Martin Belaunde Moreyra
¿Quién es Cristina Velita de Laboureix y por qué su nombre ha saltado a la notoriedad en los últimos tiempos? Y digo notoriedad para distinguirla de la fama, que por cierto no tiene la referida funcionaria diplomática, embajadora del Perú en Francia desde octubre del año 2011 por mandato de nuestra primera dama, que desde el modesto cargo de Adjunta Cultural de nuestra embajada en París y ginecóloga en sus tiempos libres, fue catapultada al importantísimo cargo de embajadora.
Debemos considerar que la posición de embajador ante un país, no solo confiere a su titular el rango de representante personal del Presidente de la República, sino además de primer funcionario público del Perú en el Estado donde desempeña sus funciones. ¿En qué consistieron sus méritos para conferirle semejante nombramiento que solo corresponde a personalidades de gran trayectoria política o cultural? ¿Por qué el gobierno francés, normalmente muy celoso en dar el “placet” a los embajadores extranjeros, lo confirió sin mayores dificultades aparentes? Si la señora Cristina Velita de Laboureix ya era francesa por matrimonio cuando fue nombrada, el gobierno francés tenía que saberlo.
La Convención de Viena, sobre Relaciones Diplomáticas de la que el Perú es parte, prohíbe que los embajadores sean de la nacionalidad del país ante el cual se les quiere acreditar, salvo que el Estado receptor acepte esa condición. En este caso no sabemos si el gobierno peruano indagó acerca de la probable nacionalidad por matrimonio de la señora Velita, ni que el gobierno francés la aceptara. Puestos en esa hipótesis, ¿quiso el gobierno francés influir sobre la embajadora Velita en su condición de ciudadana francesa, para que ella a su vez influyera ante el gobierno peruano a fin de que se otorguen a empresas francesas importantes y millonarios contratos en el ámbito de la defensa? ¿Se prestó la embajadora Velita a realizar esas gestiones, con mayor razón cuando gozaba de la confianza personal de la primera dama desde el momento que ejecutaba sus operaciones financieras ante bancos europeos? ¿La presunta intervención de la embajadora Velita fue gratuita o remunerada por las empresas beneficiarias? ¿Acaso el gobierno francés por intermedio de sus organismos de inteligencia financiera no era consciente de la ejecución de las operaciones bancarias que la señora Velita hizo por encargo de la señora Nadine Heredia?
Todas estas interrogantes tienen que ser absueltas y despejadas, para que no quede ninguna duda, ahora que está en marcha la investigación del presunto delito de lavado de capitales por la señora Nadine Heredia de Humala, Primera Dama de la Nación y Presidenta del Partido Nacionalista. El nombramiento de la señora Velita como embajadora del Perú en Francia no violó expresamente la Ley del Servicio Diplomático por ser peruana de nacimiento, pero sí su espíritu al no reunir los requisitos fijados para los embajadores políticos. Particularmente porque su eventual calidad de ciudadana francesa la colocaría en una situación de doble lealtad, inadmisible para los embajadores del Perú.
http://larazon.pe/opinion/57642-el-extrano-caso-de-cristina-velita.html/
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