Segunda vuelta: pasado reciente y futuro imperfecto
Tal como lo adelantaron desde una semana antes las encuestadoras, la primera vuelta electoral, concluyó con la victoria de Ollanta Humala, seguido de Keiko Fujimori. La votación de ambos, que representa poco más de la mitad del electorado, no debió ser una sorpresa para nadie, aunque los seguidores de PPK y Alejandro Toledo mantuvieron hasta el último momento la esperanza de que su candidato llegara a competir con Humala.
En una primera lectura, los votos por Humala y Fujimori expresan con claridad la demanda de más Estado y de políticas que garanticen la inclusión social. En el caso del primero mediante políticas redistributivas; la segunda, como no podía ser de otra manera, a través de los programas asistenciales que marcaron el régimen populista de Alberto Fujimori. Los nacionalistas recogieron también el voto anticorrupción y sacaron partido de contar con el único candidato relativamente distinto en la contienda, por sus propuestas y por no caer en el espectáculo, como lo hicieran todos los demás. Los fujimoristas, recurrieron al «voto duro», ese 20% de peruanos y peruanas, que a pesar de lo vivido siguen creyendo en el sentenciado Alberto Fujimori.