El desplome de las bolsas y los futuros pensionistas
Por Humberto Campodónico
El desplome de las bolsas nos indica que la recesión económica (que ya comenzó en EEUU) se puede generalizar, y no parece existir economía alguna que tome la posta de la locomotora mayor. El enorme, desesperado e inesperado incremento de 0.75% de la tasa de referencia del Fed, efectuado ayer, no logró poner en azul los números de Wall Street, lo que aumenta los temores de una crisis sistémica de largo aliento. En el Perú, el Índice General de la BVL remontó ayer, llegando a 14,115 puntos. Pero si consideramos que en enero del 2006, el Índice estaba en 13,500, la rentabilidad anual ha sido solo de 4.5%, lo que iguala las tasas de interés que ofrecen los bancos y es menor a las de los bonos (entre 7 y 8% anual).
El problema es que las AFP están invirtiendo cada vez más en dinero valores de renta variable en el Perú y del extranjero. La renta variable está ligada a las acciones en la Bolsa y/o fondos de inversión (pueden subir o bajar), mientras que la renta fija, como su nombre lo dice, recibe tasas de interés fijas, de los depósitos en los bancos o de bonos.
Esta mayor inversión se da a través de distintos tipos de fondo (multifondos). Las inversiones del Fondo 1 (para las personas de mayor edad) tienen menos riesgo, pues van 90% a renta fija y 10% a renta variable, las del Fondo 2 van 55 y 45% a fija y variable, mientras que las del Fondo 3 (para los jóvenes) van 20 y 80% a fija y variable.
De diciembre del 2006 a diciembre del 2007, las inversiones de los Fondos 1 y 2 crecieron levemente. Lo contrario pasó con el Fondo 3, cuyas inversiones en el extranjero aumentaron a S/. 2,541 millones (2,563%), mientras que en el Perú llegaron a S/. 11,547 millones (424%). En un año, el Fondo 3 pasó del 5% al 23.1% del total de las inversiones de las AFP. Como el Fondo 3 invierte el 80% en renta variable, aquí está la mayor parte del riesgo y de las pérdidas.
A esto se agrega que los requisitos para la inversión en el exterior se relajaron en enero del 2007 (Circular 008 de la SBS), permitiéndose que las AFP adquieran papeles de deuda y de fondos mutuos que no tengan grado de inversión. Esta norma debe revisarse, porque no protege el dinero de los inversionistas (www.cristaldemira.com, 15/8/07).
Asimismo, el BCR ha venido elevando el límite a las inversiones en el exterior de las AFP (de 10.5 a 16%) para "diversificar el riesgo" y la reciente Carta de Intención con el FMI dice que en junio del 2008 se presentará al Congreso una enmienda para "incrementar significativamente el límite máximo de 20% que las AFP pueden invertir en el exterior". Pero como enseña la actual crisis, más riesgo hay afuera que adentro, por lo que no es conveniente exponer a los inversionistas a esas turbulencias.
El fondo del asunto tiene que ver con el rol que le compete al mercado y a la función reguladora del Estado, que debe cautelar el dinero de los futuros jubilados. Eso implica, entre otras cosas, modificar la composición del Fondo 3 para que el dinero de los pensionistas no esté expuesto a la timba de las Bolsas de Valores.
Pero sucede que el mango de la sartén sigue en manos del "libre mercado" y de los administradores de las AFP: sacan afuera el dinero –en algunos casos a fondos mutuos de poco conocida calificación, como veremos en otro artículo– y con las inversiones en bolsa adquieren un innegable poderío económico, sentándose en el directorio de las más importantes. Tampoco están sujetos a ningún riesgo, pues sus ganancias salen de las comisiones que pagan los futuros pensionistas (¿eso está bien?). Lo que muestra esta crisis es que la reforma integral del sistema de pensiones es, aún, una tarea pendiente.