Un estudio realizado por las universidades de Harvard y Northwestern confirma que la marihuana sí daña el cerebro, con lo cual sepultan en forma contundente opiniones que intentaban minimizar sus efectos.
Cambios en núcleo accumbens y amígdala.
El cerebro queda tan afectado que se puede ver en imágenes, que son muy significativas, publicadas por la revista Journal of Neuroscience, informa The New York Times.
El estudio comparó imágenes de escáneres cerebrales de 20 fumadores de marihuana de 18 a 25 años. Incluso en los siete participantes que fumaban solo una o dos veces a la semana se evidenció diferencias estructurales en dos regiones importantes del cerebro. Cuanto más fumaban los individuos, mayores eran las diferencias.
La materia gris del núcleo accumbens, que tiene forma de nuez y es el centro del placer, dolor y decisión, manifestó gran actividad visible por la gran brillantez en la interpretación de la imagen. También se observó cambio en la amígdala del cerebro. El daño parece ser menor en adultos de más de 25 años
Se asocia el consumo de marihuana a la paranoia y la psicosis, como ya lo indicó en junio un artículo de The New England Journal of Medicine, y se observó un incremento de ingresos por emergencia y que los narcóticos más fuertes acelerarían la adicción.
En el estudio de Harvard-Northwestern, de 40 adultos jóvenes de Boston, la mitad eran no consumidores de drogas, la mitad fumaba desde hace uno a seis años, nueve de ellos fumaba tres a cuatro veces por semana y cuatro diario.
Los fumadores de la droga presentaron anormalidad en la forma, densidad y volumen del núcleo accumbens y en la amígdala, cuya función tiene que ver con el proceso de emociones, memoria y respuestas al miedo.
Ya se sabía que esta droga puede interrumpir la concentración, la memoria de trabajo, la toma de decisiones y motivación por 24 horas, pero este estudio demuestra su efecto físico duradero al cambiar la estructura cerebral, que degenera de esta forma, lo cual preocupa a los investigadores, por el impacto en la población estudiantil, pues se observó que por ejemplo fumar en sábado puede afectar el rendimiento en una prueba el lunes, además reducir la motivación.
Otros estudios demostraron que quienes fumaron antes de los 18 años tenían un decrecimiento en su coeficiente intelectual a los 38 años. También se había observado cambios en el núcleo accumbens en adultos que en los primeros años de su década de los 20 a 30 años habían fumado por tres años y que habían dejado la droga, se evidenció un grado de discapacidad en su memoria.
Estudios previos también mostraron que los jóvenes de aproximadamente 20 años que fuman marihuana con frecuencia son más propensos a experimentar problemas de aprendizaje y de salud mental.
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