contra Tia Maria plaza Arequipa abr 2015Lucía Alvites S.

Parece una pesadilla en una película clásica de terror, que se repite una y otra vez. Otra vez, un conflicto que empieza y crece gradualmente ante la feroz provocación de un gobierno que solo tiene descalificaciones para todos los sectores ciudadanos que no sean los del poder económico.

 

Otra vez, un estado que más parece empleado de los dueños del proyecto que representante de la sociedad en su conjunto. Otra vez, la represión desatada e impune. Y, claro, otra vez ha muerto, asesinado por la represión policial y la incapacidad e indolencia del gobierno, otro ciudadano peruano.

Ahora es un señor de 61 años de edad de Arequipa, Victoriano Huayna, en medio de las protestas de la población contra el proyecto Tía María.

El guión pasa a la siguiente escena. Vienen ahora, ¿cómo no?, los consabidos lamentos del mismo gobierno que nos mantiene atrapados en esta pesadilla completamente evitable, innecesaria. Siguen nuevas mesas de diálogo, tal vez la visita de apuro, al fin y a la fuerza, de algún ministro, y finalmente una solución de hecho, en la que el proyecto sigue avanzando y chocando con la población a un ritmo más lento y pausado, o en que se detiene en espera de mejores condiciones en el futuro para volver a repetir el guión, una vez más.

La discusión de fondo sobre la matriz productiva que el Perú y la humanidad necesita para sobrevivir a la galopante crisis socio ambiental, será necesariamente larga, gradual y compleja. Sin soluciones fáciles ni inmediatas.

Pero lo que es innegablemente urgente, inaplazable, es preguntarnos si estamos irremediablemente condenados a resolver los problemas de conflicto entre proyectos extractivos privados y poblaciones ciudadanas afectadas de esta manera torpe y criminal, repetida una y otra vez, hasta lo insoportable y lo indecente. La respuesta es no, y mil veces no.

Es urgente un nuevo gobierno que asuma su rol constitucional y ético de regulador, de defensa del interés nacional y ciudadano por encima de los negocios por grandes que sean. Más allá que el debate de fondo será, y no puede ser de otro modo, largo y complejo, y por lo mismo conviene iniciarlo ya, es crucial detener de inmediato este guión vergonzoso, esta incapacidad que termina matando.  

Hay que decirlo con toda la claridad del caso: esta pesadilla es perfectamente evitable, completamente innecesaria. Puede y debe terminar ahora, ya.

Queremos y nos merecemos un gobierno que resuelva los conflictos extractivos ciudadanos sin el inútil y agravante recurso de la indolencia, la descalificación y la represión. No se construye un país a balazos. Esa es el camino del fracaso y de los incapaces.

Queremos y nos merecemos más. Es la tarea histórica de la hora. Vamos a escribir otro guión y a despertar de la pesadilla.

https://lamula.pe