Privilegios o saqueo de la minería en el Perú: El chantaje de las inversiones

Por: Carlos Bedoya

Sin duda, el boom de los precios internacionales de los minerales de los últimos años, hizo que el Perú sea uno de los países de la región con mayor crecimiento económico; y si bien esto trajo un aumento automático de los ingresos tributaria, las presiones e influencias de los grupos de poder económico y político han logrado una pasividad pública en el campo tributario, por la cual crecimos mucho, las empresas registraron enormes ganancias, en especial las mineras, pero el Perú no cobró lo suficiente. Hoy, con la crisis global en pleno desarrollo, es momento de tomas medidas drásticas.

Y si bien, sin que hayamos hecho nada, los ingresos tributarios se elevaron en cierta proporción con el aumento de los precios de las materias primas que exportamos, hemos perdido la opor­tunidad de generar fondos millonarios para financiar el bienestar del pueblo o por lo menos estar preparados ante los vaivenes de la economía mundial sin tener que recurrir al endeudamien­to externo. En los últimos años, no ha habido ninguna política seria en materia tributaria que asegure que el extractivismo por el cual sacamos minerales contaminando el ambiente, nos genere recursos al menos para tener una pensión para los ancianos en extrema pobreza que abundan en el país.

Impuestos indirectos

La recaudación del Estado peruano se fundamenta en tres tipos de impues­tos mayores: Impuesto a la Renta (IR), Impuesto General a las Ventas (IGV) e Impuesto Selectivo al Consumo (ISC). El primero grava las ganancias, tanto de empresas como de personas (im­puesto directo), mientras los otros dos gravan el consumo (impuestos indi­rectos).

El problema es que en el Perú los in­gresos tributarios provienen principal­mente de los impuestos indirectos. Así, el IGV y el ISC aportaron en con­junto el 45.4% de los ingresos tribu­tarios del gobierno nacional en el año 2007 y el 47.6% en el 2008.

Según Humberto Campodónico, la estructura tributaria en el Perú se ha vuelto gradualmente más regresiva porque ha aumentado el peso de los impuestos indirectos. Impuestos indirectos, como el IGV, pueden ser de carácter regresivo si los montos pagados por un contribuyente no guardan relación con su capacidad económica.

De tal manera que, a menudo, el monto que debe pagar una persona pobre por concepto de impuestos indirectos, como el IGV, es mayor en proporción a su ingreso, en comparación a lo que paga una persona no pobre. Elfo es particularmente grave en el caso de bienes y servicios de primera necesidad como los alimentos, los cuales constituyen una parte sustancial del gasto de las personas pobres.

Exoneraciones

Sorprendentemente, y pese a la endémica escasez de recursos que padece el Estado peruano, anualmente se pierde un considerable volumen de ingresos potenciales, como consecuencia de una multitud de exoneraciones tributarias otorgadas a diversos sectores y actividades.

En el año 2009, el Ministerio de Economía y Finanzas ha estimado que el costo fiscal de estas exoneraciones ascendió nada menos que a 7 mil 430 millones de soles en potenciales ingresos que el Estado dejo de percibir, b que equivale a casi el 2% del Producto Interno Bruto.

Las trampas de la minería

Uno de los elementos que agrega complejidad al sistema de recaudación en el Perú es la existencia de los llamados "regímenes especiales", creados con el fin de alivianar y simplificar el cumplimiento de las obligaciones en materia tributaría de determinados  sectores.

El origen inmediato de los regímenes económicos existentes se encuentra en los años 90, cuando mediante la Ley de Incentivos a la Inversión Priva­da, el gobierno del hoy preso Alberto Fujimori, estableció el marco para laintroducción de los convenios de es­tabilidad tributaria entre el Estado y los inversionistas, en los que el Estadose compromete a acordar y respetar unaa serie de beneficios espécialmente tributarios, a cambio de un compro­miso de inversión de la contraparte privada.

Esto hizo que entre 1998 y 2001 la recaudación conjunta del Impuesto a la Renta de Tercera Categoría (empresas) y del IGV Interno represente en promedio 3.5% del total de las exportaciones mineras, porcentaje que sube a solo 6.9% durante 2002-2006, no obstante el boom de los precios internacionales, reflejando la ventaja de que disfrutan las empresas mineras ante el Estado, al haber podido congelar sus tasas de tributo. Más grave aún, estos convenios de estabilidad han sido interpretados como mecanismos que otorgan absoluta e indiscriminada inmunidad, no solo contra nuevos tributos, sino también contra otros tipos de contribuciones, tales como las regalías. Numerosas empresas mineras se han eximido del pago de las regalías mineras (Ley 28258), protegiendo inversiones y proyectos materia de los contrato de estabilidad tributaria.

Se ha estimado que desde junio del 2004. ciando se inicia la obligación legal del pago de regalías mineras hasta el 2006, el Estado peruano dejó de percibir recursos por un monto de US$ 357 millones debido a que las principales empresas mineras no pagaron regalías amparándose en la “estabilidad administrativa”

En los últimos años, nó ha habido ninguna política. seria en materia tributaria que asegure que el extractivismo por el cual sacamos minerales contaminando el ambiente, nos genere recursos al menos para tener una pensión para los ancianos en extrema pobreza que abundan en el país.

Convenios

Igualmente, los convenios de estabilidad tributaria se han usado de manera cuestionable para perpetuar beneficios tributarios que han sido ya derogados por el Estado -peruano debido a su elevado costo fiscal. Tal es el caso de la "Reinversión de Utilidades", mecanismo que permitía a las empresas mineras deducir de su pago del impuesto a la renta aquellas utilidades que reinvertían en nuevos proyectos. Por ejemplo Antamina logró la reducción de impuestos de no menos de 270 millones de dólares pese a que dicha empresa minera registró entre el 2006 y el 2009 utilidades de más de 6 mil 300 millones de dólares.

Finalmente, en reacción a las enormes ganancias registradas por el sector minero en los últimos años, a consecuencia del auge de los precios internacionales de los metales, diversos sectores de la población y algunos partidos políticos impulsaron la idea de cobrar un impuesto a las sobreganancias mineras. Sin embargo, el gobierno, a pesar que haber ofrecido en su campaña electoral aplicar ese tributo, se negó a gravar las sobreganancias, prefiriendo negociar en el 2007 un "óbolo minero" voluntario, que las mismas empresas mineras controlarían y que sería dedicado a proyectos de inversión en sus zonas de influencia ?e los más de 14 mil millones de soles que se llevó la gran minería en el 2007 como utilidades, nos dejó apenas 517 millones como limosna. Lo que debió ser un ingreso se convirtió en una donación privada.

Dato

Beneficios  de la minería

La Minería es uno de los sectores que más se ha beneficiado con los convenios de estabilidad jurídica recibiendo los siguientes beneficios:

a) Estabilidad del régimen tributado al momento del contrato. Dicha estabilidad se asociaba al impuesto a la renta, a la distribución de utilidades y/o a la transferencia de divisas.

b) libre disponibilidad de divisas.

c) No trato discriminatorio.

d) Estabilidad del régimen de contratación laboral.

e) Deducción de impuestos por gastos de infraestructura pública.

 

Tomado de Línea, Suplemento del diario  La Primera, domingo, 27-06-2010.

 

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