Por: (*) Mesías Guevara Amasifuen
Correligionarios, empiezo mi exposición citando pensamientos fundamentales de nuestro jefe y fundador, Fernando Belaunde Terry: “No es un nuevo Perú el que reclama Acción Popular, es el viejo Perú que despierta en su ideario, rejuvenecido y dinámico, a tono con nuestro tiempo, pero prendido en sus raíces a su suelo milenario”, “Para que el Perú valga un Perú, es necesario que sea más peruano”, “el banco es una institución que presta a los ricos el dinero de los pobres”, “hay que hacer de los desposeídos pequeños propietarios”. “requerimos conciencia limpia y hombría de Fe”, “El que se ocupa de los negocios públicos debe renunciar a los propios”. “Los últimos serán los primeros”, “la inclusión de los pueblos conlleva la emancipación de los villorrios”. En estas proposiciones se concentran ideas respecto a la continuidad histórica y cultural de nuestra nación, a la necesidad de peruanizar el Perú, de propiciar una más justa distribución de la riqueza, de priorizar la atención de los sectores sociales deprimidos, descentralizar la administración del Estado e instaurar un orden público sustentado en la honestidad de su clase política.
Contexto actual: Crisis y turbulencia
No cabe la menor duda, que nos ha tocado actuar en un escenario turbulento, muy propio de nuestros tiempos; agitado por innumerables problemas políticos, económicos, sociales y tecnológicos. Las condiciones de perturbación e incertidumbre derivan, en parte, de un contexto internacional alterado por los efectos de una severa crisis del sistema financiero mundial; y, en cuanto a nuestro país se refiere, propiamente, como consecuencia directa de una larga y notoria pérdida de rumbo en la política.
La demanda actual: Alcanzar la triple plenitud social
Nuestra ideología rescata del Perú antiguo la tradición planificadora. Entendemos que nuestro deber es planificar el desarrollo de nuestro país, tarea que supone imprimir un rumbo sostenido al país, a partir de una clara visión del futuro esperado por todos los peruanos.
Para Acción Popular, la meta suprema del quehacer político es la construcción de una sociedad justa.La Justicia es, ciertamente, uno de los valores éticos más elevados. Para grandes filósofos la Justicia es la reina y señora de las virtudes, para otros es un valor esencial en el funcionamiento del Estado. El “Digesto” romano contenía la siguiente definición: Justicia es la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno según su derecho.
En consonancia con tal principio, para Acción Popular una sociedad justa es aquella donde se ha logrado establecer condiciones de trabajo pleno, abastecimiento pleno y libertad plena. En otras palabras, estamos convencidos que ha de imperar la justicia cuando logremos establecer la sociedad de la triple plenitud.
Se trata de una plenitud integral, que será consecuencia de nuestra praxis revolucionaria y que de ninguna manera la pensamos circunscrita a la supervivencia sino más bien elevada a la adquisición de las condiciones que aseguren una vida digna y con las máximas posibilidades de realización para todos los miembros de nuestra colectividad.
Aspiramos a una plenitud laboral con culto al trabajo, fomento de las inversiones racionales, dinamización del aparato productivo e intensificación de las obras públicas. Propendemos a una plenitud alimentaria, más que a una limitada seguridad alimentaria, de modo que peruanas y peruanos podamos vivir sin angustia, con derecho a la tierra que sustenta, al techo que cobija y al equilibrio ecológico para la vida de todas las especies. Pugnamos por una libertad plena, con vigencia irrestricta de los derechos fundamentales, ejercicio real de la ciudadanía y educación crítica para el buen gobierno de la sociedad.
Somos conscientes que para alcanzar la justicia no se debe olvidar el cimiento moral sobre el cual se erige. Es menester rendir culto a la verdad, a la honradez y al trabajo solidario. La sociedad justa tiene al hombre como fin supremo.
Nuestra tarea: Urgencia y compromiso
Nuestro pueblo demanda, en síntesis, la instauración de una sociedad elevada, donde imperenla justicia, solidaridad, seguridad, el orden e igualdad de oportunidades. Somos conscientes que mientras nuestra vida cotidiana y futuro, sigan siendo afectados por la corrupción, el desempleo y pobreza, la realidad nos enrostrará dramáticos indicadores de mortalidad, morbilidad, desnutrición y analfabetismo, que son el natural caldo de cultivo de la violencia social.
- Urge construir una patria grande
Por ello, debemos construir un país que nos permita a todos los peruanos vivir en paz y armonía, sin exclusiones, ni temores, con pleno respeto a la diversidad cultural, igualdad de oportunidades y bienestar. Urge construir una Patria grande, esto es transformar nuestro país en una gran nación democrática.
Tenemos ante nosotros el gran reto de transformar el Estado y satisfacer las demandas sociales inaplazables; para lo cual debemos generar capacidad de gestión regional y local sin reproducir nuevos centralismos: eliminando de raíz el negocio del poder en provecho propio, y el gasto fiscal improductivo; removiendo las formas mercantilistas de gobernar, que generan privilegio, marginación y más pobreza. El estado debe ser promotor, protector y regulador.
- Responsabilidad de todos los peruanos
Para encontrar y sostener el rumbo, que nos permita salir del subdesarrollo, es necesaria una actuación conjunta y solidaria de todos los peruanos, en un marco de pleno respeto a los derechos ciudadanos y cumplimiento de los deberes correspondientes. Con mayor razón aún, si tomamos en cuenta que la transformación de un país debe sustentarse en la sabiduría creadora y acción solidaria de los pueblos, forjando ciudadanía, democracia y desarrollo, desde abajo; reconociéndonos para el efecto, como un país heredero de una cultura milenaria que supo encontrar en la participación social el pilar fundamental de su desarrollo; y estableciendo para ello, un sistema de innovación nacional que nos permita generar conocimiento científico y desarrollo tecnológico, para darle valor agregado a nuestras actividades productivas.
- Cómo viabilizar la voluntad de hacer Patria
En lo fáctico, resulta necesario crear una infraestructura básica apropiada, para viabilizar esta voluntad de hacer Patria; y para lo cual, urge emprender grandes obras de tipo vial, hidráulico, energético, de telecomunicaciones y de vivienda, sin las cuales seguiremos atrapados en el subdesarrollo, en medio de grandes limitaciones materiales, estratégicas e instrumentales. Correligionarios, si esa es la ruta y el camino a seguir, entonces les propongo que rescatemos la tradición vial, hidráulica, planificadora y de ayuda mutua, que heredamos de las sociedades prehispánicas y que nos ayudará, sin duda, a consolidar la Conquista del Perú por los peruanos.
Pero la tarea sería inútil si no atendemos al ser humano, razón de ser de todo este esfuerzo nacional; por lo que resulta básico promover el desarrollo de sus capacidades, y sentimientos basados en sólidos principios éticos y morales; que le permitan desenvolverse en todos los campos del saber y en la gestión de actividades económicas, sin desnaturalizar los grandes fines que la Nación toda persigue.
Esto se complementa con el fomento, innovación y planificación de actividades emprendedoras, sin abandonar la espiritualidad que todo ser humano debe cultivar por sí mismo, alentado por políticas rectoras que el Estado brinde. Conseguiremos superar el atraso mediante la justa distribución del tener, sin que ellos signifique desatender a la no menos justa distribución del saber, y a la tarea de fortalecer la autoestima nacional. Si así lo hacemos, habremos efectuado una verdadera revolución.
Reafirmémonos en la necesidad de un esfuerzo compartido para abatir la pobreza y elevar las condiciones de salud y nutrición de la sociedad en su conjunto. Es necesario contar con más inversión, en más espacios y más manos. Atender a las demandas educativas implica asimismo emprender una cruzada nacional que permita mejorar el saber; en el contexto de una política que no descuide su dimensión de calificación laboral, generando empleo sostenible, potenciando e innovando el aparato productivo, creando infraestructura, incrementando nuestras exportaciones, distribuyendo el ingreso con equidad e integrando las economías excluidas del país, la pequeña y mediana empresa, al mercado nacional y global.
- Hacia un bienestar sin exclusiones
Siguiendo los sabios consejos del mandato ancestral, hemos de optar por una cultura de paz y laboriosidad, donde los hombres y mujeres que habiten en nuestro territorio, tengan las mismas oportunidades de realización: y nuestros niños disfruten a plenitud de su inocencia, creciendo sanos, fuertes y con aptitud para continuar desarrollando todas sus potencialidades; donde nuestra juventud viva el presente y anticipe el porvenir con esperanza y sin frustraciones; donde los ancianos sean vistos con respeto y escuchados; es decir, nos obligamos a construir sin demora una gran Nación, donde impere la justicia.
Afirmamos nuestro profundo amor por el Perú, el respeto a su ordenamiento jurídico, y la unión entre todos sus hijos; reconociendo la unidad nacional basada en la diversidad cultural; valorada ésta como un recurso real, para potenciar el desarrollo. Asimismo, expresamos nuestro respeto y admiración por los peruanos, que en base a su esfuerzo y honestidad han sabido construir riqueza con emprendimiento y tenacidad, y muchos de ellos bajo condiciones no siempre propicias.
Estos ejemplos, nos dan luces para poder visualizar los mejores caminos de prosperidad y bienestar, sin olvidar que lo más noble y valioso que tiene nuestra Patria es el peruano. Por eso, cabe dirigirnos a nuestros hermanos campesinos, obreros, artesanos, comerciantes, estudiantes y educadores, profesionales, trabajadores y empresarios de todos los campos de la actividad humana, hombres y mujeres de todas las edades y ámbitos del territorio nacional, donde quiera que se encuentren, a fin de instarlos a que recuerden siempre que todos somos indispensables en la tarea de hacer Patria y engrandecerla.
La nobleza de nuestro pueblo, la biodiversidad que por doquier se manifiesta y nuestro inestimable patrimonio histórico-cultural, sustentan de hecho nuestra confianza en nosotros mismos, y eleva nuestra autoestima. Estamos seguros que el Todopoderoso, guiará los pasos de nuestro partido y, como consecuencia, de nuestros líderes, por la senda de la sabiduría, con la suficiente humildad para seguir aprendiendo a auscultar el alma popular, tener la capacidad de escucha para entender las cosas, rescatar las enseñanzas del Perú milenario, y reflexionar sobre la vigencia de sus mensajes en el noble ideal de forjar nuestra verdadera identidad nacional.
Necesitamos sabiduría pero también decisión y coraje para defender nuestros recursos naturales de todo intento de menoscabo y depredación, así como para administrarlos adecuadamente, en beneficio de todos y no sólo de un grupo minoritario, velando permanentemente por la soberanía nacional. Estoy seguro que los peruanos, con orden y seguridad, saldremos adelante sin exclusiones, convocando para el efecto a todas las voluntades en torno a los grandes objetivos nacionales compartidos. Si nos tomamos de lasmanos y hacemos una gran cadena, las fuerzas telúricas de los Andes nos darán la energía que requerimos para caminar con firmeza y esperanza hacia el mañana prometedor.
(*) Congresista de la República