no pocas veces y durante largos lustros:
 
"Hay razones potentes y sobradas para distinguir la doctrina creada por Haya de la Torre, el aprismo, de la degeneración de logreros que una vez instalados en la maquinaria estatal, trocaron en expoliadores y comisionistas de todos los negociados posibles. El mandato se convirtió en la maldición que previó Víctor Raúl en su carta desde San Lorenzo el 3 de octubre de 1923 cuando admonizaba contra los que hacen de la política vil negociado culpable. Y así ha sido y hay responsables que obedecen no a los llamados ideológicos y sociales sobre los cuales se construyó un partido que antaño fuera señuelo, jaculatoria y trompeta de lucha contra los poderosos y que en los días actuales pelea contra una agonía, no sabemos si unamuniana, o terminal. El alanismo, la exaltación o endiosamiento en singular de un personaje, el Midas al revés de que habla César Hildebrandt, es una tara envilecida y oliente a los peores vicios de la tragedia del pisco y la butifarra. Sus protagonistas, mercenarios a quienes se paga los servicios para mantener la impostura y la farsa. En aquel sainete brilla el dinero que compra conciencias y abate pobrezas, pero ausente está el proyecto histórico, la lucha por la soberanía geopolítica que no tiene sustento sin soberanía popular ni identidad nacional con ideas claras, revolucionarias y democráticas. Lo escrito en Liberación antes que envejecer retrata pioneramente lo que la ciudadanía critica: la corrupción. Nadie puede confundir alanismo, episódica trapisonda capaz de mangonear cualquier congreso o cita partidaria con el antiguo edificio que Haya construyó. Leamos. ¡El aprismo es aprismo, no alanismo! http://www.voltairenet.org/article163796.html
 
Y merced a las circunstancias, algo de verdad aún tiene lo que dije.
 
13-3-2014
http://www.voltairenet.org/article182684.html?var_mode=recalcul