Por Humberto Campodónico
Ahora sí, parece que la revaluación constante del sol ha pasado a la escena principal del debate nacional, a pesar de los esfuerzos del Ejecutivo por relegarlo a un segundo plano mediante el "ninguneo" a los argumentos que insisten en la gravedad del problema.
Ciertamente, la revaluación de las monedas nacionales en el actual escenario económico mundial no es un problema "peruano": se da en casi todos los países en desarrollo (con más fuerza aún en los que exportan materias primas), incluidos países africanos como Angola y Nigeria. En muchos de ellos, los gobiernos toman diversas medidas para enfrentar la situación, con mayor o menor grado de éxito. La diferencia es que aquí se quiere que el problema desaparezca a través de su negación. No, pues.
En el debate organizado por Adex hace dos días, se dice que hubo coincidencia entre los expositores (Pedro Pablo Kuczynski, Richard Webb y Jorge Chávez) en que el gobierno "debería de ajustar el gasto fiscal (no gastar tanto), de manera que la demanda interna se desacelere y deje de presionar a la inflación, para que de esa manera el BCR no se sienta obligado a elevar las tasas de interés". Se agrega: "esta alza va a contramano de lo que pasa en EEUU, donde el Banco Central está bajando la tasa de interés para combatir la recesión, lo que crea un diferencial de tasas que propicia la entrada de capitales especulativos que contribuye a la baja del dólar".
La primera cuestión aquí es saber si el gasto fiscal es el causante del aumento de la demanda interna. La respuesta es no. En el 2007, el gasto corriente del sector público no financiero (SPNF) equivalió al 14.1% del PBI, apenas superior al 14.0% del 2006 y menor al 14.7% del PBI del 2005 (BCRP, Nota Semanal, Cuadro Nº 115).
En cuanto a los gastos de capital estos llegaron al 3.2% del PBI en el 2007, nivel apenas superior al 3.0% del 2005 y 2006. Se sabe, además, que ese nivel es uno de los más bajos de la región, lo que el gobierno ha querido elevar con el "shock" de inversiones. Más claro: la inversión pública no es la causa del aumento de la demanda interna.
Lo mismo dice el Banco de Crédito: "La inversión como % del PBI se encuentra muy por debajo de los niveles de fines de los 90. Si bien desde entonces se han descentralizado varias funciones hacia los gobiernos regionales y locales, parte del superávit alcanzado refleja un ritmo de ejecución de proyectos de inversión por debajo de lo óptimo" (BCP, Reporte Semanal, 5/3/2008).
Pero los economistas dicen que si los precios de las materias primas bajan, entonces nos encontraríamos frente a un déficit fiscal estructural de 2.5 a 3% del PBI. Lo cual es cierto, pero aquí lo que salta a la vista es que este gobierno no hizo la reforma tributaria (a pesar de que tuvo facultades legislativas) para aumentar los ingresos fiscales, más allá del actual incremento que es coyuntural por el alza del precio de los minerales.
Esta reforma tributaria debió haber incidido en la eliminación de las exoneraciones tributarias al sector financiero y en un impuesto a las sobreganancias mineras y petroleras ("guardar pan para mayo"). Si se eliminan las exoneraciones a las ganancias de capital en la Bolsa de Valores, a los bonos y a los Certificados de Depósitos del BCR, aumentan los ingresos tributarios y, a la vez, se desalienta la entrada de los capitales "golondrinos".
Finalmente, hay toda una serie de medidas que se pueden tomar desde el Ejecutivo para evitar la acelerada devaluación del dólar (volveremos sobre el tema). Pero lo que no hay que hacer es disminuir el gasto y la inversión pública, que siguen en niveles bajísimos. Esa "receta" lo único que lograría es disminuir la competitividad y agravar la desigualdad y pobreza de millones de peruanos.
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