exterior carcel familiaresPor Rocío Ferrel

Mucho se ha propuesto sobre las medidas que puedan ser necesarias para combatir el aumento de la delincuencia, sin embargo, nadie plantea cambios al régimen de visitas en las cárceles.

 

Las visitas a las cárceles, por parte de familiares y conocidos de los delincuentes son una poderosa herramienta logística del hampa, pues lleva información, insumos y hasta armas y drogas a los detenidos, con lo cual pueden comunicarse, coordinar y reforzar las acciones delictivas de las bandas criminales.

Esta situación tiene muchos años y no sólo es consecuencia de la corrupción del personal penitenciario, sino de errores involuntarios de control de estos trabajadores, dado el gran flujo de gente que ingresa a los penales para las visitas.

Suspensión temporal de las visitas
Aunque las organizaciones de derechos humanos puedan reclamar, urge imponer la eliminación temporal de las visitas a los detenidos.

Para hablar de los derechos de la gente, basta mencionar que a nosotros, ciudadanos de bien, en una situación de emergencia se nos pueden eliminar los derechos a la libre reunión y tránsito.  Siendo esto así, con mayor razón puede aplicarse restricciones a los presos, por ser un peligro para la sociedad, cuanto más si la situación de la seguridad no sólo está en emergencia, sino en calamidad y afecta más a los más pobres, pues lo poco que les roban es mucho para ellos, y causa perjuicio a la economía y a la empresa de todo calibre, que debe invertir más en seguridad.

Beneficios
Un primer e inmediato beneficio se vería en la reducción de las extorsiones, asesinatos por sicariato, asalto en banda armada, secuestros, tráfico humano y otros graves delitos, pues todos saben que la mayor parte de ellos se coordinan desde las cárceles.

Otro beneficio sería la reducción del trabajo de los empleados de los penales, pues pasan interminables horas controlando documentos, registrando prendas y siguiendo los movimientos de las visitas desde su ingreso hasta su salida.

Sin duda, esta medida significa que se podría contar con ahorro en personal excedente, pues gran parte de su trabajo no es sólo controlar a los detenidos, sino a las visitas.

Este personal excedente debería ser transferido a nuevas cárceles, en lugar de buscar una privatización, pues no es cierto que la empresa privada pueda hacer mejor las cosas que el Estado.

Un menor número de trabajadores ayudaría a detectar con mayor eficacia al personal corrupto, pues el tráfico de bienes e información que entren a las cárceles se reduciría a su mínima expresión y de ello sólo podría imputarse a personal corrupto, más fácilmente ubicable.

La medida no requeriría de presupuesto para su aplicación, sólo de decisión. Por el contrario, sería ahorro para el erario nacional.

Excepciones
Podría exceptuarse de la eliminación de las visitas a los enfermos terminales o graves comprobados, aunque a éstos sería mejor enviarlos a morir con sus familiares.

Otra excepción sería la visita de los abogados de los presos por motivos de su defensa.

En ambos casos las visitas deberían ocurrir con la presencia de personal penitenciario, pues no puede descartarse que este contacto sea aprovechado con fines ilícitos.

La calificación de un enfermo terminal por parte del médico de la prisión debería ser supervisada por un comité nacional de auditoría médica que realice controles sorpresivos, pues son conocidas las burlas perpetradas con el pretexto de la “enfermedad terminal”, y vemos que presidiarios que fueron excarcelados con este supuesto no han muerto, sino que están gozando de la vida en perfecto estado, como Jalilie Awapara, funcionario del ministerio del Economía durante los gobiernos apristas y fujimorista, sentenciado por corrupción, Julio Espinoza, condenado por el mismo delito durante el gobierno aprista, etc.

¿Por qué todos los presos y no sólo los más peligrosos?
Porque los más peligrosos y aquellos que cuentan con mayor cantidad de dinero mal habido, como traficantes de droga y corruptos, utilizarían a los familiares de los delincuentes primarios para sus propósitos, lo cual se tornaría incontrolable.

Creación de registro en línea de la situación de los detenidos
Para que los familiares puedan seguir el estado de salud de los detenidos, debería crearse un registro en línea con las incidencias de salud medianas, graves y los fallecimientos, de modo que el hecho de que  un preso no figure en esa lista sea un indicador de que no hay novedades en torno a su salud.

Atención del Estado a los presos
Paralelamente, la atención del Estado a los presos debería mejorarse y sostener sus necesidades básicas, como proporcionarles, además de los alimentos, útiles de aseo y vestido, que es una de las razones, y pretextos, para que ocurran las visitas.

Fin de la medida
Esta medida temporal debería ser de mediano a largo plazo, tanto como pueda durar la solución del problema carcelario (ahora con sobrepoblación y precariedad) y de seguridad ciudadana, con cifras claras que lo demuestren. Como sabemos, dada la situación actual y la incapacidad de sucesivos gobiernos, esto tiene para buen tiempo.

Aunque el gobierno ya está en su último año, nunca es tarde para demostrar voluntad de enmendar la larga inercia, que más parece complicidad.