A comienzo de agosto el pueblo de Urubamba realizó un paro de 48 horas en protesta contra los inversionistas foráneos que han invadido el Valle Sagrado de los Incas para lucrar a costa de su patrimonio ecológico y arqueológico. Diariamente circulan por allí 3,300 turistas peruanos y extranjeros. El flujo de más de un millón de visitantes anuales genera millones de dólares que no se quedan en el valle sino salen fuera a engrosar las arcas de los inversionistas mayormente extranjeros.
Como consecuencia de esta situación, el costo de vida se ha nivelado en función de la capacidad económica de los visitantes ocasionando daños económicos a los lugareños que tiene que adquirir bienes y servicios a precios cada vez más altos. Pero además del encarecimiento del costo de vida la población del valle se da cuenta de que dichos inversionistas vienen apoderándose de lo mejor de su patrimonio ecológico a precios irrisorios en complicidad con autoridades corruptas.
Así tenemos que Consettur que opera en la ruta Machupicchu Pueblo/ Parque Arqueológico, aprovecha su dominio en el mercado para elevar constantemente los pasajes, recaudando alrededor de US$ 30 millones anuales de los cuales solo el 0.3% participa la municipalidad. Otro tanto ocurre con el servicio eléctrico pues la empresa Electro Sur Este ha elevado las tarifas desmesuradamente por encima del promedio nacional.
Precisamente esta empresa hizo lo mismo en Andahuaylas motivando la airada protesta ciudadana y saqueo de la empresa en marzo del año pasado por el incremento escandaloso (entre 100 y 300%) Si antes pagaban 70 soles, en enero les llegó un recibo por 150, y en febrero por 200 soles. Pero también están otros casos de inversionistas de hotelería y servicios turísticos que se vienen apropiando de los mejores lugares ecológicos.
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Entonces tenemos aquí conclusiones como las siguientes:
1.°.- La sintomática reacción de la ciudadanía que no está dispuesta a permitir que los inversionistas foráneos eleven desmesuradamente las tarifas de servicios básicos y el costo de vida en las provincias. Los pueblos se organizan en frentes de defensa de los intereses locales y toman acciones de fuerza ante tanta injusticia. Pero estos abusos no son solo en Urubamba sino en todo el país. Entonces es de imaginarse lo que sucedería si los frentes de defensa actuaran en todo el país para defender a la población peruana de los monopolios y de los fraudes de inversionistas coludidos con las autoridades gubernamentales
Lo más probable es que la lucha contra el alto costo de vida se extienda por todo el país y acabe con los abusos del servicio telefónico, agua, servicios financieros, transportes, etc. Pero en esto lo más importante es que los frentes de defensa no sean flor de un día que se marchitan por tan poca cosa. Los frentes de defensa deberían institucionalizarse y tener vida permanente actuando como lo hacen las rondas campesinas pero contra todo abuso de poder, celosos vigilantes contra la corrupción local y otras funciones de defensa social.
2.°.- El valle o cuenca, es un territorio natural que alberga a una población que comparte la economía, la geografía, los caminos, las costumbres ancestrales, el folklore, lenguaje, idiosincrasia y sobre todo el agua. Generaciones tras generaciones han labrado su propia historia y progreso. La riqueza que genera el trabajo de la población de un valle le pertenece pero es sustraída por una fuerza externa que se introducen hasta a cabecera y desde allí retorna recopilando riqueza que se va fuera del valle. De este modo el valle no acumula capitales sino se descapitaliza.
En el caso de Urubamba y de todo el Valle Sagrado de los Incas, hay una ingente riqueza que circula por allí pero no hay progreso acorde con la economía que el valle genera. El flujo de dinero que allí se recopila se va afuera y el valle no puede disfrutar de los beneficios de esa riqueza. El valle no tiene un gobierno propio que con autonomía vele por el futuro desarrollo de este ámbito y a río revuelto ganancia de pescadores externos.
No se trata de rechazar la inversión foránea ni el derecho de obtener ganancias pero sin perjudicar los interese del valle. Se puede compartir expectativas de mutuo beneficio de manera equitativa con los inversionistas foráneos. No que se lleven la carne y nos dejen los huesos sino dentro de lo razonable. Tampoco bajo negociado clandestino con las autoridades sino con aceptación de la representatividad del valle. Después de todo, el inversionista foráneo no lo hace por amor al valle sino por lucro y si el negocio ya no es rentable se irá a donde haya más ventajas. En cambio el inversionista lugareño está identificado con el valle que es la tierra de sus ancestros.
El valle sagrado debería ser un territorio autónomo con desarrollo endógeno. Los recursos naturales y la electricidad que generan sus ríos y quebradas deberían redundar en beneficio propio y no ajeno. Hacer una regionalización sobre la base de los valles y cuencas integradas sería más racional que la seudo regionalización que tenemos actualmente.
Agosto 2016
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/