Desde su incursión en el Congreso, Yehude Simon es un comodín del gobierno de turno, primero con el de Alan García, ahora con Ollanta Humala. Muestra de ello son sus votos en la práctica, como si fuese un legislador oficialista más.
¿Qué busca Simon soltando un chisme que ya se estaría desinflando, el del supuesto hijo extramatrimonial de Ollanta Humala?
Teniendo en cuenta la conducta de Simon, sólo se puede pensar en que su actuación de chismófilo está orientada a conseguir algún beneficio para sus aliados humalistas o apristas. ¿Qué respuesta sería la más acertada?
1) Distraer sobre el proyecto más grande que se decidiria mañana: el metro de Lima, con seis mil millones de dólares en juego, sobre el cual hay graves imputaciones, desde una posible sobrevaloración hasta vicios en la elaboración del proyecto, hechos que apuntan a un gigantesco faenón.
2) El psicosocial sería una jugada para subir puntos a la popularidad de Humala y su esposa, muy venidos a menos, pues si Humala sale a desmentir el chisme, queda como víctima de viles ataques. Como se sabe, el público suele solidarizarse con las víctimas.
3) El chisme sería una cortina de humo para distraer sobre la megacomisión, que investiga serios presuntos delitos que habrían sido perpetrados por el gobierno aprista.
4) Según Martha Chávez, Simon habría recibido la consigna de Palacio de soltar el chisme para dar argumento a un posible divorcio de Humala y Heredia, para que ella pueda postular a la presidencia en 2016 sin impedimento legal de lazo conyugal. El hijo, sí existiese, tendría 14 años y no sería un secreto para Heredia, pues la madre tendría función importante en el humalismo, por lo cual sólo se trataría de buscar una razón aparente para un posible divorcio, dice Chávez.
5) Es un psicosocial para distraer sobre algún otro escándalo de corrupción que estaría por conocerse.
6) Es el preámbulo de alguna conspiración más grande que busca destabilización o un golpe.
7) Con seguridad, sirve para distraer la atención pública de la entrega de gas peruano a Chile y de la cesión del triángulo terrestre a ese país enemigo.
En cualquiera de estas posibilidades, la política practicada por este gobierno y sus aliados ya cayó a un nivel de psicosocial montesinista, mientras el olor a podredumbre, a componenda, a vista gorda, a traición, sumado a su incapacidad, nada bueno harían presagiar.
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