La inflación no se combate con rebaja de aranceles
Por Humberto Campodónico
El gobierno sigue raudamente su carrera hacia el fondo del pozo al insistir en combatir la inflación, en general, y de alimentos, en particular, con sendos paquetazos de rebajas arancelarias. ¿El motivo? El pánico a que se repita la hiperinflación de los años 90.
Fuente: Políticas de competencia en Perú, www.maximixe.com
Es un camino equivocado. El nivel arancelario es la consecuencia del tipo de inserción internacional de un país en un momento determinado. No se puede cambiar alegremente porque a alguien le da la gana. Las rebajas arancelarias se negocian periódicamente en la Organización Mundial de Comercio en negociaciones (Rondas) donde participan todos los países (el objetivo es llegar al arancel 0). Un segundo mejor son las negociaciones regionales (tipo ALCA). Y un tercer mejor (o peor) son las negociaciones bilaterales, como los TLC.
Las rebajas unilaterales, como las de este gobierno, podrían justificarse en el terreno teórico neoliberal, si el país tuviera un alto nivel de protección arancelaria (30% en promedio como en los años 70 y 80). Esa rebaja se hizo a principios de los 90 cuando, además, recién se salía de una enorme hiperinflación con recesión.
Pero en el 2006 el arancel efectivo era 5.4%, uno de los más bajos de América Latina y, además, las importaciones crecían al 25% anual, con la ayuda adicional de la devaluación del dólar de 15%. Una reducción unilateral podría haberse limitado a los bienes de capital que no se producen en el país, pero el equipo neoliberal del MEF, secundado por Produce, las generalizó. Esta "apertura" va a generar enormes perjuicios a la competitividad del país, además una pérdida de ingresos de US$ 500 millones anuales. Y lo peor es que no bajó la inflación.
No solo eso. Cuando en el 2001 se eliminaron los aranceles (12%) y el IGV (18%) a las medicinas contra el cáncer y el VIH-SIDA (Ley 27450), el Ministerio de Salud encontró (en un estudio realizado en el 2005, www.cristaldemira.com, 7/7/2005) que solo el 8% de las medicinas redujo su precio en 20% o más, como se esperaba. El 92% restante no trasladó al público las rebajas. Lo más sorprendente es que el 23% de los medicamentos no solo no bajó, sino que subió de precio.
¿Por qué? Dice el MINSA que debido a la estructura oligopólica: unas pocas firmas controlan el 60 a 70% de la oferta. Lo mismo dice la consultora Maximixe, dirigida por Jorge Chávez. En el análisis de concentración encuentran que en muchas industrias el Índice de Hirchsman Herfindahl (IHH) es superior a 0.18, grado por encima del cual un mercado está altamente concentrado (ver cuadro).
Nótese que en muchos casos el % del mercado de las 2 primeras empresas supera el 70 a 80% (cerveza, aceites, lácteos, transporte aéreo –aquí el IHH aumenta del 2001 al 2006–). Por encima del 60% están los fideos, la harina de trigo, el hierro y acero y el cemento. Recordemos que hace poco se bajó el arancel del cemento de 12 a 0% (para favorecer a Cementos Mexicanos) y el precio no se ha movido (además, el dólar se ha devaluado), lo que quiere decir que Cemex se ha "pegado" a los precios peruanos y se ha embolsado el 12% de la rebaja del arancel.
Ese es el problema: el mercado realmente existente tiene "fallas oligopólicas". Mientras no se toque ese problema, además de otros como las estructuras de comercialización (también oligopólicas) para promover una mayor competencia, cualquier rebaja arancelaria caerá en bolsa rota (como la de Cemex). Y el gobierno comenzará a tomar medidas erráticas, dando varazos de ciego a diestra y siniestra, como ya se está viendo.
Todos los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com
Las rebajas unilaterales, como las de este gobierno, podrían justificarse en el terreno teórico neoliberal, si el país tuviera un alto nivel de protección arancelaria (30% en promedio como en los años 70 y 80). Esa rebaja se hizo a principios de los 90 cuando, además, recién se salía de una enorme hiperinflación con recesión.
Pero en el 2006 el arancel efectivo era 5.4%, uno de los más bajos de América Latina y, además, las importaciones crecían al 25% anual, con la ayuda adicional de la devaluación del dólar de 15%. Una reducción unilateral podría haberse limitado a los bienes de capital que no se producen en el país, pero el equipo neoliberal del MEF, secundado por Produce, las generalizó. Esta "apertura" va a generar enormes perjuicios a la competitividad del país, además una pérdida de ingresos de US$ 500 millones anuales. Y lo peor es que no bajó la inflación.
No solo eso. Cuando en el 2001 se eliminaron los aranceles (12%) y el IGV (18%) a las medicinas contra el cáncer y el VIH-SIDA (Ley 27450), el Ministerio de Salud encontró (en un estudio realizado en el 2005, www.cristaldemira.com, 7/7/2005) que solo el 8% de las medicinas redujo su precio en 20% o más, como se esperaba. El 92% restante no trasladó al público las rebajas. Lo más sorprendente es que el 23% de los medicamentos no solo no bajó, sino que subió de precio.
¿Por qué? Dice el MINSA que debido a la estructura oligopólica: unas pocas firmas controlan el 60 a 70% de la oferta. Lo mismo dice la consultora Maximixe, dirigida por Jorge Chávez. En el análisis de concentración encuentran que en muchas industrias el Índice de Hirchsman Herfindahl (IHH) es superior a 0.18, grado por encima del cual un mercado está altamente concentrado (ver cuadro).
Nótese que en muchos casos el % del mercado de las 2 primeras empresas supera el 70 a 80% (cerveza, aceites, lácteos, transporte aéreo –aquí el IHH aumenta del 2001 al 2006–). Por encima del 60% están los fideos, la harina de trigo, el hierro y acero y el cemento. Recordemos que hace poco se bajó el arancel del cemento de 12 a 0% (para favorecer a Cementos Mexicanos) y el precio no se ha movido (además, el dólar se ha devaluado), lo que quiere decir que Cemex se ha "pegado" a los precios peruanos y se ha embolsado el 12% de la rebaja del arancel.
Ese es el problema: el mercado realmente existente tiene "fallas oligopólicas". Mientras no se toque ese problema, además de otros como las estructuras de comercialización (también oligopólicas) para promover una mayor competencia, cualquier rebaja arancelaria caerá en bolsa rota (como la de Cemex). Y el gobierno comenzará a tomar medidas erráticas, dando varazos de ciego a diestra y siniestra, como ya se está viendo.
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