En defensa de la salud de pacientes y personal que atiende en el hospital Rebagliati, la directiva del Cuerpo Médico del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati emitió el día 06-06-2012 un comunicado —publicado en el diario limeño La República el 09-06-2012— en el que expone la gravísima situación que en el servicio de emergencia se presenta por el hacinamiento, falta de ventilación (insuperable por la baja altura de las habitaciones) y otras deficiencias, lo cual convierte ese ambiente en un peligro para los pacientes, médicos, enfermeras y auxiliares.

 

En el comunicado encontramos esta exposición:

“[…] existe un Problema Sanitario en este Hospital, relacionado a la alta y creciente incidencia de TUBERCULOSIS en los trabajadores de todas las áreas asistenciales, especialmente los que laboran en el Servicio de Emergencia, caracterizado por una infraestructura y procesos de atención desordenados e improvisados para atender la creciente demanda local y nacional, en donde nuestros pacientes, médicos, enfermeras y todo el personal se encuentran hacinados, con pobre ventilación e insuficiente personal asistencial, donde los trabajadores tienen 20,16 veces más posibilidades de adquirir esta enfermedad, comparado con la población de la misma Red Asistencial y que ninguna administración ha gestionado las medidas técnicamente efectivas para la prevención y control de esta enfermedad”.

 

Evidentemente, entrar al mencionado servicio de Emergencia equivale a aventurarse en las zonas rojas de nuestra capital, a las que no se atreve a ingresar ni la policía y en las que silban las balas, impactan las piedras y los cuchillos se hunden sin piedad en las carnes de la víctima. Si puede, la persona evita ir a estos sitios peligrosos, pero nadie puede escoger a la emergencia de qué hospital va a llegar. Esa es la ventaja que tiene el bacilo de Koch en los hospitales, a los que la gente llega creyendo que va a curarse o sanar, sin saber que le espera la furibunda embestida del inquieto y malvado bacilo.

 

La directiva del Cuerpo Médico ya había denunciado este peligro en el pasado mes de noviembre, con la difusión informativa a varios medios escritos y televisivos. La respuesta de las autoridades del hospital no llevó a la solución del problema, y por eso la situación de riesgo se ha agravado.

El acápite 4. del comunicado pide a las autoridades que declaren en emergencia por tuberculosis en el Hospital Rebagliati y tomen las medidas adecuadas y efectivas que las circunstancias exigen.

Respuesta de las autoridades

El día de hoy la Gerencia de la Red Asistencial Rebagliati ha emitido un comunicado —que está en internet en http://www.essalud.gob.pe/?s=— en el cual empiezan dando a entender que como la tuberculosis es un mal prevalente en el Perú, allí está y no hay que exagerar las cosas, y en general minimiza la gravedad de la situación.

 

El primer párrafo, que defiende la tranquilidad del bacilo de Koch, dice así:

 

La Tuberculosis pulmonar es un problema de salud pública y nuestro país, lamentablemente, ocupa uno de los primeros lugares de prevalencia en América Latina y el Caribe; por lo que el adquirirla no depende de un buen o mal servicio de salud sino de los determinantes sociales. Por ello, por Resolución Directoral 068-02-009-DGSP/MINSA, la ciudad de Lima está en emergencia respecto a la Tuberculosis multidrogorresistente (TBC MDR)”.

 

Esta introducción merece un análisis detallado:

 

1) Lo primero que notamos es la inutilidad de decir que la tuberculosis es un “problema de salud pública”… ¡por supuesto que es problema de salud pública, tan claro y ocioso como decir que el gato es un animal! La siguiente frase dice “el adquirirla no depende de un buen o mal servicio de salud sino de los determinantes sociales”, en la que el empleo del verbo adquirir es raro, no existe en el diccionario, que sí trae la palabra contraer, referida a enfermedades.

 

2) Además de este aspecto del lenguaje, dice el comunicado que el contagio de la enfermedad no depende del mal o buen servicio de salud —léase “hospitales”— sino de los “determinantes sociales”. Cierto es que las personas pueden enfermarse de tuberculosis en sus casas, en la calle, en el trabajo, y especialmente cuando están mal alimentadas y con las defensas bajas; pero es más cierto y seguro que una persona sana contrae la enfermedad si llega a un ambiente en que la concentración del bacilo de Koch es altísima —20,16 veces más en Emergencia que en otras partes del hospital—, de manera que las deficientes condiciones de higiene del lugar, la falta de ventilación y el hacinamiento terminan venciendo las defensas del individuo más saludable. Es cuestión de probabilidades: si estamos en medio de fuego cruzado con tiros aislados de pistolas podemos salvarnos; pero si el fuego cruzado es de ametralladoras —con decenas de balas por segundo—, será mucho más difícil salir ileso. Reparemos en que ese riesgo de someterse a fuego de ametralladora o a atmósfera saturada de bacilo de Koch lo enfrentan médicos, enfermeras y personal auxiliar, cuyos bajos salarios les impiden protegerse con un adecuado chaleco antibalas para las defensas de su organismo.

3) Reincidiendo en una conducta negacionista que explica la persistencia en EsSalud de los problemas de siempre, el comunicado de la Gerencia dice “negamos categóricamente que exista un brote de tuberculosis en nuestro emblemático e histórico establecimiento de salud”. En primer lugar, si el brote denunciado por los profesionales médicos no es un brote de tuberculosis, ¿qué es entonces? En segundo lugar, la gerencia ignora que los problemas no se resuelven negando su existencia sino tomando las medidas adecuadas.

 

4) En este respecto, la Gerencia, como quien señala la punta de un cerro, menciona la burocrática y formal Resolución Directoral 068-02-009-DGSP/MINSA que declara un estado de emergencia. Esta resolución —que es del MINSA y no de EsSalud— esconde una grave limitación: se propone combatir a la “Tuberculosis multidrogorresistente (TBC MDR)”, sin tocar el sustrato de las otras variedades de tuberculosis, lo cual asegura que se abandona el énfasis en las formas más extendidas de la enfermedad, que no son TBC MDR. Por otro lado, si a partir de esa resolución se ha hecho o intentado algo —necesariamente parcial, si consideramos que se enfrenta a un solo tipo de TBC—, ha de haber sido en los hospitales del MINSA; no en EsSalud.

 

Argumento ad hominem

En el tercer párrafo del comunicado de la Gerencia, no pudiendo negar la existencia del problema, atacan a los denunciantes señalando que son una minoría… ¡Puede que sean una minoría, porque en anteriores ocasiones NADIE se atrevía a señalar los problemas! Esta Gerencia ha estado acostumbrada al silencio total, al silencio cómplice. Y ahora que se ponen las cosas al descubierto, expresa su malestar.

O sea que el contenido de la denuncia es nulo porque los denunciantes no son mayoría. ¿El ciudadano Fernando Olivera fue mayoría de algo al momento de denunciar la corrupción de Fujimori y Montesinos? No, lo hizo él solo. Para la Gerencia la denuncia de Olivera carecería de valor, porque él no era ni siquiera minoría, era un individuo.

Cariño de la Gerencia por el bacilo de Koch

El no tomar medidas serias para contener o limitar la propagación de la tuberculosis solo favorece a su difusión y a la proliferación y robustecimiento del bacilo de Koch, que ahora ataca ya blindado, con resistencia a las medicinas. La conducta de favorecimiento a una enfermedad y a su agente no responde al deseo de los burócratas y parásitos que reinan en EsSalud, porque si se les preguntara si desean que no exista el problema de la tuberculosis, probablemente dirían que sí, que desean que eso no exista. Pero debe explicarse por qué si algo es indeseable, lo toleran.

Siendo un problema social de grandes dimensiones y con muchas implicancias, la respuesta a la tuberculosis debe darse —se da— como política de estado. La naturaleza del estado y sus respuestas ante la problemática del país nos dicen que al ser el Perú un país atrasado exportador primario, con la minería cubriendo 70% de las exportaciones, el principal problema que enfrentan el estado y los empresarios es la creación de puestos de trabajo y las demandas de derechos laborales, que los trabajadores consideran algo justo, mientras el estado y los empresarios las ven como un abuso, un freno a la producción y al empleo.

En este orden de cosas, sabido es que lo que menos desean los empleadores es que la persona esté en planillas, tenga derecho a seguridad social, etc. Tampoco les gusta que un servidor acumule años de servicios, porque eso finalmente significa reconocerle algunos derechos y pagarle más. Por esta razón, los trabajadores que tienen, por ejemplo, 10 años de servicios, son muy mal vistos, porque el mayor pago que puedan recibir animaría a los más jóvenes a pedir más.

El anhelo difícil de cumplir del estado y empresarios de que menos gente moleste pidiendo trabajo o queriendo permanecer recibe una apreciada ayuda por parte del bacilo de Koch, que interviene decisivamente para que haya una mayor rotación de trabajadores. Idealmente, podría convenir que una persona trabaje bien uno o dos años; tras ese periodo de relativamente buena salud, ataca la enfermedad y la persona debe retirarse… ¡una molestia menos para el empleador, que recibe gente nueva y sana que trabaja por menores salarios!

Para no echar toda la carga en el bacilito, para no hacerlo trabajar demasiado, la extendida desnutrición que promueve el estado peruano deja el terreno preparado para que la persona esté débil y con el organismo listo para dar la bienvenida al atareado bicho.

La creación y puesta en escena de esta tragedia de destrucción humana está fuera de la comprensión de gerentitos; quienes deciden esto son los políticos, empresarios y financistas corruptos que saquean el Perú para que con la realización de su proyecto de “desarrollo” haya hambre, desnutrición, tuberculosis, gente con neuronas cerebrales dañadas por haberse alimentado mal en sus cinco primeros años de vida, entre otras cosas.

No olvidemos que el saqueado y expoliado Perú es el país de la mayor y más variada riqueza en recursos naturales, pese a lo cual presenta los terribles males que señalamos. Por algo, mientras nos dicen que con el modelo minero exportador primario tenemos un excelente crecimiento anual del PIB, también hay un crecimiento de la TBC en todas sus formas. ¿Por qué será? ¿Por qué en TBC nuestros índices son semejantes a los del África subsahariana y Haití? ¿Por qué en un país lleno de tanta riqueza hay demasiados pobres?

Los médicos ven que la enfermedad no disminuye; más bien aumenta el número de personas afectadas, y se acentúan la agresividad y la resistencia del bacilo. Los médicos sienten el problema. Y también sienten la pegada: ya están enfermando de TBC.

 

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